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» Diario Veloz
Fecha: 25/12/2025 11:42
Una uruguaya de 97 anos revelo que fue espia de Gran Bretana en Argentina durante la guerra de Malvinas Ruth Morton hablo por primera vez de su reclutamiento en un podcast de la BBC. Cual fue su principal tarea y por que la eligieron a ella. Ruth Morton nunca habia contado su historia. Hasta ahora. Es uruguaya, tiene 97 anos y en el pasado sirvio como espia. Y no lo hizo en un conflicto ajeno: trabajo para las fuerzas britanicas durante la Guerra de Malvinas que enfrento a ese ejercito con el argentino. Ruth Morton tenia 53 anos cuando en 1982 la enviaron a espiar submarinos argentinos a la base naval de Mar del Plata. Encontro un lugar perfecto en la parte de abajo de un edificio en ruinas desde donde podia ver todo lo que ocurria a cientos de metros de distancia. Morton eligio al periodista Graham Bound y el podcast BBC Outlook para revelar todo sobre aquella etapa de su vida. Una familia de espias Yo solia decir que era inglesa, reconoce Ruth Morton, que tiene ascendencia inglesa y escocesa, y de chica le inculcaron que solo debia relacionarse con los inmigrantes de su pais. Sus padres, Eddie y Margaret, eran empresario y enfermera, respectivamente. Tenia dos hermanas mayores, Rose Lily y Miriam. Estos nombres seran importantes en su historia. Durante la Segunda Guerra Mundial, Eddie trabajo en las Oficinas Centrales del Ferrocarril de Montevideo, una fachada de la inteligencia britanica en Uruguay. En 1939, los nazis habian invadido Varsovia, y Eddie aportaba lo suyo en tareas de espionaje. Valiendose de su bilinguismo, puso a trabajar a sus dos hijas mayores para que interceptaran mensajes, los tradujeran y los transcribieran. El cafe Oro del Rin era donde se solia reunir el equipo de 8 personas que colaboraba con los britanicos desde Montevideo. En ese momento, Uruguay era uno de los principales proveedores de grano, carne, cuero y lacteos de Inglaterra; el vinculo entre ambos paises tenia que ver principalmente con eso. Fue en ese contexto cuando la contadora de la embajada britanica en Montevideo convoco a Ruth para que siguiera los pasos de su hermana (que ya habia empezado a dar a los once anos, cuando atendia el telefono de su casa y tenia que anotar todo lo que escuchaba. Ruth estaba casada y tenia una hija. Su hermana ahora era su jefa y su nuevo destino, la base naval de Mar del Plata. Era la menos sospechosa de la familia, y le tocaba liderar el nuevo encargo. La espia de los tablones Mi trabajo principal era vigilar el movimiento de tres submarinos, reconoce Morton, en referencia al ARA Santa Fe, ARA San Luis y ARA Santiago del Estero. Una mujer de alias Claire supervisaba todo desde Montevideo. Ruth habia encontrado un hueco debajo de un edificio que le permitia ver todo lo que sucedia en la base desde unos cientos de metros de distancia. Fue durante su estadia en esos pasadizos donde se hizo amiga de un carpincho, un animal al que describe como sociable, viejo y muy amigable que olia muy mal. Solian comer y pasar el tiempo juntos hasta que desde un barco dispararon al sitio en donde estaban y le dieron al animal entre medio de los ojos. Ruth dice que le salvo la vida porque evito que la bala fuera para ella. El lugar era arenoso, sucio y sumamente incomodo porque no habia espacio. Ni siquiera podias sentarte. Me salieron ampollas en las rodillas y codos de tanto arrastrarme, pero fue al principio, luego me acostumbre. Para informar sobre los movimientos de los submarinos, la espia debia tomar dos colectivos hasta un telefono publico y llamar a un contacto argentino, que le daba otro numero para que telefoneara a una segunda persona, que siempre era diferente y tenia acento britanico. En un momento de aprietos, Morton tuvo que acudir a un numero de emergencia que le habian dado para evitar la burocracia. Sobre el hombre que solia atender el telefono, Ruth recuerda: No me gustaba esa persona, yo no le gustaba a esa persona, y finalmente desaparecio. Cuando el conflicto avanzo y Ruth dejo de recibir fondos de inteligencia, la mujer se las tuvo que arreglar para sobrevivir. Por eso emprendio un negocio de venta de gorritos que decian Mar del Plata, que, reconoce, salian como pan caliente. Despues del accidente con el carpincho, su trabajo en tierras vecinas termino. "Claire le ordeno que se fuera. No habia nada que hacer. Me despidieron. En reconocimiento a su trabajo, las fuerzas britanicas le regalaron un bol de plata y un diploma firmado por sus responsables. Un presente que no recibio con simpatia. Me molesto. Porque no queria ningun reconocimiento. Lo hice porque pense que era lo correcto, y no esperaba ninguna retribucion.
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