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» Elterritorio
Fecha: 11/11/2025 15:00
Se estableció judicialmente que el homicidio de Carlos Tereszecuk fue un crimen de lesa humanidad y que el arrojamiento de cuerpos al río Paraná constituyó una práctica sistemática del terrorismo de Estado. El fallo de la jueza federal de Resistencia (Chaco), Zunilda Niremperger, se conoció este martes. martes 11 de noviembre de 2025 | 14:00hs. Carlos Tereszecuk fue torturado, ejecutado y su cuerpo arrojado al río Paraná, a finales de 1976. La jueza federal de Resistencia (Chaco), Zunilda Niremperger, dio a conocer este martes -en una audiencia virtual- la sentencia en el marco del proceso por el Derecho a la Verdad sobre el secuestro y homicidio del misionero Carlos Tereszecuk, ocurrido a comienzos de noviembre de 1976, determinando que se trató de un crimen de lesa humanidad motivado por razones políticas. El fallo judicial clarificó además que el arrojamiento de cuerpos ejecutados al río Paraná fue una práctica sistemática del terrorismo de Estado, y en línea con eso, en los cuerpos hallados se identificó un patrón común en las características de las ejecuciones: desnudos, atados con alambres en manos y pies, con disparos de ejecución en el pecho o cráneo, las yemas de los dedos cortadas para dificultar identificación y con profundos cortes en el abdomen para impedir que flotaran. De la audiencia participaron de manera virtual familiares -hermanos y sobrinos- radicados en Misiones, representantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), de la Fiscalía Federal, de la Secretaría de Derechos Humanos del Chaco y abogados querellantes. En simultáneo, la lectura de la sentencia fue proyectada en la Casa por la Memoria de Resistencia, en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades de Posadas y en el Espacio por la Memoria del ex Regimiento 9 de Corrientes. La sentencia se dictó a partir de la solicitud de los familiares de Tereszecuk en carácter de víctimas de un crimen de lesa humanidad, en el marco del proceso por el Derecho a la Verdad, que busca reconstruir los hechos con sentido reparador y contribuir a la memoria histórica colectiva. En ese contexto, Sofía Tereszecuk, sobrina de Carlos, luego del veredicto, recordó a su tío reivindicando su militancia y compromiso, y destacó “la importancia de conocer la verdad, por más dolorosa que sea, porque nos ayuda a cerrar un ciclo como familia y tener un poco de paz”. La reconstrucción de la verdad El fallo analiza toda la prueba recolectada, estableciendo que Carlos Enrique Tereszecuk fue secuestrado a comienzos de noviembre de 1976 y trasladado a la Jefatura de Policía de Resistencia, donde fue alojado en un primer piso acondicionado como Centro Clandestino de Detención, dirigido por fuerzas conjuntas de la Policía del Chaco y el Ejército Argentino. Testimonios señalan que fue visto en pésimas condiciones de salud debido a las torturas sufridas, al punto de no poder mantenerse en pie ni caminar, y que otro detenido debió asistirlo por orden de sus captores. Asimismo, se determinó que Tereszecuk fue asesinado y su cuerpo arrojado al río Paraná, siendo hallado el 15 de noviembre de 1976 en la costa de Empedrado, Corrientes, a unos 70 kilómetros río abajo de Resistencia. Fue sepultado como NN e identificado en 2018 por el Equipo Argentino de Antropología Forense. El fallo judicial enmarca su secuestro, tortura y homicidio en el contexto de una persecución generalizada y sistemática por razones ideológicas, dirigida contra la población considerada opositora al régimen, con el objetivo de su detención y exterminio. La sentencia también reconstruye la práctica sistemática del terrorismo de Estado consistente en hacer desaparecer a las víctimas arrojando sus cuerpos al río Paraná. Esto se corroboró a partir de las autopsias, del testimonio del médico forense de Empedrado, Dr. Otto Eliseo Manzolillo, y de la identificación realizada por el EAAF de tres personas desaparecidas cuyos cuerpos fueron hallados en el río y enterrados como NN en el cementerio local. Se trata de los cuerpos de Rómulo Artieda -desaparecido del Centro Clandestino RI 9 de Corrientes en mayo de 1977-, de Julio 'Bocha' Pereyra -víctima de la Masacre de Margarita Belén, ocurrida el 13 de diciembre de 1976- y del propio Carlos Tereszecuk. Con se expuso más ariba, la investigación estableció que dicha práctica del terrorismo de Estado presentaba un patrón común, con cuerpos desnudos, atados con alambres en pies y manos, con disparos de ejecución en el pecho o el cráneo, con las yemas de los dedos cortadas y profundos cortes abdominales, con el propósito de evitar su identificación y que salieran a la superficie.
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