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  • Crimen de Nazareno en la Riccheri: denuncian robos de bicicletas desde hace seis años «con total impunidad»

    Parana » NSA

    Fecha: 22/11/2025 14:32

    El crimen de Nazareno Tobías Isern (21), asesinado este lunes por la tarde cuando paseaba en bicicleta junto a una amiga, no fue una sorpresa. La violencia, dicen quienes recorren la zona, fue creciendo. Los primeros casos denunciados empezaron en 2019, con ataques tipo piraña o arrebatos, pero con los años fueron agravándose con el uso de armas para asaltar a los deportistas que suelen entrenar por los alrededores de la Ricchieri. ¿El botín? Bicicletas de entrenamiento que van desde los 200 mil pesos hasta los 10 mil dólares. Después de una nota publicada por Clarín sobre el crimen de Nazareno, los deportistas que conocen la zona denunciaron una situación que padecen hace años. «A mi me han robado en el mismo lugar a principios de octubre y realicé la denuncia policial. Fue un robo a mano armada de bicicleta y pertenencias. A mis compañeros de ciclismo de la misma manera, en el mismo lugar, pero a principios de 2024. Tres bicicletas a la vez. O sea que hace mas de dos años roban en la misma zona con total impunidad y la Policía está advertida. Los ladrones se escapan por calle de tierra aledaña hacia la zona detrás de la logística del Correo Argentino, en Transradio», cuenta José Pinelli. Todos coinciden en lo mismo: los asaltantes están «a la pesca», esperando que pase alguna persona para correr desde los pastizales y arrebatar lo que sea. Puede ser una bicicleta de competición o una armada, como la de Nazareno. La bicicleta que le quisieron robar a Nazareno. Los ladrones usan caminos inhóspitos y rodeados de pastos largos, montañas de tierra y suelos pantanosos. Se trata de una zona ubicada a unos dos kilómetros de donde mataron a Nazareno, en el límite entre Esteban Echeverría y Ezeiza. Por allí funciona el Centro Nacional de Desarrollo Deportivo (CeNaDe) que cuenta con pistas para entrenamiento de ciclismo, rollers y lo que muchos llaman un «lugar seguro». Los grupos entrenan en esta zona o lo usan de punto de encuentro para salir en grupo y protegerse de los hechos de inseguridad porque saben del riesgo. A Emilio le robaron en diciembre de 2024 y mientras repasa lo que pasó se quiebra. «No lo cuento mucho porque me pongo mal. Me sentí muy indefenso, con mucha impotencia, tuve un arma en la nuca. La bicicleta que usaba me la armé ese año, con mucho esfuerzo y tiempo, y me la sacaron», dice este hombre de 61 años que empezó a hacer ciclismo en 2020 y al momento del hecho su bicicleta estaba valuada en unos 2,5 millones de pesos. Cuando le robaron, un conductor vio la secuencia y llamó al 911, pero no se presentó ningún patrullero para asistirlo: «Ese día fuimos y dejamos la camioneta en una estación de servicios, lo que nunca, y fuimos andando porque queríamos llegar a los Bosques de Ezeiza. Yo iba primero, salen de entre medio de los pastizales, tapados con una campera. Un tipo grande, gritaba, con una pistola 45 nos apuntaba. El último llegó a dar la vuelta y escapar, y el que estaba atrás mío tiró la bicicleta y se fue corriendo. Yo amagué a irme, pero la tercera vez que me gritó, cambió la voz, me dijo ‘dame todo que te quemo’, tenía un arma en la nunca y me tiraron al piso y me sacaron todo», relata Emilio. Muchos de los ciclistas publican en redes sociales las bicis robadas para intentar recuperarlas. Entre un predio que solía pertenecer a Racing Club y otro, llamado Antenas Presidenciales, donde hay un puesto de seguridad, que limita con la localidad de Transradio, en Esteban Echeverría, se repiten los relatos de robos. Esa zona es parte de la Reserva Natural Provincial de Laguna de Rocha. «Hace dos meses, en mi turno, fui a buscar a tres chicas que eran de El Jagüel porque les robaron en mi turno. Esa zona es un pantano, no sé cómo hacen para llegar o estar ahí. La última vez que hablé con la Policía nos dijeron eso, que es un lugar inhóspito, muy difícil de entrar», contó Néstor, quien 15 años trabaja en el CeNaDe, donde muchas veces piden ambulancias o asisten a los ciclistas víctimas de robos. Ya en 2019, cansados de los robos, juntaron firmas y pidieron con una nota a la Municipalidad de Ezeiza que pusieran vigilancia. Durante seis meses -cuentan- hubo un patrullero en la puerta. «En diciembre de 2019 le robaron a mi señora. Ella volvió caminando a la CeNaDe a pedir ayuda. En ese momento, los de seguridad le dijeron que desde hacía como tres semanas venían robando todos los días. Era tan alevoso que muchas veces fuimos por ahí a ver si los encontrábamos», explica a Clarín Pablo Morcusi, sobre el caso de su esposa Cecilia. «Roban a cualquier hora. Al amigo de mi hermano, que anda por ahí, le robaron a las 6.30 de la mañana yendo a laburar en la bicicleta y sobre la Riccheri. A él lo empujaron al medio de la autopista y le robaron la bicicleta», añade. Pablo también comenta sobe otros hechos similares: «Uno de los chicos que entrena de noche nos contó que le salieron también de ahí, más para el lado de las Antenas Presidenciales, y lo corrieron con una picana. Nos decía que él pedaleaba desesperado y veía los chispazos atrás.» El lugar de la colectora de la Riccheri donde mataron a Nazareno. Por su parte, Ariel Castañares (53) entrena en la misma zona hace años: «Tuvo que pasar una desgracia para que nos empiecen a dar bola. Esto viene desde hace rato, de 2019. Y vivo en Ciudad Evita, siempre salimos salimos de acá, vamos por autopista, nos metemos en los Bosques de Ezeiza, vamos al aeropuerto. Me quisieron robar en 2021, salieron dos personas armadas desde los pastizales, pero pude pegar la vuelta y escaparme, con la suerte de que a mí no me dispararon», le contó a Clarín. Además, relató un problema que se repite. Esta zona, donde mataron a Nazareno, está en el límite de las jurisdicciones de Ezeiza, Transradio y la Policía Federal, a cargo del cuidado de la autopista. También se encuentra en las inmediaciones el Barrio Uno, en el que funciona un puesto de control de Gendarmería, pero estos hechos se convierte en una papa caliente que nadie quiere agarrar. «Yo quise hacer la denuncia, pero hay como una neutralidad en esa zona, y no pude. Me fui al destacamento policial que está en la Riccheri y me mandaron a hacer la denuncia en la comisaría de Transradio porque no correspondía a Ezeiza», contó Ariel. Algo similar contó Kiara Alegre (21), la amiga de Nazareno, cuando llamó al 911 pidiendo ayuda con su amigo herido: le preguntaban a qué jurisdicción correspondía el lugar en el que se encontraba. La comisaría de Transradio, con jurisdicción en este lugar, está a 15 kilómetros en auto, sobre Camino de Cintura, un sitio totalmente desconectado de estos hechos. Mientras que en la zona hay destacamentos policiales más cercanos. La Policía Federal si no ocurre sobre la traza de la autopista, no interviene porque tampoco es su jurisdicción, parecido a lo que ocurre con Gendarmería, en Barrio Uno. AA

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