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» Mdzol
Fecha: 27/12/2025 15:03
La selectividad en las inversiones será una de las improntas de 2026. Al menos, eso es lo que se entiende del informe Perspectivas 2026: Estrategias de Inversión, realizado por IOL Inversiones. El contexto internacional continúa ofreciendo oportunidades en renta variable, especialmente ligadas a la inteligencia artificial, mientras que en Argentina se abre una etapa de mayor estabilidad macroeconómica, aunque con precios que ya reflejan buena parte de las expectativas positivas, con el sector de Oil & Gas como vector principal del crecimiento. En el frente internacional, el mercado estadounidense continúa liderando el apetito por riesgo, aunque desde niveles históricamente elevados. El S&P 500 opera con un ratio precio/ganancias cercano a 29 veces, un valor que lo ubica en el percentil 85 de los últimos 35 años. Para los inversores, esto implica que gran parte de las buenas noticias ya se sumaron a precios. Sin embargo, el informe identifica factores estructurales que sostienen estas valuaciones: la Reserva Federal avanzó con tres recortes consecutivos de tasas y el mercado descuenta al menos dos nuevas bajas en 2026, un entorno que históricamente favorece la renta variable y reduce el atractivo relativo de los activos más conservadores. A este marco monetario más laxo se suma una mejora sostenida en los beneficios corporativos. Las estimaciones de ganancias del S&P 500 para 2025 se revisaron al alza, desde un crecimiento del 7,7% hasta el 13%, y para 2026 se espera nuevamente una expansión interanual del 13%. De concretarse, sería el tercer año consecutivo con subas de doble dígito de las ganancias, muy por encima del promedio histórico de la última década, que se ubica en 8,6%. Para los inversores, este punto es central: sin crecimiento de utilidades, las valuaciones actuales serían difíciles de sostener. La inteligencia artificial como motor de la economía El motor principal de esta dinámica es la inteligencia artificial. El informe destaca que el ciclo de inversión en IA no solo se mantiene vigente, sino que continúa acelerándose, con impactos concretos en productividad, eficiencia operativa y márgenes empresariales. El sector tecnológico explicó el 36% de las ganancias del S&P 500 en los últimos 12 meses y concentró el 56% del aumento en la inversión de capital. Para los inversores de largo plazo, este dato refuerza la idea de que la IA no es un fenómeno especulativo de corto plazo, sino un cambio estructural que atraviesa a múltiples industrias. No obstante, IOL advierte sobre la necesidad de diferenciar dentro de cada sector. Durante 2025, algunas compañías vinculadas a la IA registraron fuertes correcciones tras presentar balances. Casos como Oracle o Broadcom reflejan el riesgo de operar con valuaciones demasiado dependientes del crecimiento futuro. Aun así, el informe subraya que, a diferencia de la burbuja tecnológica de los años 90, la inversión actual en data centers y capacidad de cómputo se financia mayormente con caja propia y no con endeudamiento excesivo, lo que reduce los riesgos sistémicos. El verdadero foco de atención para los inversores pasa por la alta interdependencia dentro del ecosistema de la IA. Las alianzas entre desarrolladores de modelos, fabricantes de chips, proveedores de infraestructura y empresas de cloud generan una red compleja de compromisos de largo plazo. Inversiones cruzadas y contratos multimillonarios, como los acuerdos entre Nvidia, OpenAI, TSMC y ASML, muestran una circularidad que puede amplificar tanto los beneficios como los riesgos. En este contexto, la recomendación es clara: evitar apuestas concentradas y priorizar la diversificación dentro del universo tecnológico. Desde una mirada macro, el informe remarca que el crecimiento económico de Estados Unidos se volvió altamente dependiente de la inversión en tecnología. Durante el primer semestre de 2025, la inversión empresarial vinculada a la IA habría explicado hasta la mitad del crecimiento real del PBI. Para los inversores, esto implica que un freno abrupto en este sector tendría consecuencias macroeconómicas relevantes, un riesgo que la propia administración Trump buscará evitar. En este marco, las devoluciones impositivas previstas para comienzos de 2026, por unos 150.000 millones de dólares, funcionarían como un estímulo transitorio al consumo y un amortiguador para la actividad. Cómo incide la guerra comercial La geopolítica agrega otra capa de análisis. La guerra comercial iniciada en 2025 aceleró una carrera tecnológica entre Estados Unidos, China y Europa, con un mayor involucramiento estatal a través de incentivos fiscales, subsidios y políticas industriales. Para los inversores, este escenario sugiere que los niveles de inversión en tecnología y energía podrían mantenerse elevados durante más tiempo del que hoy descuenta el mercado, reforzando oportunidades en sectores vinculados a la innovación y a los insumos estratégicos. En el universo de commodities, el informe identifica un contexto estructuralmente favorable. La baja de tasas a nivel global, combinada con una mayor demanda de metales estratégicos para la transición energética y el desarrollo tecnológico, sostiene precios elevados. Si bien IOL adopta una postura neutral respecto al oro tras los máximos históricos alcanzados en 2025, se muestra optimista con el cobre, cuyos precios se ubican en mínimos de la última década pese a su rol clave en la infraestructura eléctrica. Para carteras diversificadas, este metal aparece como una alternativa interesante de mediano y largo plazo. Oportunidades en la Argentina En el plano local, las perspectivas para los inversores mejoran, aunque con matices. La economía argentina mostró una recuperación en 2025, con un crecimiento acumulado del 5,2% en los primeros nueve meses del año. Para 2026, IOL proyecta una expansión cercana al 4%, apoyada en la estabilidad macroeconómica, la mejora de la confianza y un eventual repunte del crédito al sector privado. Sin embargo, el informe advierte que la recuperación será heterogénea y gradual, lejos de un rebote en V. En renta fija, los activos argentinos llegan a 2026 tras un año de alta volatilidad, pero con un rally significativo en el último trimestre. Los bonos soberanos registraron retornos promedio del 15% en 2025, impulsados por la compresión de spreads luego de las elecciones. Hacia adelante, el potencial adicional dependerá de un factor clave para los inversores: la capacidad del Gobierno de acumular reservas de manera sostenible. Un escenario de mejora en el riesgo país podría habilitar nuevas subas, pero el informe señala que gran parte del ajuste ya ocurrió, por lo que el upside es más limitado y exige un enfoque selectivo. Dentro del mercado en pesos, la estrategia inversora se apoya en un escenario de compresión de tasas, mayor liquidez y un proceso de desinflación en marcha. Sin embargo, IOL advierte sobre los riesgos de extender duration en exceso, especialmente ante posibles shocks externos que obliguen al Banco Central a retirar liquidez y generen volatilidad en las tasas de corto plazo. En este contexto, las estrategias tácticas y de corto plazo aparecen como las más adecuadas para perfiles más agresivos. En renta variable local, el informe marca un cambio de paradigma. El Merval deja de moverse exclusivamente al ritmo del clima político y pasa a reflejar cada vez más la realidad microeconómica de las empresas. Para los inversores, esto implica que la selección de activos será clave. Para IOL será el sector de Oil & Gas la clave de la economía local, pese a la caída acumulada del precio del petróleo en 2025. El argumento es estructural: compañías como YPF y Vista Energy avanzan con ambiciosos planes de expansión en Vaca Muerta, con potencial para incrementar significativamente la producción y convertirse en un pilar central de la cuenta corriente argentina.
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