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  • Casi Tango en Navidad | Analisis

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 26/12/2025 10:40

    Mempo Giardinelli En el Chaco tambien llueve en Navidad, y casi nadie hay a la vista. Por la ventana miro el lento discurrir del rio Negro y siento que este ano hay mucho menos, muy poco para festejar. El Negro fluye como sin darse cuenta porque pasa a metros de mi casa, pocos kilometros antes de desembocar en el riacho Barranqueras que a su vez se diluira en el Parana; y algo que no se que es me recuerda a Buenos Aires en los tiempos de dictaduras y estado de sitio, cuando el toque de queda amparaba cacerias humanas que fueron feroces. Tambien en estos arrabales. El Negro, como lo llamamos todos en el barrio, esta cubierto de camalotes que, seguro, debajo estan sobrados de bichos, todos los bichos imaginables y algunos mas. Esta noche es Navidad y hay en el aire la logica excitacion que vive cada barrio, cada familia, porque Navidad es cuando empieza a terminar un ano. Y asi pasa con los anos todo lo que duele, como ahora en esta Patria que nos arrebatan dia a dia los jueputas votados dizque mayoritariamente. Si hasta los monos caraya de la casa de enfrente andan gritando tan alborotados que dan gusto, mientras uno el que esto escribe para despedir otro tortuoso ano argentino esta meta saludar amigos y amigas y colegas como si fuera un telefono publico de los de antes, cuando se hacian filas para llamar. Ha de ser por eso que no contesta el numero de mi amigo Jorge. Ni el de Laura ni el de Luis. Como si esta Navidad nadie respondiera. De pura malaria, capaz. Dejo de intentar saludos a lo burro y salgo a caminar hacia el centro, pero la ciudad hoy esta inundada como si el Negro y su padre Parana y todos los afluentes que aqui en el Chaco se cuentan por decenas quisieran putear a los cuatro puntos cardinales, como tambien a todo el desastroso abandono fluvial de la Argentina de estos tipos que medio pais voto. Quiero salir de la ciudad inundada y contaminada que ayer bano con aguas sucias a millares de comprovincianos, pero tampoco puedo porque la inundacion es implacable y lenta para rajar. Un par de horas despues marcho al mismo paso cansino pero tenaz de una hora antes, y mojado hasta las verijas me detengo en una estacion de servicio (una YPF a la que en cualquier momento algun cabron libertario le va a cambiar el nombre) y al llegar converso con un camionero que viene de Quitilipi y tambien esta detenido por la inundacion. Son gente laburadora y solidaria, los camioneros, y jamas hacen preguntas porque les gusta escuchar primero, para despues ir conversando de a poquito. El que finalmente acepta llevarme es un gordo de bigotes que parece un Cantinflas obeso. Siempre viaja escuchando radio, me advierte como para que no se me ocurra entablar conversacion, y en cuanto me acomodo alcanzo a oir el final de un noticiero. El gordo cambia de estacion y mientras escoge una en la que Rivero canta Tinta roja dice que barbaridad lo que esta pasando. Y como educada respuesta, quien firma esta melancolia murmura algo que parece un acuerdo, un sonidito imprecisable y durante un buen rato hace silencio porque prefiere escuchar a Rivero completo y afinado sobreponiendose al rugir del motor, que parece que rompe la tarde como una insolencia rodante. Al rato el gordo estacionero confiesa sus ganas de fumar y propone hablar de futbol. Este cronista le sigue la corriente y despues de comentar mediocridades, campanas y corruptelas coincidimos en el temor a pronosticar el proximo Mundial. Despues la lluvia amaina, compro un pan dulce encargado y regreso a casa pensando que soy un senor gordo, muy gordo, tan gordo que para sobrevivir tendria que hacer un regimen a base de hidratos de tristeza y feculas de amor; y despues comer de postre algun dietetico dulce de lagrimas y retomar como pueda la batalla a muerte contra los trigli-cerdos del gobierno nacional y su jodido acido furico. Manana sera otro dia, los caraya y millones de cotorras seguiran rompiendo las siestas, y de regreso a casa yo cruzare el puente sobre el Rio Negro pensando que de alguna manera y mas temprano que tarde el pueblo argentino tambien sabra expulsar tanta mierda para, al menos y de a poco, recuperar la esperanza y empezar de nuevo. (*) Esta columna de Opinion de Mempo Giardinelli fue publicada originalmente en el diario Pagina/12.

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