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» Rafaela Noticias
Fecha: 18/11/2025 04:09
“Yo solo quiero estudiar”: la emoción y el sueño cumplido de Agustín Gómez La Fundación Sí es una organización sin fines de lucro que desde 2012 trabaja para promover la inclusión social de los sectores más vulnerables del país. Su labor, sostenida por cientos de voluntarios, se basa en un acompañamiento integral que abarca la asistencia, la contención, la capacitación, la educación y la cultura del trabajo. Quienes integran la Fundación creen profundamente en el trabajo de igual a igual, en el valor de la heterogeneidad, en la fuerza del equipo y en el poder transformador de las nuevas generaciones. Están convencidos de que cambiar la realidad es posible, pero que ese cambio sólo se construye con el compromiso de todos. En ese espíritu de oportunidades y transformación se inscribe la historia de Agustín Gómez, un joven de 19 años de Humberto Primo que acaba de ser seleccionado para ingresar a la residencia universitaria de la Fundación Sí. Su historia es la de un sueño que parecía lejano, la de una familia que nunca dejó de luchar y la de un joven que, a pesar de las dificultades económicas, nunca soltó su deseo de estudiar abogacía para “defender a la gente pobre”, como él mismo dice. Agustín Gomez, quedó en la recidencia de la fundación Sí Un sueño postergado que finalmente encuentra su camino “Yo soy Agustín Gómez, de Humberto Primo, y tengo 19 años. Quedé seleccionado para entrar en la residencia de la Fundación Sí”, contó con una mezcla de orgullo y alivio. Hasta hace pocos meses, estudiar fuera de su pueblo parecía imposible: “Sabía que de alguna forma yo iba a estudiar, pero la veía muy difícil… en el sentido de que no me iba a poder ir, que iba a tener que quedarme acá”. La Fundación Sí apareció como una puerta que se abre donde antes sólo había límites. “Lo cambió todo, cambió todo, porque ahora veo que sí se puede”, repite Agustín, y se apura a aclarar que quiere que su historia sirva para otros: “Esta entrevista es para que otros chicos también se anoten… de Galisteo, de escuelitas del campo, de pueblitos, de todos lados. Que se anoten. Es posible quedar y estudiar lo que realmente a ellos les gusta”. Una vida marcada por el esfuerzo Maira, su mamá, sigue cada palabra con los ojos llenos de emoción. La suya también es una historia de lucha. “Agustín estaba haciendo una carrera online porque no podíamos sostener que vaya a estudiar a otro lado”, explica. “Somos de un nivel ahí… y no nos alcanzaba para que él vaya a estudiar”. La selección en la residencia fue un rayo de esperanza: “Fue una felicidad enorme para nosotros”. https://www.instagram.com/reel/DQ5QmVbDSun/?utm_source=ig_web_button_native_share&igsh=ZDNlZDc0MzIxNw%3D%3D , afirma. Y agregó una confesión sincera: Agustín es el segundo de sus cinco hijos, y desde muy chico mostró un fuerte interés por la abogacía: “Nos pasaron cosas que nos marcaron, por eso él decidió estudiar esa carrera para defender a la gente pobre”. Un proceso largo, exigente y lleno de ilusión La selección en la Fundación Sí exige un recorrido riguroso: formularios, entrevistas, trabajos escritos, pruebas psicológicas y etapas presenciales. Agustín recordó cada paso: “Tuve que rellenar un formulario con varias preguntas, después hicimos una videollamada, entregar un trabajo sobre dónde se estudiaba mi carrera, cuántas materias tenía… Después vinieron unos niveles de pruebas psicológicas, completar figuras, 63 niveles de figuras geométricas… Después llegó la etapa presencial: éramos como 90 chicos en Santa Fe”. A eso siguieron más test, una entrevista y una prueba escrita. “Sabía que tenía que dar todo”, contó. Mientras tanto, en Humberto, la familia esperaba noticias con el corazón en la mano. La tarde en que la vida cambió Maira lo recuerda con una claridad que todavía la emociona. “Estábamos tomando mates ese jueves 30… Me llamaban por WhatsApp, yo no atendía porque era otra característica”, dijo entre risas. Hasta que llamaron a su marido, Sebastián, para que fuera hasta la esquina. Allí estaba el equipo de la Fundación. “Llega mi marido… abre la puerta… no le salía nada. ‘Agustín, Agustín’, decía. Yo pensé que había tenido un accidente”. Pero era la mejor noticia de sus vidas. La Fundación le pidió a Maira que se pusiera un traje de Barney para darle la noticia a su hijo. Ella aceptó, entonces organizaron una sorpresa: su hermano Pablo lo llamó para invitarlo a jugar al fútbol. Cuando Agustín llegó, Maira salió vestida de Barney desde el pasillo. “No sabía que era yo”, contó ella. “Cuando me saqué la cabeza del traje y nos abrazamos, lloramos un montón. Fue una felicidad tan grande… todavía la tengo”. Una oportunidad que transforma vidas Agustín viajará en enero a La Plata para una primera instancia de formación y luego regresará a Santa Fe para iniciar la carrera de abogacía. El miedo natural de una mamá se mezcla con el orgullo: “Él nunca salió de Humberto… pero yo quiero verlo seguir, quiero que vuelva con su título, que cumpla su sueño”. Antes de terminar, Agustín deja un mensaje para quienes se animan a soñar desde lugares donde a veces no se ve el camino: “Por más difícil que parezca… sí se puede. La Fundación es una oportunidad única que te puede transformar la vida”. Su historia ya empezó a hacerlo.
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