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» El Zonda
Fecha: 27/12/2025 21:08
Mientras la ciudad se prepara con compras y luces, en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, ubicada en la esquina de San Luis y Estados Unidos, la Navidad se vive diferente. No hay mesas lujosas ni vajilla refinada, pero sí platos calientes y sonrisas sinceras acompañan a quienes más lo necesitan. Tres veces por semana, este comedor abre sus puertas a personas en situación de calle. Cada martes, el Movimiento Círculo de Juventud asume la cocina bajo la coordinación de Laura Fernández y Andrés Vega, quienes muchas veces financian la iniciativa con recursos propios para garantizar la continuidad de la tarea solidaria. Entre 100 y 150 personas reciben allí una cena completa, postre y un paquete con alimentos para el desayuno del día siguiente. El martes previo a Navidad fue una jornada especial. El menú festivo incluyó tallarines con tuco, empanadas donadas por un benefactor anónimo y ensalada de frutas aportada por la empresa Katsuda Plásticos. Además, cada comensal se llevó un pan dulce y un budín para disfrutar en la noche de Navidad. La cadena solidaria se fortaleció con la contribución de familias y escuelas locales. Las madres y niños de la salita de 5 años del Colegio Juan Fanzolato entregaron 56 panes dulces, juguetes y ropa. También colaboraron las madres y docentes del Colegio de la Medalla Milagrosa, con 100 budines y 45 panes dulces. Laura Fernández mantiene vínculos con ambas instituciones, fruto de su trayectoria como docente. Los aportes económicos permitieron adquirir fideos y carne para el guiso. En este espacio, nada se desperdicia: todo se convierte en alimento, alivio y dignidad. Lo que ocurre cada martes en la Capilla Nuestra Señora de la Paz no es asistencialismo, sino un acto de comunidad. Un compromiso que, con esfuerzo y corazón, garantiza que quienes viven sin techo tengan una Navidad más cálida, digna y llena de esperanza. Porque el verdadero espíritu navideño se encuentra en un plato servido con respeto y amor.
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