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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/11/2025 05:16
Una nueva investigación de Flacso revela que la expansión de las escuelas privadas en los últimos 25 años no fue uniforme ni generalizada a nivel nacional. (Freepik) ¿La educación argentina atraviesa un largo proceso de privatización en las últimas décadas? ¿Las familias van a la escuela privada por el “desprestigio” de la pública? ¿Los padres y madres eligen escuelas privadas en busca de cierta “homogeneidad” social? Una investigación del área de Educación de Flacso desmiente o, por lo menos, matiza algunos lugares comunes sobre las escuelas privadas en Argentina. El estudio, que se presentará la semana que viene y se titula Mucho más que una elección, combinó el análisis de estadísticas oficiales de los últimos 25 años con encuestas a familias cuyos hijos asisten a secundarias privadas en CABA, Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán. “Analizamos distintas escalas urbanas en cinco jurisdicciones del país con la mayor cantidad de matrícula en escuelas privadas, encuestamos a casi 600 familias y clasificamos escuelas en base a información estadística para abarcar un conjunto muy heterogéneo y capturar los matices”, explicó Sandra Ziegler, doctora en Ciencias Sociales y directora de la investigación, a Infobae. Uno de los hallazgos centrales del estudio es que, a contramano de algunos discursos, los datos de los últimos 25 años no muestran una “privatización” generalizada de la educación argentina. En el período 1996-2021, la matrícula privada en secundaria se mantuvo estable en torno al 27%. También hubo estabilidad de la proporción de matrícula privada en el nivel inicial, mientras que en la primaria, en cambio, el sector privado creció 5,2 puntos porcentuales en detrimento del estatal. Evolución de la matrícula privada y estatal en los tres niveles obligatorios, entre 1996 y 2021. Fuente: Flacso Argentina (a partir del Relevamiento Anual de la SEN) La “avanzada privada” es sobre todo un fenómeno concentrado en las grandes ciudades, pero no abarca a todo el país, señalan Mariana Nobile, Juan Manuel Suasnábar y Luciana Reátegui. “Aunque suelen circular narrativas que hablan de un avance sostenido y casi inevitable de la privatización educativa en Argentina, los datos muestran un escenario bastante más matizado. Si miramos los últimos 25 años en su conjunto, la proporción de estudiantes que asiste a escuelas privadas se mantuvo estable”, planteó Nobile. Además de las diferencias por nivel educativo, también se observa una evolución dispar en las provincias. CABA es la jurisdicción con la proporción más alta de matrícula privada en el nivel secundario (48,8%), seguida por Córdoba (39,5%) y Santa Fe (30,5%). En el otro extremo, la proporción más baja está en Formosa (9,9%), según datos de 2021. La secundaria es obligatoria desde 2006, cuando se aprobó la Ley de Educación Nacional. Si bien algunas jurisdicciones ya tenían una cobertura casi universalizada en ese momento, otras estaban más rezagadas y tuvieron que ampliar la cobertura. En algunas provincias, el aumento de la matrícula fue absorbido en mayor medida por las privadas, pero en otras el mayor incremento fue en el sector estatal. “Algunas jurisdicciones fortalecieron su oferta estatal y absorbieron allí el crecimiento de la matrícula. En cambio, otras registraron incrementos más notorios en la participación del sector privado, con subas de entre 6 y 8 puntos porcentuales”, describió Suasnábar. El gráfico distribuye a las provincias en función de dos variables: la variación de la tasa de asistencia a la secundaria entre 1991 y 2022 (las que están más arriba son las que más crecieron) y la variación de la participación del sector privado en la matrícula (las que están más a la derecha son las que más aumentaron la "privatización"). Fuente: Flacso Argentina (a partir de datos oficiales). Al analizar los últimos 25 años, los autores muestran que hubo provincias donde hubo un aumento significativo de la matrícula estatal (por ejemplo Tucumán, con un incremento de 7,9 puntos), otras con estabilidad o leve crecimiento del sector estatal (San Luis, Córdoba y Santa Fe), varias con crecimiento moderado –hasta 4 puntos porcentuales– del sector privado (15 jurisdicciones, entre ellas Buenos Aires, CABA y Mendoza), y solo cinco provincias donde se observa una expansión significativa del sector privado, con aumentos de entre 4 y 8,2 puntos (Jujuy, San Juan, Catamarca, Tierra del Fuego y Chaco). Un sector heterogéneo “La evidencia muestra que la democratización del acceso no siguió un único camino: en cada provincia se configuraron combinaciones particulares entre escuelas estatales y privadas, dando lugar a un sistema híbrido donde ambos sectores interactúan de manera diversa, no siempre lineal y a veces contradictoria. Estas dinámicas desafían la idea de una privatización uniforme”, afirmó Reátegui. El estudio de Flacso muestra –también a contramano de ciertos discursos– que la relación entre educación estatal y privada no es dicotómica ni, mucho menos, de antinomia. Los autores enfatizan que la educación privada integra un ecosistema mixto, en el que el Estado no se retira y en el que la presencia privada no implica “desregulación”, dado que el Estado no solo establece normas comunes sino que también sostiene económicamente a la mayor parte del sector privado mediante subsidios y becas. “Si bien estamos ante dos universos distintos con lógicas propias, ambos presentan una configuración que es interdependiente: las políticas de subsidio, las propuestas curriculares y las valoraciones familiares hacen que cada subsistema se explique por sí mismo y en relación con el otro”, subrayó Ziegler. Las escuelas privadas distan de ser un bloque homogéneo, resaltan los autores. Tampoco configuran un sector “de élite”: se trata, más bien, de una red heterogénea y subsidiada. La