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  • Menús escolares: así se reduce su impacto ambiental en España sin perjudicar la salud

    » Diario Cordoba

    Fecha: 17/11/2025 09:50

    La alimentación debe tener un bajo impacto ambiental y reducir los problemas de salud, algo que no se cumple actualmente en gran parte de los casos. Las escuelas y sus comedores son un pilar básico para fomentar hábitos alimentarios sostenibles y saludables. Ahora, una investigación desarrollada por científicos catalanes ha desvelado qué partes de esa comida tienen un mayor impacto. La investigación ha analizado las guías alimentarias para escuelas publicadas por la Agencia Estatal de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT) desde 2005 (con actualizaciones en 2012, 2017 y 2020), que los centros educativos utilizan para diseñar menús saludables. El trabajo ha sido desarrollado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la ASPCAT, la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF y la Escuela de Negocios de Barcelona (BSM-UPF) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) Una de las conclusiones es que hay alimentos, como la fruta, que tienen un fuerte impacto ambiental, pero, en cambio, son altamente saludables y no puede prescindirse de ellas. Otros alimentos, como el arroz, también con efectos sobre el entorno, tienen alternativas viables para garantizar sus aportaciones nutritivas. Los segundos platos suelen ser los de mayor impacto ambiental. Imagen de un comedor escolar / Agencias «Este es uno de los primeros artículos que se centra en los menús escolares, considerando el comedor como un lugar de aprendizaje donde los niños adquieren hábitos alimenticios que pueden durar toda la vida», explicó Júlia Benito-Cobeña, una de las autoras del estudio. La experta añade: «La ASPCAT actualizó sus directrices en 2020, teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad. Este estudio verifica que el impacto ambiental ha disminuido, y hemos aportado información para diseñar nuevos menús que reduzcan aún más el impacto de las comidas escolares». El impacto ambiental se ha ido reduciendo Disponible en Science of the Total Environment, el estudio analiza las cuatro versiones de las directrices, con resultados que muestran cambios progresivos en el impacto ambiental de los menús escolares para niños de 7 a 12 años. Los autores compararon el impacto ambiental utilizando 16 indicadores ambientales, entre ellos la acidificación, la escasez de agua, la toxicidad para el ser humano, el uso de recursos minerales y metales, y el uso de recursos fósiles, así como un indicador de su huella ambiental compuesta. Una niña recoge su comida en un comedor escolar / Agencias Tomando como referencia las directrices de 2005, las actualizaciones introducidas en 2012, 2017 y 2020 redujeron la huella ambiental en un 9%, un 22% y un 40%, respectivamente. Todos los indicadores individuales también mostraron impactos ambientales significativamente menores en 2020 en comparación con 2005, con reducciones que oscilaron entre el 5% y el 52%. Alimentos con mayor impacto ambiental El equipo analizó qué grupos de alimentos tienen el mayor impacto en cada indicador ambiental y propone cambios que mantienen intactas tanto la distribución de macronutrientes como la calidad nutricional de los menús. Se demostró que los segundos platos, principalmente carne y pescado, son los que más contribuyen al impacto ambiental. Incluir más proteínas vegetales y menos carne y pescado, junto con una mayor diversidad en el consumo de cereales, reduce el impacto ambiental de los menús en aproximadamente un 50%. Alimentos para escolares / Europa Press «La fruta y el arroz son los principales contribuyentes al consumo de agua, pero la fruta desempeña un papel esencial en una alimentación saludable, por lo que es recomendable consumirla en cuatro de cada cinco comidas. Reducir el consumo de fruta tendría un efecto negativo en la salud», explicó Anna Bach, de la facultad de Ciencias de la Salud de la UOC. El estudio demuestra que el arroz puede sustituirse por otros cereales más adaptables al cambio climático, lo que además reduciría el impacto ambiental. Alternativas atractivas En cuanto a la reticencia de la población a aceptar los cambios propuestos, especialmente entre las familias, el estudio señala la falsa creencia de que los menús basados en plantas son insípidos y nutricionalmente deficientes. «También existen barreras para la aceptación entre los niños: si los alimentos no están cocinados y presentados de forma atractiva, es menos probable que quieran comer ciertos alimentos, como verduras y legumbres. Para superar estas dificultades, tendremos que trabajar conjuntamente con las familias, el personal escolar y la cocina», afirman los autores. «También sería necesario estudiar el grado de implementación de estas directrices en los centros educativos», añaden. Si bien el estudio se ha centrado en las directrices catalanas, sus resultados podrían extrapolarse a las recomendaciones para toda España recogidas en el Real Decreto sobre la promoción de una alimentación sana y sostenible en las escuelas, publicado el pasado mes de abril por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.

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