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  • Domingo Barthe, el magnate posadeño del siglo XIX – Página 16

    » Pagina16

    Fecha: 24/11/2025 17:49

    En Data Urbana te contamos la vida de un inmigrante que llegó sin un céntimo y se convirtió en magnate: la historia del hombre que forjó una fortuna en la Posadas de fines del siglo XIX, cuya fortuna y legado aún son parte de la historia misionera La figura de Domingo Barthe se entrelaza con la historia política, social y económica de Posadas. Este empresario, nacido en Pau (Francia), emigró a la Argentina en 1867 y, entre 1870 y 1917, forjó el emporio más grande de la región, amasando una de las fortunas más colosales de su tiempo a base de astutos negocios y estratégicas relaciones públicas. Dejando así una huella imborrable en el escenario político, social y económico de la capital misionera. Barthe llegó en 1986, con solo doce años y sin un céntimo en el bolsillo. A los quince años, comenzó a trabajar como empleado en una tienda de venta de mate. La perseverancia marcó su rumbo. A los 21 años, con los ahorros acumulados, abandonó el empleo para independizarse. Compró y vendió mate y tabaco, operaciones que le proporcionaron un capital inicial de 20.000 francos, la semilla de su futura fortuna. Pronto expandió sus negocios al comercio de la yerba mate, cueros, tabaco y madera entre Posadas y Buenos Aires. Se desempeñó como empresario del obraje yerbatero y prestamista local. Forjó su riqueza sobre una base de astutos negocios y relaciones públicas. Un papel clave fue su actividad en el comercio de yerba en Concepción, Paraguay, justo después de la Guerra de la Triple Alianza, un negocio extremadamente rentable. Aunque las políticas económicas cambiaron, Barthe supo buscar nuevos mercados y materias primas aún más convenientes. Llegó a manejar un verdadero imperio con grandes extensiones de campos en Paraguay, Brasil y Misiones. Creó el arsenal de construcciones navales y la empresa naviera más importante de Misiones a principios del siglo XX, estableciendo un servicio de navegación fluvial sobre el río Paraná. Él mismo se enorgullecía de no tomar dinero a préstamo ni de bancos ni de particulares y de haber enriquecido a sus colaboradores. Su poder era tal que llegó a rechazar una oferta de 25 millones de francos de una compañía inglesa por la totalidad de sus bienes. Su imperio se extendió con grandes extensiones de campos en Misiones, Paraguay y Brasil. La prueba de su poder económico era tangible: poseía su propio código postal, “3304 – Domingo Barthe”, y uno de sus establecimientos, “3374 – El Porvenir”. Incluso rechazó una oferta de 25 millones de francos de una compañía inglesa por la totalidad de sus bienes. Su vida no solo transcurrió en los negocios. Barthe fue un actor relevante en la esfera pública: miembro de la Logia Roque Pérez, representante del Partido Liberal mitrista y, en 1916, Vicepresidente Municipal. La magnitud de su patrimonio rivalizaba con otras empresas poderosas de la región, como las Compañías López & Santiago, Núñez y Gibaja, Matte Larangeira-Mendes e Industrial Paraguaya. La suma de sus posesiones era abrumadora: además de sus propiedades en el noreste argentino, tenía otras en Capital Federal y en el centro de Rosario. Su legado arquitectónico perdura. Construyó uno de los edificios más emblemáticos de Posadas: el Hotel Savoy, ubicado en Sarmiento y Colón, un testimonio de la opulencia de la época entre la Guerra de la Triple Alianza y la Primera Guerra Mundial. También construyó una usina y su residencia particular (hoy el Obispado). Su testamento detalla una inmensa cantidad de propiedades, solares, casas y terrenos en prácticamente toda la ciudad, así como lotes agrícolas y chacras en Apóstoles, Concepción de la Sierra, Santa Ana, San Javier y Santo Tomé. Domingo Barthe murió en Biarritz, Francia, en 1917, a los 68 años, mientras la Primera Guerra Mundial llegaba a su fin. Su testamento revela la magnitud de su patrimonio, que incluía, además del Hotel Savoy, su residencia (hoy Obispado), una interminable lista de solares, casas y terrenos en las principales calles de Posadas (como San Martín, 3 de Febrero, Belgrano, Sáenz Peña, entre otras), así como numerosas chacras y lotes en Apóstoles, Concepción de la Sierra, Santa Ana, San Javier y Santo Tomé. El legado de Barthe no estuvo exento de controversia. En Paraguay, el Estado entabló una disputa legal con sus herederos, la cual ganó, recuperando una importante cantidad de territorio bajo la sospecha de que había sido adquirido de forma irregular y fraudulenta, poniendo un punto final a una de las páginas más fascinantes del empresariado regional. La historia de Domingo Barthe es la de un hombre que supo leer el pulso de su tiempo, aprovechando la excepcional posición de Posadas como centro de intercambio regional, potenciado por la ruta fluvial, los caminos y la llegada del ferrocarril en 1911.

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