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» Elterritorio
Fecha: 22/11/2025 22:06
A sus 20 años, la joven de talla baja debutó en Santiago de Chile en los Juegos Parapanamericanos Juveniles, lugar donde levantó 37 kilos y se metió entre las ocho mejores de América. sábado 22 de noviembre de 2025 | 13:00hs. Micaela Samudio levantó 37 kilos en los Parapanamericanos Juveniles de Chile y se metió entre las ocho mejores de América. Por años hizo atletismo, pero las pesas son más emocionantes, asegura. Con su entrenador Leo Ibarra, referente en deporte adaptado Con sólo 20 años, la eldoradense Micaela Samudio vive un presente que jamás imaginó cuando empezó a hacer deporte a los 12. Hoy integra la selección argentina de parapowerlifting y acaba de regresar de su primera competencia internacional: los Juegos Parapanamericanos Juveniles de Chile, donde terminó octava en América en su categoría. Pero ese resultado es apenas el capítulo más reciente de una historia mucho más larga, profunda y, sobre todo, luminosa. Aún con la emoción a flor de piel, Micaela revivió su debut continental: “Me fue muy bien, aunque no haya ganado. Fue una experiencia hermosa llegar hasta ahí y conocer Chile”. “Ver a personas con distintas discapacidades compitiendo demuestra que todos podemos salir adelante”. fotos: Matías Bordón Su clasificación, en realidad, surgió de un mensaje inesperado. “Una chica del equipo me preguntó si quería ir a participar en Chile. Le dije que sí, y ahí empezó todo. Me pidieron datos, me puse a entrenar y cuando me confirmaron… fue una noticia increíble. Nunca pensé que el deporte me iba a llevar a conocer otros países”, recordó. El viaje también tuvo otro hito inolvidable: su primer vuelo. “Pensé que iba a dar miedo, pero no. Me encantó. Y encima fui con toda la ropa de la Selección. Fue muy emocionante”, compartió feliz. Durante años, Micaela y su hermana mayor, Camila, compitieron en atletismo. Ambas son de talla baja, igual que su papá, y en el deporte encontraron un espacio para crecer sin miradas ajenas. Pero el gran quiebre llegó en unos Juegos Evita. Micaela no clasificó en atletismo, y alguien le propuso probar el parapowerlifting. Ahí encontró su lugar: “Probé y me fue muy bien. Le dije a mi profe que me había gustado y así me pasé a las pesas. Me gusta más que el atletismo; es más emocionante”. José “Leo” Ibarra, referente del deporte adaptado, es su entrenador. Desde entonces entrena tres veces por semana en Eldorado, guiada por un hombre clave: José “Leo” Ibarra, referente y pilar enorme del deporte adaptado misionero. Ibarra la conoce desde que Micaela era una niña. “Ella empezó a los 12, todavía en la primaria. La llevé a Chaco a los Evita y ahí arrancó todo. Después se enganchó Camila. Y seguimos entrenando juntos”, dijo emocionado. Con el tiempo, la relación evolucionó y se hizo más sólida. “Ya no somos profe-alumna. Somos entrenador-deportista. Y voy a seguir entrenándola tranquila. Tenemos una relación muy linda”, resaltó. El compromiso de Leo excede cualquier horario. Entrena parapowerlifting, tenis de mesa -entre otros tantos deportes adaptados- acompaña familias, gestiona viajes y sostiene procesos, incluso cuando la ayuda económica es intermitente. Hace unos años, Leo sufrió un ACV, pero eso no apagó su pasión. Al contrario, lo redefinió: “Estoy muy bien, gracias a Dios. Tuve una segunda oportunidad y quiero dedicarme de lleno al deporte adaptado. Es lo que más me gusta. Voy a seguir con Mica y con los demás chicos. Sé que todavía tengo algo para dar”. Sobre Micaela, destacó que “después de los 18 fue medalla de oro en los Evita en powerlifting. Debe tener unas 15 medallas. Y ahora estamos pensando en el Mundial del año que viene”. La distancia y los costos son desafíos constantes, pero nada detiene a Ibarra. Ni a Micaela. Experiencia inolvidable En Santiago, Micaela levantó 37 kilos en banco plano, que “era para hacer un poquito más, pero preferimos no arriesgar. Quiero superar mi marca, quiero pasar los 40”, aseguró la eldoradense. Sin embargo, el aprendizaje más profundo no estuvo en la marca, sino en lo humano: “Ver a personas con distintas discapacidades compitiendo demuestra que todos podemos salir adelante. Nadie te mira distinto. Eso te abre la cabeza”. Volvió con amistades nuevas y con un recuerdo que no se va: “El día antes estaba re tranquila. El día del levantamiento me puse nerviosa. Pero es parte de la experiencia”. Crecer fuerte, más allá de la mirada Micaela habla con una madurez que sorprende. Ella, Camila y su papá viven con talla baja. Y aunque hoy lo lleva con naturalidad, no siempre fue así. “De chicas nos incomodaba cuando la gente miraba o se reía. Después uno aprende que no hay que hacer caso. No es bueno guardarse lo que dicen los demás,” explicó. Y dejó una frase que define todo: “Yo también soy normal. A veces la gente no lo ve, pero es un prejuicio.” Después del top 8 continental, Micaela está más decidida que nunca: “Chile me motivó muchísimo. Quiero seguir entrenando, quiero crecer en mi deporte favorito”. Con un entrenador que cree profundamente en ella, una hermana que siempre estuvo a su lado y una fortaleza que no se mide en centímetros, la historia de Micaela recién empieza. Si algo muestran sus primeros pasos, es que va a seguir superándose. Y va a seguir inspirando.
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