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  • La trampa del Pacto de Mayo

    » Corrienteshoy

    Fecha: 26/11/2025 03:51

    La trampa del Pacto de Mayo Por Ricardo Braginski Un grupo de organizaciones había presionado para que se incluyera a la educación entre los objetivos. Pero circula una reforma, que nada tiene que ver con esa demanda. Corría mayo de 2024 cuando unas 90 ONGs vinculadas a la educación alzaron la voz por una omisión que les parecía inaceptable. El Gobierno de Javier Milei había lanzado el “Pacto de Mayo” -un acuerdo de 10 principios destinados a “refundar” la Argentina- y todos hacían referencia a cuestiones macroeconómicas. No había una sola mención a la educación. Tras la presión de esas organizaciones, más la de algunos dirigentes políticos, el Gobierno finalmente accedió a sumar un punto sobre educación. El punto dice esto: “Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar”. Hubo satisfacción en aquel momento, pero hoy muchas de las voces que reclamaron por la inclusión de la educación deben estar pensando para qué impulsaron el cambio. Resulta que la semana pasada empezó a circular un proyecto de “ley de libertad educativa”, para reemplazar a la actual Ley de Educación. Según fuentes oficiales consultadas por Clarín, el texto “se está trabajando dentro del Consejo de Mayo con absoluta discreción”, dado que es “un ámbito cerrado y reservado”. Muy cerrado y reservado no será porque el proyecto circuló por todos lados y lo que ahí se ve, básicamente, es la adaptación a la realidad argentina de 2025 (con sus particularidades) del espíritu de la reforma educativa que implementó Augusto Pinochet en Chile en la década del ochenta. Es un giro de 180 grados respecto al enfoque con el que está pensado el actual sistema educativo. El proyecto “secreto” -ideado por el Ministerio de Desregulación de Federico Sturzenegger y con aportes evidentes de Educación- deja de considerar a la educación como un bien público y un derecho garantizado por el Estado y la convierte en un derecho de las familias, con “un rol preferente” para definir la educación de sus hijos. En este esquema, al Estado le queda un “rol subsidiario”, apenas un asistente para quienes no puedan pagar la educación que elijan las familias. De allí se desprenden cambios profundos como la creación de Consejos de Padres en las escuelas (con poder para influir en el plan de estudios o remover docentes); la legalización de los vouchers o financiamiento a la demanda; la habilitación de la enseñanza religiosa en escuelas públicas y del homeschooling; el permiso a publicar resultados de pruebas estandarizadas por escuela (que permite armar rankings de escuelas), entre otros cambios. La experiencia chilena nos puede adelantar el futuro. Allí, con un modelo de debilitamiento de la educación pública -como el que aquí se proyecta-, la matrícula estatal cayó del 80% al 37%%, señala la experta en educación Alejandra Arratia. Y lo peor, se debilitaron los lazos de cohesión social. Hoy, Chile intenta revertir partes de ese sistema: hubo distintas reformas iniciadas en el gobierno de Michelle Bachelet. No queda claro qué tiene que ver todo esto con lograr una educación útil y moderna y combatir el abandono escolar. Incluir la educación en el Pacto de Mayo implicaba considerar que no se puede “refundar” un país sin mejorar los aprendizajes, que en todo caso hay que hacer cumplir las leyes vigentes para que los alumnos alcances buenos resultados, y no sumarse a una “batalla cultural” ideologizada que atrasa y a muy pocos les interesa. Ricardo Braginski Corrientes corrienteshoy hoy

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