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» Data Chaco
Fecha: 21/11/2025 16:30
El investigador de la Universidad Nacional del Nordeste Patricio Monzón Battilana, que desde hace años trabaja en el cruce entre comunicación, semiótica, sociología jurídica y estudios de género, llegó a El Garage de Data con una inquietud que atraviesa buena parte de su trayectoria académica y de su dirección de proyectos sobre representaciones y estereotipos en medios digitales. "Antes de venir a compartir este espacio estaba pensando en qué está sucediendo con los crímenes de género en los medios masivos de comunicación, y cómo se suele invertir la ecuación al intentar despojar del clivaje de género a este tipo de crímenes", dijo sobre el caso Cecilia Strzyzowski. Formado con un postdoctorado en Estudios de Género, un doctorado en Comunicación y múltiples especializaciones en políticas públicas, justicia de género, comunicación y salud, Monzón Battilana observa hace tiempo las tensiones entre los discursos mediáticos y las herramientas conceptuales del feminismo. El femicidio de Cecilia fue un ejemplo claro de esa fractura. "Muchas veces en los medios se lo intentó atribuir a la singularidad de un tipo de sujeto político, a la locura, a un hecho excepcional, en lugar de pensarlo como parte de una trama estructural que es lo que nos explica la categoría conceptual del patriarcado, lo que nos viene enseñando el feminismo desde hace décadas". Esa estructura, afirma, sigue operando con fuerza. "La ideología patriarcal está más vigente que nunca y se la puede ver en sus nocivos efectos". La Educación Sexual Integral, un debate que siempre vuelve Desde su rol como docente universitario en Sociología, Semiolingüística y Competencias Discursivas, el investigador advierte cómo los discursos públicos condicionan también las discusiones educativas. "Me parece interesante pensar si la educación sexual de algún tipo de religión en particular no es ideológica. Cuando intentan atacar a los argumentos de la ESI diciendo ‘con mis hijos no te metas’, que tienen un sesgo ideológico en particular sobre cómo deben conducirse las personas en sus conductas sexuales e identitarias". Femicidio: ¿Qué significa borrar la categoría? La conversación avanzó hacia uno de los debates más encendidos del momento: al voluntad del gobierno nacional de eliminar la figura de femicidio. Allí su respuesta fue categórica. "Creo que es parte de una estrategia global de las derechas que buscan eliminar cualquier tipo de conceptualización que proteja o intente poner en mayor pie de equidad a las minorías". Y explicó por qué su eliminación no es un detalle técnico. "En la legislación argentina no está pensada como una figura penal aparte sino como un agravante del homicidio. La figura del femicidio nos permite diferenciar y reconocer los crímenes de odio a las mujeres por su condición de mujeres. Hay que defender esa categoría". "Hay varones que nunca han podido llorar, quienes les parece de locos hacer terapia o se tienen que estar muriendo de dolor para ir al médico", expresó Patricio. Masculinidades y emocionalidad El análisis de las violencias llevó a otro eje central: la construcción de las masculinidades. "A los varones nos socializan de forma que externalizar cualquier muestra de afecto, cariño o sensibilidad entre varones habla de debilidad. Y es algo muy difícil de sacar. Hay varones que nunca han podido llorar, quienes les parece de locos hacer terapia o se tienen que estar muriendo de dolor para ir al médico". Ese entramado simbólico forma parte de las investigaciones desarrolladas en el Instituto de Investigaciones en Comunicación Social (IIComS) de la UNNE, dirigido por Cleopatra Barrios y Florencia Pannunzio, desde la Línea Temática de Interés N°5 "Género, racismo y desigualdades". En la Facultad de Derecho también realiza estos estudios en el marco del proyecto "La aplicación de la transversalización de la perspectiva de género en la formulación y evaluación de las Políticas Públicas en la Argentina", dirigido por Mónica Anís. Violencias: datos, desigualdades y socialización Monzón Battilana también apuntó contra los discursos que intentan relativizar la violencia de género como "toda violencia es violencia", y expresó: "No es un debate en términos morales, sino con datos de la realidad". En ese contexto, profundizó en la dimensión estructural: "Las mujeres conforman una minoría porque ocupan una posición social subordinada respecto del sujeto prototípico de una sociedad: el varón heterosexual proveedor". Aun con cambios históricos en el mercado laboral, las tareas de cuidado siguen depositadas sobre los mismos cuerpos. "Seguramente nos encontraremos con que las personas que se encargan de limpiar la casa, cuidar a los niños, a los parientes o a las personas enfermas son mujeres. Son tareas que siguen estando bastante feminizadas". Incluso lo personal ayuda a leer lo estructural. "Yo por ejemplo odio cocinar… fui criado como el niño príncipe al que le tienen que cocinar. Entonces después limpio todo lo que puedo por culpa", contó entre risas. Notas Relacionadas
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