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  • Mirando al 2027

    » El Esquiu

    Fecha: 28/12/2025 04:28

    Apuntes del Secretario Mirando al 2027 La pregunta es simple. Luego de que Javier Milei rompiera los esquemas de la política tradicional para quedarse con la presidencia, ¿podría suceder que otro outsider lo desbancara en 2027? Ante la crisis de los espacios políticos tradicionales, no parece descabellado que la oposición busque por afuera al rival libertario, pero no parece sencillo. El periodista Sebastián Iñurrieta analizó a fondo el tema en un interesante artículo publicado por Letra P, y señala rápidamente que la respuesta corta es no, según coinciden analistas. Pero aclara: siendo Argentina, tierra de mil matices que desafía toda lógica, hay que dejar la puerta apenas abierta para tropezarse dos veces con la misma piedra. Apunta que el libertario llegó al poder construyendo no sólo una candidatura sino también un espacio político en tiempo récord, tomando al pie de la letra la recomendación de Cristina Fernández de Kirchner de armar un partido y ganar las elecciones. La atomización de una oposición que quedó grogui con el resultado de las legislativas 2025, como boxeador ante un uppercut inesperado, abrió paso a una búsqueda individualista del futuro contrincante, sin plantear aún construcciones colectivas que demandan más tiempo. A poco de arrancar 2026, donde se escribirá el prólogo de las elecciones presidenciales, asoman más nombres propios que siglas partidarias. Durante diciembre, Dante Gebel promocionó, con mucha ayuda del ecosistema mediático que jugó a mostrarse sorprendido, su show Presidante como si fuera un globo de ensayo de una candidatura real. Un sector evangelista lo auspicia, con ayuda de algunos electrones sueltos del peronismo y del exlibertario Eugenio Casielles, quien junto a Ramiro Marra apostaron en 2021 a otro experimento electoral: Milei. El pastor evangelista devenido influencer espiritual se posiciona como una antítesis mileísta desde lo moral, sin confrontar con el modelo económico libertario, pero sí con las formas de Milei, en una narrativa religiosa donde existen tanto el cielo como el infierno. Durante todo 2026 agendó presentaciones en el exterior. Los streamers Un año después de que Daniel Hadad pronosticara que el próximo presidente saldrá de las redes sociales, Tomás Rebord llenó un Movistar Arena para cerrar la temporada de Hay algo ahí. Quince mil personas antimileístas colmaron el templo de los cierres de las campañas libertarias. El mismo Hadad no dudó en poner a Rebord en una futura lista presidencial para 2027. También apostó por una candidatura del Gordo Dan. La cancha de Argentinos Juniors fue el escenario del festival de Gelatina, otro fenómeno surgido de un streaming, con Pedro Rosemblat a la cabeza. Pareja de Lali Espósito, habitual blanco del ataque presidencial y violencia libertaria resumida en el apodo Lali Depósito, que ella respondió con cinco fechas en Vélez este año y un River anunciado para 2026, el conductor amagó en 2023 con ser candidato a jefe de Gobierno porteño por el espacio de Juan Grabois. El propio Grabois, devenido hoy una piedra en el zapato del camporismo, es a su manera un outsider de izquierda, casi una antítesis de Milei, en este caso ideológico, no sólo moral como Gebel. Fue de los que mejor negoció su participación en Fuerza Patria, bajo amenaza de romper, e ingresó a Diputados. Javier Milei, ¿hay uno solo? Si a Milei le va bien, en 2027 la oposición no la tendrá fácil para evitar su reelección. ¿Y si le va mal? Es probable que el fracaso de un outsider no traiga otro outsider sino un insider, reflexiona Juan Courel, exresponsable de la campaña del Frente de Todos y presidente de Alaska Discurso y Estrategia. Puede pasar que la experiencia de Milei nos traiga un político profesional, añade. Coindice con el análisis Lucas Romero, director de Synopsis Consultores. Si Milei llega al 27 con problemas de competitividad, lo más probable es que la gente no busque otro outsider. Aparecería una demanda de experiencia para reemplazarlo. Algo parecido esgrimió el diputado Santiago Cafiero al promocionar la candidatura legislativa del experimentado Jorge Taiana: A la antipolítica se le gana con la política. El excanciller fue de los pocos que intentó darle un marco teórico a un armado de listas condicionado por la interna peronista. A pesar de lo que las elecciones de septiembre hicieron creer, octubre de 2025 no marcó el fin del crédito de Milei. Una rendija deja Mario Riorda, reconocido profesor y politólogo: Un outsider suele ser una expresión de algún nivel de cansancio, de hastío con el sistema político, sea estable o inestable, da lo mismo. Por lo tanto, sí es factible que a un outsider que representó literalmente un castigo al sistema político, si no funciona adecuadamente en términos de expectativas, también le pudiera hacer surgir otro outsider que le compita. No obstante, completa la idea: Es bastante difícil, poco probable. La clave es que quien representa todo lo contrario a Milei no es un radicalizado, sino un moderado. Un outsider estatista, feminista y latinoamericanista no necesariamente es un opuesto a Milei, sino que puede serlo un insider con formas más convencionales y con trayectoria política, una figura más gris. Podría ser un activo para el peronismo, un outsider que ayude a reconciliar al peronismo con la sociedad. Rebord y Rosemblat pueden levantar la mano. Todavía no lo hicieron. Recuerdos Se cumplen 35 años del indulto que el ex presidente Carlos Saúl Menem firmó en beneficio de las ex autoridades de la última dictadura militar que habían sido condenados a prisión en el Juicio a las Juntas de 1985, como así también al líder de la organización Montoneros, Mario Firmenich. A poco más de cumplir un año de gestión, Menem sancionó seis decretos presidenciales en los cuales exoneraba tanto a militares condenados por delitos de lesa humanidad como a algunas autoridades guerrilleras. Esos decretos fueron los últimos papeles que el entonces mandatario firmó para concluir los procesos de liberación de las cúpulas militares y guerrilleras que habían actuado durante la última dictadura militar y gran parte del gobierno democrático de Raúl Alfonsín. El más importante fue el 2741/90, ya que indultaba los comandantes Jorge Videla, Emilio Massera, Roberto Viola, Orlando Agusti y Armando Lambruschini, como así también a los generales Ramón Camps y Ovidio Riccheri, todos condenados a prisión en el histórico Juicio a las Juntas que se celebró en 1985. Otro de los decretos que Menem firmó fue el 2742/90, el cual indultó al líder de Montoneros, Mario Firmenich. La mayoría de sus ex compañeros ya habían sido indultados un año antes por el decreto 1003/89. El resto de los beneficiados fueron José Martínez de Hoz, Guillermo Suárez Mason y Norma Kennedy. Se considera que los decretos de 1989 y 1990 son la finalización de las políticas de Leyes de Perdón o Leyes de Impunidad (según defensores y detractores, respectivamente) que comenzó Alfonsín con el envío y sanción en el Congreso de las leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida (1987). En el medio, los levantamientos de militares carapintadas en 1987, 1988 y 1990 habían causado pánico en la sociedad argentina. La idea de Menem, según explicó, era pacificar el país; pero nada cambió y los odios y rencores de los 70 siguen vigentes -de un bando y otro- al día de hoy. El Esquiú.com

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