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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 23/12/2025 14:11
COLUMNA DE OPINIÓN ¡Esas fiestas! ¡Ay como pasó el año! Se escucha repetir una y otra vez. Y sí. Viene pasando una y otra vez. Así, apelamos a la vieja pregunta si “el tiempo pasa, o nosotros pasamos en el tiempo”. Claro que como argumento con mayor sentido común es creer que nosotros pasamos en el tiempo. Primero porque somos finitos y el tiempo parece que es infinito. Pero si somos finitos nunca vamos a comprobar que el tiempo no lo es. O sea… La IA hoy nos explica que “El tiempo es una dimensión constante, una "ruta", y la vida humana son los "pasajeros" que transitan por ella, dejando huellas”. Es cierto que como sujetos que somos tenemos, vaya descubrimiento, una visión subjetiva del tiempo. Volemos bajito Pero vayamos a la realidad. Esa que nos ubica hoy a fines del año 2025, antes de las tradicionales fiestas. Y esa realidad nos lleva a las calles donde van y vienen (o vamos mejor dicho) desesperados para comprar los regalos o mejor dicho para orientar al viejo Papá Noel (por si un menor está leyendo) y también adquirir lo que vamos a cenar en la Noche Buena, el mismo 25 y demás días, porque no, y más aún: lo que vamos a tomar. Recuerdo en este momento el recomendable cuento del genial Luis Landriscina graficando tan claramente el proceder según nuestra idiosincrasia en este tiempo. Otrora También recuerdo que si había regalos a la hora cero del 25 de diciembre era por el “Niño Dios”, la verdad no teníamos conocimientos del hombre barbudo y robusto, vestido de rojo y blanco, que con el tiempo se adueñaría de todos los regalos en todo el mundo. “Pavada de licitación ganó el tipo” reflexionó un amigo. En realidad, que delata mi cronología personal, los regalos se recibían el 6 de enero, “Día de Reyes”. Calculamos que habrá sido por cuestiones presupuestarias ya que no es lo mismo “bancar” a tres tipos en camellos que a uno en un trineo. En fin. No quiero profundizar pero tal como el cuento de Don Luis, no nos pega mucho para nuestra forma de ser un longevo abrigado hasta con guantes, “trineando” sobre la nieve y para colmo ni siquiera se manda algún sapucai, al menos para darle algo de autóctono y no el ridículo ho, ho, ho, que no sé si se escribe así o con la o al principio y la hache al final. Y para colmo, (como dato final y ya dejo tranquilo a Santa Claus) vestido de rojo coincidentemente con los colores de una recontra famosísima gaseosa de origen norteamericano. Ah, a propósito, en EEUU si hay nieve, si hace frío, si viene bien comerse una garrapiñada… la famosa transculturación que nos fue fagocitando de a poquito. En fin, es solo para recordar lo que hacíamos antes, lo que dejamos de hacer y como el tiempo, ese que pasa (¿era así?), nos ha venido cambiando. El tiempo no nos indica que hacer. Somos nosotros mismos los que hacemos con nuestras actitudes, muchas de ellas inducidas (o en un alto porcentaje). Reflexiones nomás. En este tiempo donde nos gusta reflexionar. Felices fiestas y gracias a R2820 por permitirnos expresarnos. *Periodista
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