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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/11/2025 02:59
La consulta ginecológica y los estudios periódicos permiten detectar de forma temprana el cáncer de cuello uterino (MSD) El 17 de noviembre se conmemora el Día de Acción para la Eliminación del Cáncer Cervicouterino, una iniciativa internacional que busca disminuir la incidencia de esta enfermedad como problema de salud pública. Desde 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa esta fecha con el objetivo de concientizar y sumar esfuerzos para reducir el impacto de una patología que afecta a miles de familias en todo el mundo. La magnitud del problema resulta clara ante los datos más recientes. Es actualmente el cuarto tipo más común entre mujeres a nivel mundial, con aproximadamente 660.000 casos nuevos y 350.000 muertes solo en 2022. La estadística es contundente: cada dos minutos, alguien pierde la vida por esta enfermedad en el mundo. Si se pone la mirada en la región, las desigualdades quedan de manifiesto: América Latina y el Caribe presentan tasas de incidencia y mortalidad superiores a la media mundial, lo que refleja inequidades en el acceso a servicios esenciales de prevención y tratamiento, según la Organización Panamericana de la Salud. En la Argentina, el impacto de esta enfermedad alcanza una cifra que deja de manifiesto un desafío. Representa el tercer cáncer más frecuente entre mujeres con más de 4.600 nuevos diagnósticos anuales y causa más de 2.500 muertes por año. A pesar de los avances científicos y la disponibilidad de estrategias eficaces, es amplia la brecha que persiste vinculada a la toma de conciencia y la equidad en el acceso sanitario. El control regular y la información confiable son fundamentales para reducir los casos de cáncer de cuello uterino en la Argentina (MSD) La prevención: la herramienta más poderosa Especialistas de la OMS coinciden en que es uno de los pocos cánceres totalmente prevenibles. Su causa principal reside en la infección persistente por el Virus de Papiloma Humano (VPH), que abarca cerca de 200 variantes, de las cuales unas 40 afectan el área genital y anal. La transmisión es muy frecuente y puede suceder a través de cualquier tipo de contacto sexual. La vacunación contra el VPH constituye el eje central de la prevención primaria. Aplicada a tiempo, puede evitar la mayoría de los casos, ya que el 99% de los casos de cáncer cervicales está asociado a la infección por variantes de alto riesgo. Es así que la Argentina incorporó la vacuna contra el VPH al Calendario Nacional de Vacunación para niñas y niños a los 11 años de edad. De esta manera, la estrategia propuesta por la Organización Mundial de la Salud establece metas globales a 2030: alcanzar una cobertura del 90% en vacunación antes de los 15 años, realizar test de detección temprana en el 70% de la población objetivo y asegurar tratamientos adecuados en el 90% de quienes presentan lesiones precancerosas y cáncer de cuello. La detección secundaria, mediante el Papanicolau y/o el test del VPH, resultan esenciales para detectar lesiones precoces o la presencia del virus. El test de VPH debe realizarse a partir de los 30 años y repetirse según indicación médica, lo que refuerza las oportunidades de un diagnóstico precoz y un abordaje oportuno. El abordaje integral: información, acceso y tratamiento “Concientizar sobre el VPH y el cáncer de cuello uterino es crucial para prevenir esta enfermedad. Informar y proveer recursos educativos y herramientas, a mujeres y hombres, para que puedan priorizar la salud, debe ser una tarea colectiva”, expresa Virginia Verdaguer, directora médica de MSD. El éxito en la eliminación del cáncer de cuello uterino, explican desde la OMS, exige una respuesta consciente y decidida por parte de la sociedad en su conjunto. Garantizar la inmunización, promover exámenes regulares y facilitar el acceso a tratamientos adecuados son desafíos que demandan la colaboración de instituciones, gobiernos, especialistas y actores del ámbito privado. Un compromiso ineludible para las próximas generaciones Cada avance en la prevención y el tratamiento del cáncer cervicouterino implica una oportunidad para cerrar brechas históricas en materia de salud pública. La Organización Mundial de la Salud explica que las herramientas existen y han demostrado eficacia: la vacunación contra el VPH, la detección precoz, el abordaje temprano y el acceso igualitario al tratamiento pueden salvar vidas y contribuir a la eliminación de una patología que, en muchos casos, aún guarda un duro estigma.
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