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» Diario Epoca
Fecha: 27/12/2025 20:36
La Hermana Leonor, oriunda de Bella Vista, Corrientes y actualmente de visita en la capital correntina, compartió detalles íntimos de los 13 años que sirvió como cocinera para el Papa Francisco, cuando éste se desempeñaba como Cardenal en la Curia Arzobispal de Buenos Aires. Hoy con 71 años, la Hermana de la Congregación de la Inmaculada de Génova rememoró cómo conoció a Jorge Mario Bergoglio antes de su ascenso, permaneciendo a su lado tras la muerte del Cardenal Quarracino, y sirviendo ininterrumpidamente durante su cardenalato. Sobre Bergoglio dijo "él era exactamente igual como se mostraba: humilde y sencillo", relató la religiosa, quien recuerda que el futuro Papa se levantaba a las 4 de la mañana y dedicaba tiempo a compartir un café con el personal de la Curia, demostrando una accesibilidad constante. La vida cotidiana junto al Cardenal y luego Papa Francisco se caracterizó por una profunda sencillez, incluso en sus hábitos alimenticios. La Hermana Leonor revela que Francisco "comía muy liviano, comía muchas verduras. Un día de la semana comía carne, otro día comía pollo, otro día pescado siempre acompañado por verduras. Y a la noche verduras y compotas de manzana. Era lo más liviano posible. Se cuidaba la salud", resaltó para época. La cercanía siempre presente Más allá de la cocina, la cercanía de Francisco se extendía a gestos humanos: "Siempre fue una persona de recibir y estar con la gente. Y después, incluso cuando se fue (a Roma) cuando ya era Papa, nos llamaba por teléfono a mi mamá y a mí por nuestro cumpleaños", comentó la Hermana, quien trabajó en la Curia por 23 años con tres cardenales. Una anécdota que atesora es un libro que él le regaló y firmó cuando ella se iba temporalmente a la Cumbre Córdoba, a la Casa de las Hermanas. "Es un regalo que lo cuido como oro", confesó. La Hermana Leonor subraya que el legado más grande del Papa es su compromiso con los más vulnerables. Ella fue testigo directo de esta vocación: "Él ayudaba mucho a los pobres. Cuando yo iba al supermercado, él me daba de su plata, no de la Curia, sino de la suya, para comprar y hacer bolsitos para los necesitados". "Cuando era Navidad o Pascua me hacía hacer tres o cuatro ollas, con ensaladas y repartía a las familias pobres", comentó sobre el perfil siempre solidario del Papa. La religiosa también recordó aquel último encuentro con Bergoglio antes de viajar a Roma, "ese domingo antes de irse había comido con nosotros, con todos los que compartíamos el día a día.". Cuando se fue, "lo extrañamos muchísimo por cómo era, su presencia y su acompañamiento. Era comprensivo y muy bueno", destacó la Hermana. En el contexto de las recientes inundaciones en Corrientes, la Hermana transmitió el mensaje central del Santo Padre: "Hay que estar con los pobres porque necesitan mucha ayuda". Y agregó "no le importaba si él se tenía que meter en el agua. Él no viajaba en coche, él viajaba en tren, en colectivo, caminaba. Siempre decía que él era pobre y así siempre fue", dijo la Hermana demostrando con hechos que se identificaba con la pobreza. De vacaciones en Corrientes Como parte de sus paseos por la Ciudad junto a su familia, la Hermana aceptó la invitación del personal del restaurante Pueblera, en La Unidad. Allí se detuvo a saludar, una por una, a las cocineras del Iberá que cada fin de semana sostienen la cocina y la atención al público, y bendijo la imagen de la Virgen de Itatí, protectora de la cocina de Pueblera, retomando un gesto cargado de sentido: en el Arzobispado de Buenos Aires, esa misma imagen había sido llevada a la cocina por el papa Francisco cuando aún era arzobispo. El encuentro se volvió aún más significativo cuando personal de otros locales se acercó espontáneamente para saludarla y conocerla, dando lugar a un momento sencillo y profundamente humano, de esos que quedan en la memoria. Los sabores de la provincia se vivieron en Pueblera, compartidos alrededor de la mesa como expresión viva del espíritu y la identidad que definen al lugar. Redacción de época
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