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Gualeguaychu » Nova Comunicaciones
Fecha: 19/11/2025 16:10
Los puertos uruguayos funcionan como respaldo operativo para embarcaciones que sostienen el esquema económico y geopolítico británico en las islas. Uruguay emergió en los últimos años como un aliado clave del Reino Unido en un rol logístico que resulta polémico para Argentina: sus puertos permiten el reaprovisionamiento y la escala de embarcaciones británicas vinculadas con las Islas Malvinas, incluso cuando se trata de buques que llevan a cabo la explotación pesquera ilegal en la zona. Esta relación socava, para muchos, los reclamos argentinos de soberanía y compromete la integridad de recursos naturales en litigio. Esta situación se repite frecuentemente. Tanto que el pasado 17 de noviembre de 2025, el buque británico FPV Lilibet, un patrullero armado contratado por el autoproclamado gobierno de las Malvinas, hizo una parada técnica “no programada” en el puerto uruguayo de Piriápolis, supuestamente por condiciones climáticas adversas. El barco que se refugió en Uruguay. Foto: Wikimedia. Esta nave tiene la misión formal de “combatir la pesca ilegal” en aguas malvinenses, pero en la práctica protege recursos pesqueros clave —como el calamar Ilex— que aportan hasta el 65% de los ingresos del gobierno colonial británico. Además, esta escala uruguaya no es un hecho aislado, sino parte de una colaboración política y logística más amplia: Uruguay facilita la reparación, abastecimiento y apoyo técnico a buques británicos —como el Lilibet—, así como a flotas pesqueras de España, Corea del Sur y Taiwán que operan con licencias emitidas por el gobierno isleño británico. Esta dinámica convierte al país vecino en un eslabón estratégico para que el Reino Unido mantenga y consolide su presencia en el Atlántico Sur en detrimento de la posición argentina. Uruguay, un aliado importante para el control marítimo del Reino Unido en el Atlántico Sur. Uruguay se convirtió en un actor clave para el sostenimiento logístico y operativo del Reino Unido en el Atlántico Sur, especialmente en lo que concierne al control marítimo alrededor de las Islas Malvinas. Aunque Montevideo sostiene públicamente una posición neutral respecto al conflicto de soberanía entre Argentina y el Reino Unido, en la práctica sus puertos funcionan como un punto de apoyo indispensable para embarcaciones británicas y para las flotas que operan bajo licencias emitidas por el gobierno isleño, muchas de las cuales son consideradas ilegítimas por Argentina. Esta colaboración otorga a los británicos una ventaja estratégica en la explotación de recursos pesqueros y en su presencia regional. El puerto de Piriápolis, Uruguay. Foto: Wikipedia. La reciente escala del patrullero británico FPV Lilibet en Piriápolis volvió a evidenciar esta relación. La nave, contratada por el gobierno de las Malvinas para “combatir la pesca ilegal”, cumple en realidad un rol central en garantizar que solo los buques autorizados por la administración británica puedan operar en la zona, protegiendo así la explotación unilateral de recursos. Esta dinámica no solo facilita la continuidad del modelo de explotación británico, sino que también debilita la capacidad argentina de proteger sus propios recursos pesqueros y de sostener una posición diplomática firme sobre la soberanía. En paralelo, Uruguay también es un punto logístico estratégico para misiones científicas británicas, como las del British Antarctic Survey, que utilizan los puertos uruguayos como enlace entre las Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida. Este componente científico, presentado como cooperación ambiental, refuerza la presencia británica en la región y consolida una infraestructura de apoyo que contribuye al control marítimo en vastas áreas donde Argentina busca incrementar su influencia. Para Argentina, este escenario representa un desafío diplomático significativo, ya que el respaldo indirecto de un vecino cercano otorga al Reino Unido una profundidad estratégica difícil de contrarrestar si no se articula una política regional más firme y coordinada. Con información de Canal 26.
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