19/12/2025 14:06
19/12/2025 14:06
19/12/2025 14:05
19/12/2025 14:05
19/12/2025 14:04
19/12/2025 14:03
19/12/2025 14:03
19/12/2025 14:02
19/12/2025 14:02
19/12/2025 14:02
» Clarin
Fecha: 19/12/2025 10:36
Fervor Brasas Fervor Brasas Bistró de carnes, pescados y mariscos a la brasa Posadas 1519, Recoleta, CABA Teléfono 4804-4944 Horario Lunes a domingos de 12 a 15:30 y de 19:30 a 24 horas. Instagram @fervorbrasas Precio del cubierto promedio $ 60.000 (con servicio incluido y sin bebida) $ 60.000 (con servicio incluido y sin bebida) El perfil del sabor de la carne vacuna es el resultado de una interacción extremadamente compleja entre muchos factores. Un revuelo goloso entre proteínas valiosas, minerales y grasa. Raza del animal, tipo de alimentación, técnicas de conservación de los cortes y métodos de cocción son algunos de los ladrillos necesarios para construir el gusto de este alimento. No es un tema menor en esta etapa de la gastronomía contemporánea. Muchos comensales buscan carnes que expresen un entramado de sutilezas organolépticas cuya fusión se transforme en bocados complejos, sorprendentes y umami. Un ojo de bife de raza Angus es completamente diferente a otro de Wagyu. El primero es jugoso, intenso y de sabor vibrante. El segundo es mantecoso, avellanado, “dulce” y de terneza extrema. Los factores genéticos responsables de cantidad, calidad y distribución de la grasa intramuscular juegan un rol decisivo en estas diferencias. Pero no es todo. Un animal alimentado a pasto regala una carne más mineral y terrosa. Otros animales, alimentados a grano, ofrecen suavidad y dulzura. Los sabores de la carne de una vaca, de toro, de novillo o de ternera son bien diferentes entre sí. Las maduraciones (secas o húmedas) posteriores a la faena y las temperaturas de conservación aportan matices adicionales. Una cocción rápida e intensa produce resultados totalmente distintos a otra más pausada. Son todos elementos que los restaurantes de carne contemporáneos analizan con atención para llegar a un producto final reconocible que logre cautivar el paladar de los clientes. La historia de Fervor Uno de los conglomerados gastronómicos más respetados de la plaza porteña es el de los hermanos Waisman. En veinticinco años armaron restaurantes caracterizados por propuestas bien diferenciadas que se inspiran a la cocina italiana, argentina y española. Todas expresadas con rigor, sinceridad, calidad y una relación precio-placer elevada. El salón de Fervor. En 2008 inauguran un elegante bistró porteño dedicado a las cocciones a la brasa. Carnes, pescados y mariscos acariciados por ese calor tan argentino. Se usa carbón y una pequeña cantidad de leña que aporta una pincelada discreta de ahumado. Las carnes (maduradas en seco y con hueso) son de animales de raza Angus alimentados a pasto con breve terminación a maíz. Un sistema de IA del proveedor asegura cortes siempre parejos en su calibre y marmoleado. No es un tema menor. Significa ofrecer siempre el “sabor de la casa”, sin altibajos. Chorizos y salchichas parrilleras son de elaboración propia. Pescados y mariscos llegan, frescos y diariamente, de todas las zonas pesqueras del país. La carta es generosa. Tentadora. Qué comer en Fervor La parrillada de mariscos de Fervor. Los panes calientes y los escabeches (de berenjena y de calamar) de bienvenida abren el apetito. El revuelto gramajo es logrado, porteño y confortable. La entraña es emocionante por la terneza y por el gusto. La tira de asado especial es jugosa, auténtica, de sabor elegante y gratamente intenso. Tira de asado en Fervor. La parrillada de mar es de alto impacto. Lenguado, corvina, salmón blanco y rosado, trucha salmonada, abadejo, langostinos, chipirones, vieiras, pulpo español y ostras cocinados a la perfección.
Ver noticia original