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» Elterritorio
Fecha: 28/12/2025 02:53
Actualmente forman parte del club Champagnat Una pasión que despierta sueños y sacrificios La Unión Argentina de Rugby (UAR) profundiza su conquista a lo largo del país gracias a su eficaz programa de seguimiento que busca captar los talentos para luego insertarlos a la élite nacional. El crecimiento sostenido se dio a lo largo de estos últimos diez años y Misiones no fue ajeno con constantes convocatorias de jugadores en distintas categorías formativas de Los Pumas. Pero lo cierto es que el nivel competitivo de la provincia a nivel clubes sigue estando por debajo de la media nacional, lo que obliga a emigrar para crecer. Así ocurrió con Lucas Pesoa y Benjamín Fernández, dos talentos posadeños que se instalaron en Buenos Aires para seguir alimentando sus sueños. Ambos tienen 19 años y se criaron en la chacra 150 de Villa Cabello, a pocas cuadras del club Capri. Es decir que el deporte ya tocaba la puerta desde muy temprana edad. Empecé en esto gracias a un profesor de educación física que fue a visitar el colegio Verbo Divino y dio una clase de rugby. Me gustó, además tenía un amigo que entrenaba en el Capri quien me facilitó para que haga una semana de prueba; ahí me quedé cinco años -desde los 13 a los 17-, recordó Benja. Algo similar a lo que ocurrió con Lucas: Arranqué a los 15 años y también llegué al Azzurro porque tenía un amigo que estuvo un mes convenciéndome (entre risas) hasta que un día le dije a mi vieja que quería jugar al rugby. Fue una semana de prueba y me gustó, me trataron muy bien. De ahí no paré más a pesar de que mamá no quería saber nada. La adaptación fue rápida pero no así la competencia, sobre todo al llegar a la M19 que por cuestiones organizativas de la Unión Misionera (Urumi) se decidió dejarla a un lado. Así, mirando para afuera y gracias a los contactos de Gustavo -padre de Lucas- el club San Patricio de Corrientes apareció como alternativa. Eso sí, para poder jugar ambos debían recorrer 1.200 kilómetros por semana, más específicamente los jueves (entrenamiento) y sábados (competencia). El año pasado arrancamos con siete equipos en Capri y los pronósticos eran muy buenos. Pero en un mes pasamos a cinco, a la semana a cuatro y así llegamos a dos equipos. Era prácticamente jugar como con los amigos del barrio en la M18, agregó Lucas, quien también se refirió al paso por la vecina provincia: Así fue que el entrenador Javier Balbuena y mi viejo hicieron contacto con el club correntino San Patricio. Al principio nos propusimos ir siete personas entre semana y los días de partidos. Allá es un poco más serio. Hay más compromiso de todo tipo. Fuimos jueves y sábados hasta que cumplí 18 años y me incorporé al plantel superior, por lo que tuve que ir tres veces por semana. Recuerdo que debuté y fue un sacrificio enorme por el viaje de ida y de vuelta de seis horas en total, además de los estudios. Ya con la edad de 19 años apareció la oportunidad de escalar en Buenos Aires, más precisamente en el respetado club Champagnat de Pilar (que este año está instalado en el Top 14 -primera A-). Una vez confirmados por la dirigencia del Champa, se mudaron a la tierra de las oportunidades con los estudios secundarios culminados. Empezaba la nueva etapa, la que tanto esperaron, ya con sus puestos definidos: Pesoa como pilar y Fernández como wing. Una vez en Buenos Aires el rugby cambió totalmente. Fue como subir tres escalones de competencia, dijo Lucas, a lo que Benja coincidió entre risas: Él fue a probar y yo ligué de rebote. Quedé y empezó otra historia. Hoy en el club estamos asentados pero la competencia es salvaje. Para llegar a primera hay que pasar por las divisionales (Pre A y Pre C, por ejemplo) y la intermedia. Además la M19 también tiene divisiones. Es una guerra constante porque si te descuidás por cualquier motivo, como una mínima lesión, viene otro y te saca el puesto. Todo esto te motiva, describió Pesoa, quien es apodado el Gordo y ya fue entrenado por los ojeadores de la UAR. Tuve una concentración de primeras líneas en la Casa Puma junto a la selección argentina de divisiones menores. Obviamente fui, por lo que estuve una semana y media entrenando con ellos. Este año hubo una concentración grande de 110 chicos de todo el país en Carlos Paz. Hoy estoy peleando un lugar y pensando a futuro. La UAR te hace un seguimiento minucioso con nutricionistas, trabajos de gimnasio y aprendizaje. Además hay varias opciones de competencia para probar los proyectos, cerró Lucas. Benja, por su parte, sabe que el sacrificio tiene que ser total si quiere cumplir su sueño: Me gustaría tener alguna convocatoria a Los Pumitas. Aspiro a vestir la camiseta de Argentina, en 15 o en Seven. Además, uno de los objetivos de cualquier carrera es jugar profesionalmente al rugby en otro país y poder vivir de eso. Hoy cada uno está poniendo de su parte para lograr algo, se aventuró. Los dos proyectos de la tierra colorada ya fijaron el rumbo y hoy están enfocados en lograrlo. De hecho trabajan en una empresa de ventas mayorista y sólo piensan en la ovalada. El sacrificio no falta.
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