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  • 500 días de resistencia: el conflicto de Fademi y la lucha por la dignidad laboral

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 28/12/2025 05:20

    500 días de resistencia: el conflicto de Fademi y la lucha por la dignidad laboral Entre deudas y necesidades, los trabajadores despedidos transformaron la noche festiva en un símbolo de lucha: una Navidad distinta, marcada por la tristeza, pero también por la unidad y la esperanza de que la justicia se haga efectiva. Domingo, 28 de Diciembre de 2025, 5:17 Por Sandra Insaurralde Tras más de 500 días de acampe frente a la planta de Fademi, los trabajadores despedidos reclaman el cumplimiento de un fallo judicial que ordena su reincorporación o el pago de las indemnizaciones correspondientes. EL ARGENTINO dialogó con el delegado de los trabajadores y con Martín Gómez, Prosecretario Gremial del Sindicato Químico y Petroquímico de Zárate, quienes relatan la dureza de la resistencia, la ausencia de respuestas políticas y la solidaridad que sostiene la lucha. Otra Navidad, una muy triste El conflicto de Fademi lleva ya más de 500 días de acampe frente a la fábrica larroquense. En el marco de la celebración por Navidad, en la puerta de la planta de baterías, con cubiertas, los trabajadores despedidos crearon un árbol navideño que intervinieron para denunciar su situación laboral. En el árbol se leen palabras como "ratas, enfermedad, emplomados, mafia, estafa, hambre, pobreza, miseria, injusticia, mentiras, corrupción, deudas, abusos, discriminación, persecución, se creen impunes, que muestran un poco estos días del acampe, de resistencia y la lucha de los trabajadores. Son 37 familias que permanecen en la puerta de la planta, reclamando lo que la justicia dictó el 10 de enero: la reincorporación de 25 trabajadores despedidos por ejercer su derecho a huelga, o en su defecto, el pago de las indemnizaciones que les corresponden. En diálogo con EL ARGENTINO, el delegado de los trabajadores Ignacio Gervasoni expresó: Hoy permanecemos en un acampe de hace más de 500 días. Tenemos 37 compañeros despedidos, venimos exigiendo desde el principio que se cumpla con un fallo judicial, que se cumpla con la Ley. En relación a estos días festivos, el delegado afirmó: Cada día se pone más difícil, nuestros compañeros están pasando necesidades, las familias y los niños también. Pasamos una segunda Navidad muy triste, pero no vamos a dejar de resistir. La imagen es contundente: familias enteras atravesando dos fiestas consecutivas en la calle, sin obra social, acumulando deudas y sin acompañamiento de los gobiernos municipal ni provincial. La justicia dicta, la empresa desobedece El fallo judicial exige reincorporar a los trabajadores mal despedidos. Sin embargo, la empresa Fademi se niega a cumplir. Martín Gómez, Prosecretario Gremial del Sindicato Químico y Petroquímico de Zárate, relató a EL ARGENTINO: La empresa no cumple con un fallo de la justicia federal. Tiene que reincorporar a 25 trabajadores que fueron mal despedidos, pero ya dijo que no lo va a cumplir. Mientras tanto, paga una multa millonaria por día, pero sigue sin dar respuesta a las familias, explicó Gómez. La paradoja es evidente: una empresa que prefiere pagar multas antes que reconocer derechos laborales básicos. La falta de intervención política agrava el escenario, dejando a los trabajadores en un limbo que se extiende por más de un año y cuatro meses. El delegado de los trabajadores fue categórico, Ignacio Gervasoni hizo referencia a la indiferencia oficial: Nunca desde el gobierno municipal ni provincial se acercaron a ver cómo se encuentran estas familias, ni siquiera intentaron intervenir para que la empresa cumpla con lo que debe cumplir. La denuncia expone un vacío institucional que profundiza la crisis. Los trabajadores remarcan que el fallo judicial es público y cualquiera puede verificarlo en la página de la justicia. Sin embargo, la falta de voluntad política convierte la resistencia en un acto de supervivencia. Hemos hablado con muchos políticos de la provincia de Entre Ríos, hasta hablamos con el cura del pueblo porque esta gente, la familia De Miguel, accionista de la firma, son muy creyentes y van todos los domingo a misa, pero dejan tirada a 37 familias. Décadas de trabajo, un despido injusto El conflicto no solo afecta a jóvenes trabajadores, sino también a quienes dedicaron décadas de su vida a la fábrica. Martín Gómez relató con indignación: Tenemos gente de 30 años en la fábrica que echaron con una mano delante y otra atrás, sin pagarles un peso. Esa gente quiere volver a trabajar, porque lo que sabe hacer es trabajar toda su vida laburando en la fábrica. La historia de estos trabajadores refleja la crudeza de los despidos: no solo se les arrebató el salario, sino también la identidad construida en torno al trabajo. Ante la ausencia de respuestas institucionales, la solidaridad gremial se convirtió en el sostén principal. El sindicato acompaña con asesoramiento legal y con ayuda material: "Estamos entregando un bolsón de mercadería una semana y un bolsón de carne la siguiente para ayudar a las 37 familias que la están pasando muy mal. Además, se organizaron en todas las fábricas químicas, colectas internas para sostener económicamente a las familias. Estamos dando 700 u 800 mil pesos a cada uno, con lo que juntamos entre los compañeros. Es lo que tenemos para sostenerlos, porque la empresa no paga nada. La gente está dispuesta a seguir peleando, aunque el tiempo pase y no haya respuesta, señaló Gómez. La resistencia se sostiene en la unidad: Se cae uno, los demás lo levantan. Son un bloque de compañeros siempre unidos. Nosotros queremos que esto termine, que los muchachos vuelvan a trabajar o que se les pague lo que corresponde, describió el dirigente gremial. El relato de los trabajadores pone en evidencia el costado humano del conflicto. No se trata solo de salarios o indemnizaciones, sino de vidas enteras atravesadas por la incertidumbre. La imagen de familias enteras celebrando las fiestas en la puerta de una fábrica vacía es un símbolo de la desidia empresarial y política. El caso Fademi expone una contradicción profunda: una justicia que dicta fallos, una empresa que los desobedece y un Estado que no interviene. Mientras tanto, 37 familias sostienen un acampe que ya superó los 500 días, con la esperanza de recuperar lo que les corresponde: trabajo, dignidad y futuro. 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