13/11/2025 05:32
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
13/11/2025 05:31
» Diario Cordoba
Fecha: 13/11/2025 03:45
No es una pregunta retórica ni una exclamación; es la explicación de la respuesta al desastre en el que vivimos ahora. Y con esta respuesta no me refiero a los políticos, sino a todos como sociedad. Los políticos son sólo un reflejo, la imagen de la mayoría hasta en su aspecto físico. Pues para saber cómo hemos llegado a este desastre tenemos que remontarnos a hace cincuenta años, cuando todo era nuevo, todo por estrenar, todo se hallaba en las manos de los que ahora nos decimos abuelos. ¿Qué hicimos? Pues hicimos muchas barbaridades. Es una larga lista. Nos dedicamos a abrir las heridas que nuestros padres nos legaron restañadas: nos dedicamos a sacarlos de sus tumbas, convertidos ya en espectros, y ponerlos de nuevo a pelearse. Ellos nos rogaban que, por favor, los dejásemos en paz, pero nosotros los obligamos a enfrentarse de nuevo, a regresar a las trincheras, a los bombardeos, a los fusilamientos, a los trenes y barcos del exilio. En nuestras escuelas, en nuestros medios de comunicación, en nuestras novelas, películas, canciones, volvimos a levantar paredones de fusilamiento, volvimos a cambiarnos de chaqueta, dejamos la Historia en manos de aficionados y se la dimos manipulada a las nuevas generaciones, que corrompemos corrompiendo la verdad; ultrajamos la ética de, ante un mismo desastre, emitir un juicio distinto si el desastre es de los míos o de los otros; construimos una ley electoral que sólo es una pantomima de las matemáticas más perversas, donde lo que se promete el día de antes de las elecciones se prostituye el día siguiente; donde, por ejemplo, si A ha sacado 14 concejales, B, 9 y C, 6, B y C se unen en el cambalache de tú me das y yo te doy, sumamos 9 + 6, y resulta que C sale de alcalde; unas elecciones donde las minorías nacionalistas, con menos electores, pueden meter su cuchara de violencia egoísta en la política nacional, que es lo que quieren destruir. Pero lo más grave resulta ser que nosotros, el pueblo, apoyamos la farsa de esa violencia. En un principio no entraba en nuestros cálculos la patraña de las Autonomías, y ahora tenemos las consecuencias. Habíamos salido de cuarenta años de un nacionalismo, y nos enredamos en diecisiete nacionalismos, que ya se ve que sólo sirven para escabullir responsabilidades, duplicar gastos y repartir prebendas. Los sindicatos se adscribieron a un partido político, y, claro, para qué sirve la comedia de una huelga general montada contra ellos mismos. Y así, mentira a mentira, hemos llegado a este desastre tan bien ordenado que va desordenando a las nuevas generaciones… En fin… Por hoy nos quedaremos aquí, pero la lista promete que continuará. *Escritor
Ver noticia original