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» Diario Opinion
Fecha: 19/12/2025 11:46
Sus intervenciones públicas y decisiones procesales no solo resultan inconducentes, sino que parecen alinearse peligrosamente con las maniobras de encubrimiento y ocultamiento de pruebas que vienen siendo denunciadas respecto del accionar de la Policía provincial, la fiscal Alucín y el juez Marcelo López Picabea. Un comportamiento que no resulta novedoso: estas maniobras ya se vieron en el narcoescándalo de Blanca Denis y Edgar Pérez, convertido en el mayor caso de narco-protección política, judicial y policial que recuerde la historia reciente de Formosa, donde los poderosos quedaron libres, los que secuestraron la droga detenidos, el que invesigaba (Oficial Federico Romero) "ahogado" y las responsabilidades se diluyeron. Allanamientos tardíos, detenciones exprés y un relato armado Pessolano y Ojer impulsaron allanamientos una semana después de la desaparición de Xiomara, cuando ya estaba claro que no había sido ese el último lugar donde estuvo la joven. Aun así, se avanzó contra la familia de quien fue presentado mediáticamente como un "noviecito", se detuvo a un menor y a su padrastro, y se los imputó con una ligereza alarmante. ¿La prueba? Un testimonio trucho, indirecto, inconsistente, del tipo "me contaron que escuché que dijeron", aportado a la Policía para sostener la hipótesis de una sobredosis en una supuesta fiesta. Ese relato policial, único sustento de las detenciones, se derrumbó por completo con la llegada de las últimas pericias forenses. La autopsia demolió la mentira Las propias declaraciones de Pessolano y Ojer terminaron confirmando lo que la autopsia dejó en evidencia: Xiomara no murió por sobredosis. Fue asesinada. Murió desangrada por una herida corto-punzante en la zona cervical. La pericia forense contradice de manera absoluta todo el relato policial y aniquila la única "prueba" que mantiene detenidos a dos inocentes. Aun así, los abogados no centraron su discurso en exigir la liberación inmediata de los falsamente imputados ni en reorientar la causa hacia los verdaderos responsables. Declaraciones desopilantes y cortinas de humo Lejos de eso, tras una conferencia frustrada —donde la madre de Xiomara tenía mucho por explicar— ambos abogados optaron por el show mediático. Daniel Ojer, quien se presentó sin pudor como "gildista, peronista, militante de El Modelo y candidato de Gildo Insfrán", anunció como si se tratara de un hallazgo revelador que a Xiomara "la mataron en vida y a traición". Una frase tan rimbombante como vacía: no existe otra forma de matar que no sea en vida. Pero lo más grave llegó después. La "teoría del tendedero" Con el testimonio falso ya destruido por la autopsia, el doctor Jorge Pessolano ensayó una nueva maniobra: afirmó que en la casa de uno de los detenidos se encontró un tendedero de ropa de alambre y, como el cuerpo de Xiomara tenía manos y piernas atadas con alambre, sostuvo sin ruborizarse que eso "complicaría la situación procesal de los detenidos y hasta de su lorito Piper". La escena roza el absurdo: ¿Presos por tener un tendedero? ¿Esa es ahora la "prueba" para sostener una prisión preventiva? Mientras tanto, narcos con kilos de droga en Formosa jamás pisaron una celda. Lo que no quieren investigar A ninguno de los dos abogados parece preocuparle: – lo que sostiene el padre de Xiomara, que desde el inicio apuntó contra la madre – la declaración de la prima Victoria Elena Díaz, quien confesó que Xiomara realizaba tareas de acompañamiento y recibía transferencias de hombres a un Mercado Pago vinculado al Gmail de Patricia Acosta, – ni el hecho de que el celular de la madre, con mensajes y movimientos financieros, esté en manos de la Policía. Ahí estaba —o está— la verdad. Pero nadie la mira. El mismo libreto, la misma impunidad El derrotero del caso Xiomara empieza a parecerse demasiado al del narcoescándalo de Blanca Denis y Edgar Pérez: – poderosos protegidos, – pruebas ocultas, – testigos armados, – inocentes presos, – y quienes investigan, perseguidos o muertos. La pregunta ya no es retórica: ¿A quién están protegiendo Pessolano y Ojer? ¿Por qué avalan la detención de perejiles mientras los verdaderos responsables siguen libres? Si este es el camino del llamado Modelo Formoseño, la historia demuestra que no conduce a la verdad ni a la justicia, sino a la impunidad sistemática.
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