15/11/2025 09:17
15/11/2025 09:17
15/11/2025 09:16
15/11/2025 09:16
15/11/2025 09:16
15/11/2025 09:07
15/11/2025 09:01
15/11/2025 09:00
15/11/2025 09:00
15/11/2025 09:00
» Diario Cordoba
Fecha: 15/11/2025 07:22
El primer párrafo del informe que recientemente ha sido publicado por Cáritas es contundente: «España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social: la clase media se contrae desplazando a muchas familias hacia estratos inferiores». La afirmación es de tal calibre que merece repensar qué camino hemos emprendido y si estamos en la buena dirección. Lo dicho no es una reflexión espontánea de alguien, sino una de las conclusiones del 9º Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, realizado por un equipo de 140 investigadores procedentes de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector. Llaman la atención las conclusiones tan rotundas que expresan en este estudio los responsables de la organización humanitaria, hasta el punto de que nos sacan los colores a todos (que cada palo aguante su vela) y nos ponen frente al espejo respecto a la sociedad que estamos construyendo. Desde el punto de vista de la economía, no hace falta ser muy ducho en la materia para diagnosticar que ese empobrecimiento al que se refiere Cáritas y la reducción global de la llamada clase media tiene un efecto claro en el consumo, con lo que numerosos sectores, como el comercio, se ven afectados. Añade este dossier que «disponer de un empleo protege, pero no inmuniza», hasta el punto de que «uno de cada diez ocupados vive en exclusión social y más de un tercio de la población excluida moderada o severa trabaja». Así las cosas, ¿cómo podemos hablar de mejorar la productividad en las empresas y quejarnos históricamente que es uno de los grandes déficits de nuestro modelo? No todo lo expuesto en este informe es señalar nuestras carencias, sino que también se aportan soluciones, algunas de ellas posibles a corto y medio plazo y otras más cuestionables debido a la impericia manifiesta de quienes tienen responsabilidades para tomar decisiones y cambiar la realidad. Sin embargo, no me resisto a dejar aquí una de las reflexiones de los autores, quienes aseveran que «el mito de la pasividad de las personas en situación de pobreza y exclusión, esa idea de que viven de prestaciones sociales sin buscar soluciones o emprender acciones para su inclusión, es falsa. Esta realidad demuestra que no fallan las personas, falla el sistema». Cáritas también alerta de que los principales motores de la exclusión social en España son la vivienda y el empleo, algo de lo que aquí en Córdoba tenemos constancia. Añaden que «la vivienda es hoy el factor que está activamente reconfigurando nuestra estructura social, expulsando a uno de cuatro hogares de una vida digna y triturando el difícil equilibrio de las clases medias». Los datos son claros. El 45% de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de exclusión social, la cifra más alta de la UE, y el alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza. Podríamos seguir, pero con estos retazos de los muchos que cita el informe hay material suficiente para que nos activemos desde todos los ámbitos para poner freno a una realidad que, a menudo, no queremos ver. De hecho, ya hemos escuchado estos días a algún que otro botarate (de la política para más señas) que ha utilizado el estudio de Cáritas para atizar al adversario ideológico y ya de paso tratar de tapar la incapacidad y pasividad de los suyos para afrontar el problema. Ese es el nivel. Al Gore señalaba «no hay nada más incómodo que vivir en la mentira sabiendo la verdad», aunque más doloroso es aún el momento en el que alguien, como ha hecho Cáritas, nos muestra una realidad que nos desazona. *Presidente de Comercio Córdoba
Ver noticia original