segmentación social es transversal: no se superpone estrictamente con la división entre escuelas estatales y privadas. De las encuestas surge que muchas familias vulnerables sostienen la escuela privada de sus hijos con gran esfuerzo económico, con casos extremos de hogares que destinan más de la mitad de su presupuesto a cuotas de escuelas “accesibles”. A partir de los datos sobre nivel socioeconómico que surgen de la encuesta, el estudio identifica dos grandes grupos de familias. Por un lado, las “consolidadas” en lo privado, que llevan más de una generación en el sector, y que tienden a concentrarse en escuelas laicas de mayor prestigio. Por otro lado, las “recién llegadas”: familias que migraron desde el sector estatal, y que tienden a concentrarse en escuelas confesionales con alta subvención. “La educación privada en la Argentina es mucho más plural y diferenciada de lo que suele creerse. No es un territorio exclusivo de las familias que cuentan con una condición económica más favorable, dada la presencia de escuelas privadas de bajo costo a las que asisten sectores que destinan una parte considerable de sus ingresos para sostenerse allí con la expectativa de movilidad social ascendente por medio de la educación y el acceso a una escuela con condiciones de funcionamiento más estables”, analizó Ziegler. Las escuelas católicas, generalmente subvencionadas y con cuotas más accesibles, suelen funcionar como "puerta de entrada" al sector privado para las familias que vienen de instituciones públicas. (Freepik) El pasaje de muchas familias al sector privado es a través de la escuela religiosa católica, por su costo más bajo y su amplia presencia territorial. “La puerta de entrada al sector privado es la escuela confesional, con alta subvención y cuotas más accesibles, a diferencia del sector privado laico con menor o nula subvención, que recibe a un grupo más selecto. Esto exhibe un sector privado internamente muy heterogéneo”, explicó Manuel Giovine, otro de los investigadores que participaron del estudio. Los motivos de la elección La investigación hace referencia a una cuestión que está ocupando un lugar importante en la agenda educativa nacional: la libertad educativa. De las encuestas surge que las familias valoran ampliamente la libertad de elección, aunque esta no aparece en oposición al rol del Estado. “La elección escolar no puede entenderse solo como una decisión individual: está fuertemente condicionada por la oferta escolar disponible en cada localidad, las políticas provinciales, los subsidios a las instituciones y la expansión de la obligatoriedad del nivel”, sintetizó Ziegler. ¿Qué lleva a las familias a elegir la escuela privada? El estudio indagó en las motivaciones que expresan madres y padres. Las razones más mencionadas en la encuesta son el proyecto institucional, la continuidad de las clases –frente a los eventuales paros en las públicas– y los mejores recursos e infraestructura. Para muchas familias, la cercanía geográfica es uno de los principales factores. La previsibilidad –que incluye la certeza de que los chicos tendrán clase todos los días– parece pesar más que la excelencia académica. Motivos de las familias para elegir la escuela privada, según nivel socioeconómico. Fuente: Flacso Argentina Las elecciones de las familias son multicausales y varían entre niveles socioeconómicos, según analizan Luciana Reátegui, Sabrina Pérez y Sandra Lancestremère en uno de los capítulos del estudio. “Mientras que los sectores altos priorizan propuestas curriculares diferenciadas (idiomas, deportes, viajes), los sectores medios valoran el prestigio institucional y los bajos priorizan la accesibilidad y las referencias de conocidos sobre las escuelas, lo que evidencia distintas lógicas de diferenciación social”, señaló Pérez. También encontraron diferencias por jurisdicción: por ejemplo, las familias encuestadas de CABA –donde la oferta privada es más amplia y diversa– mencionaron en mayor medida la búsqueda de currículos especializados, mientras que en las provincias de Buenos Aires y Tucumán prevalece el factor del “prestigio”, y en Córdoba y Santa Fe cobra mayor peso la trayectoria familiar en la institución. “Uno de los resultados más llamativos del estudio es que las familias que eligen escuelas privadas ya no valoran al sector en su conjunto, como suele creerse, sino a instituciones específicas. La investigación muestra que lo valioso ya no puede predicarse sobre el sector privado en su totalidad, sino sobre determinado tipo de escuelas. Este hallazgo rompe con el estereotipo de un sector privado ‘homogéneamente mejor’ y revela un escenario más fragmentado y competitivo”, analizó Sebastián Fuentes, parte del equipo de Flacso. Las familias que eligen la escuela privada no expresan un rechazo a la pública, subrayan los autores. La mayoría de las familias encuestadas apoya el sistema mixto, que mantiene el rol del Estado pero habilita la posibilidad de elegir. El estudio señala que la elección efectiva de la escuela privada coexiste con una valoración simbólica de la escuela estatal como un espacio “integrador, gratuito y plural”, y con una convicción mayoritaria de que el Estado debe fortalecer la educación pública. Tampoco surge de las respuestas que las familias estén buscando en las privadas un entorno social más “homogéneo”. Sandra Lancestremère, otra de las autoras, explicó: “El estudio encontró que 46,8% de los hogares describe a la escuela privada de sus hijos como ‘muy heterogénea’, y otro 41% como ‘poco heterogénea’. Solo 1,2% la considera ‘nada heterogénea’. Estos datos cuestionan la idea de una ‘fuga’ hacia el sector privado por su homogeneidad y muestran que, en muchos casos, las escuelas se viven como espacios diversos. En algunas ciudades del país incluso aparece el fenómeno inverso: familias que anhelan mayor heterogeneidad en sus escuelas privadas”.
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