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  • “Recibimos más de una denuncia por día”: la Justicia local admite que no tiene las herramientas para enfrentar el avance de las estafas digitales

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 17/11/2025 08:52

    Mensajes falsos, llamadas sospechosas, logos truchos de empresas o bancos y transferencias “por error”: las estafas virtuales se multiplican cada semana en la ciudad. ¿Cómo se investiga un delito que se comete detrás de una pantalla? ¿Y por qué sigue cayendo tanta gente en las mismas trampas? Despertar Entrerriano charló con el fiscal coordinador José Daniel Costa, quien explicó cómo actúa la justicia frente a los nuevos delitos digitales y los desafíos que plantea la tecnología. Delitos digitales y pornografía generada con IA: un eje en crecimiento, pero sin casos locales Aunque la preocupación mundial gira en torno a los contenidos sexuales falsos creados con inteligencia artificial —videos o imágenes manipuladas que pueden arruinar la vida de una persona en minutos—, en Concordia no se han registrado denuncias de este tipo hasta el momento. Costa aclaró que, si bien la tecnología avanza rápido y es un tema que ya se discute en la Justicia, no hay casos locales de pornografía sintética o videos generados con IA. “Acá no hemos visto nada de eso. Lo que sí vemos todos los días son estafas virtuales clásicas, pero no videos hechos con inteligencia artificial de una persona desnuda o en situaciones íntimas”, remarcó el fiscal, destacando que la ciudad todavía no enfrenta este fenómeno, aunque sí observa su avance en otros países. De los golpes con armas a los golpes de clic El delito cambió de forma. Si antes los robos se resolvían a mano armada, hoy las estafas se cometen desde un celular. En Concordia, los casos de fraude digital aumentan año a año y ya forman parte de la rutina judicial. “Todos los días recibimos denuncias de estafas virtuales, y más de una por día. Este tipo de delitos no para de crecer”, señaló Costa, preocupado por la cantidad de víctimas que siguen cayendo en engaños cada vez más elaborados. José Daniel Costa, fiscal coordinador. Las modalidades son tan variadas como ingeniosas. Algunos delincuentes se hacen pasar por entidades bancarias, otros por empresas como YPF o Mercado Libre, y hasta hay quienes simulan ser profesionales o miembros de ONG internacionales. “Hace poco una profesional de la salud fue estafada por alguien que se presentó como integrante de Médicos Sin Fronteras. Durante días le fue transfiriendo plata sin sospechar nada”, relató. En otras ocasiones, las maniobras se disfrazan de oportunidades irresistibles: un celular a buen precio en Marketplace, una inversión con retorno inmediato o un supuesto reintegro del Ministerio de Salud por la campaña del dengue. “El año pasado muchos cayeron con mensajes que usaban el logo del Ministerio y pedían códigos de verificación. Así terminaban hackeándoles el WhatsApp”, contó. Un sistema que corre detrás del delito Investigar estos casos no es sencillo. La justicia local se enfrenta a un delito sin rostro, con estafadores que se esconden detrás de líneas sin registro o cuentas virtuales imposibles de rastrear. “El problema principal es que hoy casi no existen líneas telefónicas con titularidad. Los estafadores usan chips descartables o números que no figuran a nombre de nadie, lo que vuelve muy difícil el rastreo”, explicó el fiscal. El proceso de investigación suele ser lento y complejo. La fiscalía depende de la colaboración de las empresas de telefonía, bancos y plataformas digitales, lo que puede demorar semanas. “Cuando finalmente llega la información, la cuenta ya fue cerrada o la plata pasó por diez cuentas distintas. Es muy difícil seguir la trazabilidad del dinero”, señaló. En Concordia no existe aún una unidad especializada en delitos informáticos, por lo que los fiscales trabajan con la división Criminalística de la Policía y con peritos de la Procuración General en Paraná. “Ellos cuentan con equipos de extracción de datos, como el UFED, que permite recuperar información de los teléfonos, incluso mensajes borrados. Pero todo lleva tiempo, y el tiempo en estos casos juega en contra”, reconoció Costa. Ese tiempo perdido puede ser decisivo: mientras la justicia espera respuestas, los estafadores multiplican operaciones y borran sus rastros. “Cada demora nos aleja de la verdad. Si un informe tarda un mes, en ese lapso el autor puede haber hecho miles de transferencias más”, lamentó. Prevenir antes que lamentar Pese al avance de las investigaciones, Costa insiste en que la principal herramienta sigue siendo la prevención. “Los bancos lo repiten todos los días: no te van a llamar por teléfono ni pedir tus datos. Sin embargo, la gente sigue cayendo. Y no hablo solo de adultos mayores; hay jóvenes, profesionales, comerciantes… todos pueden ser víctimas”. El fiscal considera clave desarrollar una conciencia digital más fuerte, que combine educación, desconfianza y verificación constante. “Si te llaman y te apuran para hacer una transferencia, cortá. Si te mandan un link sospechoso, no lo abras. Y si algo suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo sea”, advirtió. También recordó que existen herramientas simples para detectar posibles fraudes: “Algunas personas, cuando dudan, copian el número en Google y les aparece ‘fraude’. Es un primer filtro útil, aunque no infalible”. La conclusión de Costa es clara: la tecnología avanza más rápido que las leyes, y los estafadores saben aprovecharlo. Mientras tanto, la fiscalía intenta adaptarse a un terreno donde los delitos no dejan huellas físicas, pero sí un impacto real en las víctimas. “La advertencia es simple —cerró el fiscal—: antes de dar un dato, hacer una transferencia o seguir una instrucción por teléfono, corroboren todo. En el mundo digital, la prevención es la mejor forma de justicia.” Fuente: Despertar Entrerriano

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