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Parana » Uno
Fecha: 15/11/2025 14:55
Cada 16 de noviembre se celebra en Argentina el Día del Taquígrafo Parlamentario, una fecha que recupera el valor del oficio Cada 16 de noviembre se celebra en Argentina el Día del Taquígrafo Parlamentario, una fecha que recupera el valor de un oficio que acompañó durante décadas el trabajo legislativo del país. La conmemoración recuerda la creación de la Asociación Argentina de Taquígrafos Parlamentarios, fundada en 1946, y reconoce a quienes dedicaron su vida profesional a transcribir con precisión el pulso de los debates públicos. La taquigrafía es un sistema de escritura abreviada y altamente entrenado que permite registrar discursos a la velocidad del habla. Antes de la llegada de los dispositivos electrónicos, fue la herramienta más confiable para producir registros exactos de sesiones, reuniones, audiencias y conferencias. Su implementación en el Congreso argentino se consolidó a fines del siglo XIX, cuando la demanda de documentación oficial exigió un método que garantizara exactitud y neutralidad. En este contexto surgieron figuras clave como Gabriel Hilario Larralde, creador del sistema que lleva su apellido y que se adoptó de manera extendida en distintos cuerpos legislativos. Su aporte técnico permitió unificar criterios de escritura y facilitó la formación de generaciones de taquígrafos que se convirtieron en guardianes del registro institucional. El trabajo cotidiano de un taquígrafo exigió siempre una preparación rigurosa: agilidad mental, concentración sostenida durante largas jornadas y una capacidad especial para distinguir matices, entonaciones y gestos que, a veces, resultan tan importantes como la palabra misma. Cada intervención debía quedar asentada tal como era pronunciada, sin interpretación ni filtro personal. Era una tarea minuciosa que sostenía la transparencia del debate democrático y permitía elaborar los Diarios de Sesiones, documentos que hoy forman parte del archivo histórico del país. A lo largo del siglo XX, el oficio alcanzó un lugar de respeto dentro de la estructura parlamentaria. Su presencia era imprescindible en las sesiones extensas, en los momentos críticos de la vida institucional y en las discusiones que definieron leyes centrales. Incluso en tiempos de inestabilidad política, la taquigrafía garantizó continuidad documental y aportó una mirada técnica y silenciosa sobre decisiones trascendentes. La expansión de la tecnología modificó de manera profunda las dinámicas del registro legislativo. Las grabaciones digitales, la transcripción automática y los sistemas de archivo electrónico incorporaron nuevas herramientas que agilizan el trabajo diario. Sin embargo, la taquigrafía no desapareció: se transformó. En muchos organismos convive con los recursos modernos y continúa siendo una práctica valorada por su precisión y por la capacidad de captar detalles que los sistemas automáticos no siempre logran interpretar. Hoy, el oficio subsiste en una etapa híbrida, donde la experiencia humana complementa a la tecnología. La escucha atenta, la comprensión contextual y la adaptación al ritmo de un debate siguen siendo habilidades irremplazables. Por eso, cada 16 de noviembre, la fecha funciona como homenaje y también como recordatorio del rol histórico de quienes, desde su escritorio y cuaderno de signos, construyeron la memoria escrita de la vida parlamentaria argentina.
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