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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/11/2025 00:33
Las tormentas de polvo se duplican en regiones clave del mundo por el cambio climático y la sequía, alertan científicos (AP Foto/Mark Schiefelbein) El aumento de las tormentas de polvo preocupa a científicos y autoridades a nivel global. Estas formaciones, asociadas al cambio climático y la sequía, afectan la salud, la economía y el medioambiente en Norteamérica, África, Asia y otras regiones donde el fenómeno gana intensidad y frecuencia. Recientemente, un evento de polvo extremo impactó en Nuevo México. El climatólogo Dave Dubois observó cómo la visibilidad se redujo a menos de 15 metros durante una tormenta ligada a un ciclón de latitudes medias. La tormenta provocó accidentes de tráfico y, junto con incendios y vientos de más de 113 km/h, contribuyó a crear un panorama calificado como “infierno de polvo”. Nuevo México reportó 50 tormentas en los primeros tres meses del año, con récord de acumulación y efectos en zonas tan alejadas como Wisconsin y Carolina del Norte. El aumento de tormentas de polvo genera accidentes, enfermedades respiratorias y pérdidas económicas millonarias a nivel global (NASA) Los datos recopilados por agencias federales estadounidenses, junto a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), muestran que la frecuencia de tormentas de polvo se duplicó en el suroeste del país entre 1990 y 2011. La tendencia se replica a nivel internacional, en especial en regiones de Medio Oriente y el norte de África, donde, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el polvo del desierto se duplicó durante el siglo XX. Causas y consecuencias globales del fenómeno De acuerdo con BBC, las tormentas de polvo y arena no solo afectan a zonas desérticas. Los vientos intensos provocan desplazamientos de partículas miles de kilómetros. El Sahara, por ejemplo, se expandió un 18% en el último siglo y el polvo africano llega anualmente al Caribe y a Sudamérica, transportado por vientos estacionales como el Harmattan. Nuevo México reporta un récord de 50 tormentas de polvo en tres meses, con impactos que alcanzan hasta Wisconsin y Carolina del Norte (Stephanie Alderson Heppe/vía REUTERS) Los científicos advierten que la desertificación, sumada a la sequía prolongada por el cambio climático y a prácticas agrícolas agresivas, intensifica el fenómeno. Técnicas como el sobrepastoreo o la labranza excesiva degradan el suelo, lo que favorece la formación de polvo. Las repercusiones de las tormentas de polvo superan las fronteras locales. Estas nubes afectan la calidad del aire en ciudades, dañan infraestructuras y reducen la productividad agrícola. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que el 87% de las tierras cultivables aplica alguna forma de labranza de conservación. Sin embargo, la siembra directa apenas alcanza a un tercio del total, pese a que resulta clave para prevenir la erosión. Salud, enfermedades y costos sociales El fenómeno provoca consecuencias sanitarias graves. Según la Organización Mundial de la Salud, 330 millones de personas quedan expuestas diariamente a partículas transportadas por el viento. El polvo conforma aproximadamente el 40% de los aerosoles presentes en la capa más baja de la atmósfera, lo que incrementa la incidencia de asma, neumonía y enfermedades cardiovasculares. El polvo del Sahara se expande un 18% en el último siglo y llega al Caribe y Sudamérica, impulsado por vientos estacionales (NASA/JPL-CALTECH/ASU) Investigadores de Estados Unidos y África vincularon brotes de meningitis y fiebre del valle al polvo en suspensión. Esta última enfermedad, causada por un hongo del suelo, se notificó en el suroeste estadounidense y en zonas de América Latina y Central. BBC señaló que los casos de fiebre del valle pueden superar los 20.000 anuales solo en Estados Unidos, con un promedio de 200 muertes. El polvo también incrementa la mortalidad infantil: un estudio de 2020 asoció un aumento del 15% en partículas finas de polvo, con un alza del 24% en las tasas de mortalidad infantil en partes de África. El impacto económico resulta elevado. Según estudios de universidades estadounidenses, las tormentas cuestan a la economía nacional alrededor de 154.000 millones de dólares anualmente. El sector agrícola, la energía renovable y la salud pública registran los mayores perjuicios, por los gastos en limpieza, mantenimiento y atención médica. La desertificación, la sequía prolongada y las prácticas agrícolas agresivas intensifican la frecuencia de tormentas de polvo (Imagen Ilustrativa Infobae) Además, el polvo acelera el deshielo de nieve y hielo, absorbe radiación solar y podría agravar los efectos del calentamiento global al modificar los ciclos hidrológicos de manera significativa. Las imágenes satelitales muestran aumentos marcados de vegetación en zonas tratadas para contener la erosión, aunque la efectividad de estas intervenciones depende de factores como el pastoreo y la colaboración entre agencias estatales. Respuestas científicas y gestión local Las autoridades pusieron en marcha proyectos de regeneración del suelo en lugares críticos, como el Lordsburg Playa, al suroeste de Nuevo México. Equipos liderados por el Departamento de Transporte local experimentan con técnicas que mejoran la absorción de agua y fomentan la recuperación vegetal, según el informe de BBC. Investigadores de la Universidad de Texas monitorean el crecimiento de plantas y comparan resultados entre áreas tratadas y zonas dedicadas al pastoreo. El desafío involucra la coordinación de políticas públicas que equilibren el uso de la tierra, las necesidades productivas y la prevención de riesgos para la vida y la salud. Expertos equiparan la amenaza de las tormentas de polvo al impacto de incendios, huracanes e inundaciones y reclaman medidas urgentes de mitigación.
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