Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Endeudamiento familiar se triplica en un año: la morosidad bancaria alcanza niveles récord

    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 23/11/2025 11:55

    El sistema financiero argentino enfrenta su mayor nivel de incumplimiento en más de 15 años, con la morosidad de las familias escalando al 7,3% en septiembre, equivalente a aproximadamente $4,07 billones, reflejando un deterioro estructural que impacta en los balances bancarios y anticipa riesgos para el consumo y la actividad económica. La cartera irregular de los bancos privados alcanzó en septiembre el 4,2%, representando el ratio más alto desde febrero de 2022 y confirmando una tendencia alcista que se ha prolongado durante diez meses consecutivos. Este fenómeno amenaza con tener repercusiones directas en los balances de las entidades financieras y, por extensión, en sus cotizaciones bursátiles. El segmento más afectado por esta crisis crediticia es el de los hogares, donde la morosidad escaló al 7,3%, constituyendo el registro más elevado de la serie histórica que abarca más de quince años. El deterioro no se distribuye de manera homogénea: mientras los créditos hipotecarios se mantienen relativamente estables con una morosidad de apenas 0,9%, todas las demás líneas crediticias han mostrado incrementos significativos en la cantidad de préstamos impagos. Préstamos personales y tarjetas de crédito: focos de mayor tensión Los préstamos personales concentran el mayor nivel de incumplimiento dentro del sistema, con una morosidad del 9,1% que equivale a $1,69 billones, convirtiéndose en la principal fuente de preocupación para las entidades bancarias. Las tarjetas de crédito, por su parte, registran un 7,4% de morosidad, representando $1,46 billones en incumplimientos. Estos dos segmentos, que son los más utilizados tradicionalmente por las familias para financiar consumo corriente, muestran un deterioro acelerado y explican una porción significativa del incremento general observado en la morosidad del sistema. El fenómeno dista de ser aislado o coyuntural, ya que la morosidad prácticamente se ha triplicado en comparación con el mismo período del año anterior. La persistencia de esta tendencia negativa sugiere que no se trata de un shock puntual, sino más bien de un desajuste estructural profundo entre las condiciones de financiamiento vigentes y la capacidad real de repago de los hogares argentinos. Tasas de interés desalineadas con la inflación Uno de los factores determinantes detrás del incremento sostenido de la morosidad es el nivel actual de las tasas de interés. Incluso antes del endurecimiento monetario aplicado por el Banco Central en la previa de las elecciones para contener la presión cambiaria, los bancos de primera línea ofrecían créditos personales con un costo financiero total (CFT) promedio del 140%. Esta cifra contrasta marcadamente con una inflación proyectada en torno al 25%-30% anual, generando una brecha sustancial entre el costo del dinero y la evolución de los precios que vuelve prácticamente impagables las cuotas para una proporción significativa de los prestatarios. La situación se agrava considerablemente al analizar la evolución de los ingresos familiares. Según datos oficiales del INDEC, los salarios registrados tuvieron en septiembre un incremento interanual del 33,6%. Aunque esta mejora nominal puede parecer significativa en términos absolutos, queda muy por debajo del nivel de las tasas de interés vigentes en el mercado crediticio. El resultado neto es un ensanchamiento progresivo del «gap» entre ingresos familiares y costos financieros, que erosiona sistemáticamente la capacidad de pago de las familias y las empuja inexorablemente hacia la morosidad. Impacto en los balances bancarios y perspectivas bursátiles El incremento sostenido de la morosidad no afecta exclusivamente a los hogares deudores. Las entidades financieras deben realizar previsiones contables significativas para cubrir el riesgo creciente de incobrabilidad, lo que impactará directamente en los balances que se presentarán la próxima semana en la Bolsa de Valores. Las provisiones por créditos incobrables podrían absorber una parte sustancial de los ingresos financieros, reduciendo considerablemente la rentabilidad del sector bancario en su conjunto. Este escenario complejo se produce en un contexto particular donde las acciones bancarias, pese al rebote general del mercado tras las elecciones, siguen siendo uno de los segmentos más castigados en términos de valorización. La expectativa generalizada de mayores provisiones y un deterioro continuado en la calidad de los activos crediticios podría limitar severamente cualquier recuperación sostenida en las cotizaciones bursátiles del sector financiero. Implicancias macroeconómicas y perspectivas futuras La morosidad creciente en los créditos familiares tiene implicancias que trascienden ampliamente el ámbito del sistema bancario. Por un lado, limita estructuralmente la capacidad de consumo de los hogares, que deben destinar una proporción creciente de sus ingresos disponibles al servicio de deudas preexistentes. Por otro lado, restringe significativamente la capacidad operativa de los bancos para expandir la oferta crediticia, dado que deben adoptar posturas más cautelosas y conservadoras en la concesión de nuevos préstamos. El resultado final es la configuración de un círculo vicioso preocupante: menos crédito disponible en el sistema, menor capacidad de consumo en la economía real y mayor presión contractiva sobre la actividad económica general. Los analistas coinciden mayoritariamente en que la tendencia alcista de la morosidad difícilmente se revierta en el corto plazo, dada la combinación actual de tasas de interés elevadas, salarios que crecen por debajo del costo financiero y un contexto macroeconómico que mantiene importantes niveles de incertidumbre. La evolución de los indicadores de morosidad se convertirá en un parámetro clave para los inversores institucionales y analistas de mercado en los próximos meses, no solo porque afecta directamente la rentabilidad futura del sector bancario, sino porque constituye una señal temprana del estado real de la economía doméstica. Un incremento sostenido en los niveles de incumplimiento crediticio podría anticipar consistentemente una contracción adicional en el consumo privado y, eventualmente, en la actividad económica general del país.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por