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» Elterritorio
Fecha: 22/11/2025 20:59
La iniciativa provincial reacondiciona dispositivos usados y los destina a personas sin cobertura, fortaleciendo así la comunicación en distintos momentos de la vida. sábado 22 de noviembre de 2025 | 3:30hs. Lía tiene 4 años, es de Concepción de la Sierra y hace poco recibió audífonos. Desde 2007, el Banco de Audífonos de Misiones funciona como un dispositivo solidario que recibe equipamientos en desuso provenientes de familias que renuevan tecnología, atraviesan cambios en su hipoacusia o deciden implantarse. Todos esos dispositivos se someten a mantenimiento y luego se redistribuyen a personas sin cobertura. En el marco del Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia, el Banco de Audífonos articuló desde sus inicios con el Hospital Materno y Neonatal (HMN), el Hospital de Pediatría Fernando Barreyro y el Hospital de Adultos. En este recorrido, la iniciativa ya permitió entregar más de 1.000 dispositivos reacondicionados a personas sin cobertura. Durante el último año, se asistió a alrededor de 70 pacientes de distintas edades -en algunos casos con adaptaciones bilaterales- mediante el trabajo combinado entre los servicios hospitalarios y el consultorio privado Avla. “La mayor cantidad de donaciones que recibimos a nivel país fue en el 2020, que la gente nos empezó a mandar de todas las provincias; recibimos del Sur y del Centro del país cajas con audífonos que nos llegaban para poder, de alguna manera, acercar esos audífonos a los pacientes”, expresó la fonoaudiología Natalia Zajaczkowski, quien es referente del banco y del programa. Asimismo, la especialista describió que numerosos aparatos llegan en condiciones que impiden su reutilización completa, aunque ciertos componentes siguen siendo útiles. Piezas como portapilas, codos u otros elementos permiten reacondicionar equipos distintos y lograr que vuelvan a funcionar correctamente para nuevos usuarios. “Comenzamos a trabajar de forma híbrida: un poco desde el trabajo en el Hospital Materno y Neonatal, en el Hospital de Pediatría Fernando Barreyro y en el Hospital Madariaga donde yo estuve, y también desde el consultorio privado Avla, como referente del Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia, donde veíamos la necesidad de pacientes que acudían y no tenían ningún seguro de obra social para poder adquirir los audífonos a través de sus obras sociales. Así empezó”, explicó. A la vez, la profesional aclaró que la entrega de equipos no se organiza por rangos etarios, sino por la disponibilidad existente en cada momento. En muchas ocasiones la demanda supera el stock y que por ese motivo se incentiva de manera constante a las familias a donar cuando actualizan la tecnología o cuando los dispositivos dejan de ajustarse a la pérdida auditiva de la persona usuaria. “Entregamos audífonos según la disponibilidad y según si los pacientes tienen obra social, nosotros les orientamos cómo hacer los trámites; a los pacientes con obra social no les entregamos audífonos, salvo que sea un caso especial, por ejemplo un niño muy chiquito que está en estimulación y está por salir de esos audífonos, y ahí hacemos un préstamo de uno o dos meses. A estos pacientes les explicamos qué papeles presentar y cómo hacer para conseguirlos”, afirmó. Además, la fonoaudióloga remarcó que el proceso técnico incluye reparación y acondicionamiento en el taller especializado. Enfatizó que en esa tarea intervienen profesionales que ajustan los dispositivos según cada diagnóstico y los preparan para su posterior entrega a los usuarios definidos en el marco del programa. “Avla hace la parte técnica de su taller de reparación de los audífonos, y Gabriela Sosa Jost, la otorrinolaringóloga que está en el Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia y yo, como fonoaudióloga y referente del programa a nivel del HMN calibramos y se entregan a los pacientes que vamos diagnosticando con problemas de audición”, agregó. Por otra parte, la profesional subrayó que el uso de audífonos resulta decisivo para sostener la participación en la vida social, educativa y laboral. Las consecuencias de no poder oír se expresan de manera diferente según la etapa vital, pero siempre repercuten en la posibilidad de estudiar, trabajar, vincularse y mantenerse activo en el entorno cotidiano. “En todas las edades los audífonos son importantes. En los bebés y en los niños uno se emociona con los videos de YouTube en los que escuchan por primera vez la voz de su mamá, su propia voz y los sonidos que nunca habían escuchado”, describió Zajaczkowski. Y agregó: “En los adolescentes y en los adultos jóvenes son fundamentales porque están en etapa universitaria o de trabajo y les sirven para continuar con sus estudios, para continuar con su trabajo, para conseguir un empleo o mantener el empleo que tienen. En los adultos mayores, cuya vida se basa en la comunicación y en la parte social con su familia y su entorno, el no poder comunicarse y no estar conectados auditivamente también trae deterioros. El impacto es diferente, pero todas las etapas son importantes”, concluyó. Noticia Relacionada La búsqueda que permitió que Lía empiece a escuchar
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