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Parana » Adn21
Fecha: 17/11/2025 17:26
El abismo del 300% entre el costo de fábrica y el precio de góndola asfixia a la producción local. Mientras Pichetto busca poner un arancel a China, el problema real es la “vorágine de precios” interna que hace al empleo argentino inviable frente al dumping. La batalla del costo argentino La crisis de la industria nacional no se define solo en el Congreso con aranceles a China, sino en la dolorosa diferencia de precios que separa al productor del consumidor final. El empresario textil Sebastián Sarasola ha puesto en evidencia el corazón del problema: una camisa de lino de fabricación local, que sale de fábrica con un costo de $65.000 pesos, se vende en los shoppings a más de $170.000 pesos, una diferencia de más del 300%. Esta vorágine de costos internos –compuesta por impuestos, logística, alquileres y margen de comercialización– es el verdadero muro que hace a la producción nacional totalmente inviable frente al dumping del e-commerce extranjero. El proyecto de ley impulsado por Pichetto para arancelar plataformas como Shein con un 30% es un dique necesario contra la competencia desleal, pero solo ataca la punta del iceberg. Si no se resuelve el Costo Argentino que infla los precios en un 300% antes de llegar al consumidor, la industria nacional, ahogada entre la inflación y la importación sin freno, está condenada a morir en el intento de competir. Anatomía de una Extinción Industrial El Lino como prueba de cargo: El abismo del 300% El caso del lino es un diagnóstico lapidario. El video que muestra la calidad y el proceso de producción de una camisa argentina confirma que el precio de venta al público triplica el precio de fábrica. Este salto descomunal no se debe al valor agregado de la mano de obra, sino a una acumulación de factores que convierten la cadena de valor en una trituradora de competitividad: Carga Impositiva: Impuestos internos que gravan cada etapa de la producción y la venta. Impuestos internos que gravan cada etapa de la producción y la venta. Costos Logísticos: Fletes y distribución encarecidos por la inflación y la falta de infraestructura. Fletes y distribución encarecidos por la inflación y la falta de infraestructura. Alquileres y Servicios: La dolarización o el alto costo de los espacios comerciales (shoppings) que se traslada linealmente al precio final. La dolarización o el alto costo de los espacios comerciales (shoppings) que se traslada linealmente al precio final. Intermediación Financiera: El alto costo del crédito y la tasa de interés que impacta en el stock. El Dumping de China como disolvente final La industria puede soportar los altos costos internos, pero no cuando se enfrenta a una competencia que los anula de origen. El dumping de Shein o Temu no solo se beneficia de una mano de obra subsidiada, sino que además elude la mayor parte de la carga impositiva y de intermediación argentina. Mientras una camisa argentina de $65.000 sale al mercado por $170.000, un clon chino llega a la puerta del consumidor con un costo final que puede ser la mitad del costo de fábrica argentino. El consumidor, empobrecido, elige de manera racional el precio más bajo, sacrificando la calidad nacional y el empleo local. La solución de Pichetto es insuficiente sin Reforma Estructural El proyecto de Pichetto de imponer un arancel del 30% es una herramienta de defensa legítima para igualar parcialmente la cancha frente a la competencia desleal de China. Es la respuesta necesaria para evitar que Argentina se convierta en el “basurero” textil del e-commerce. Sin embargo, si la vorágine de precios interna sigue multiplicando el costo de fábrica por tres o cuatro, ningún arancel será suficiente. La medida es un paliativo que le da un respiro al productor, pero el problema estructural de la industria nacional reside en la incapacidad del Estado y del mercado de reducir los costos endémicos. La camisa de lino argentino sigue siendo condenadamente cara, independientemente de lo que cobren Shein o Temu. El acuerdo con EE. UU.: una distracción costosa En este contexto de emergencia industrial, el gobierno de Milei desvía el foco hacia un acuerdo con Estados Unidos que, lejos de ofrecer soluciones a los altos costos, los agrava. Al resignar recaudación (eliminando el 3% de la Tasa Estadística) y al priorizar la primarización y los intereses geopolíticos de Washington, el pacto solo añade más presión fiscal y comercial a la industria que lucha por sobrevivir. El dilema es claro: la Industria Nacional se está extinguiendo no solo por el dumping externo, sino por los costos internos insostenibles. Si no se ataca la raíz del problema (la vorágine de precios) con una reforma estructural profunda y real, el arancel del 30% solo retrasará una muerte anunciada.
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