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  • Juicio por matricidio en Santiago de Liniers: “Mi padre dijo que él había cometido un delito”

    » Elterritorio

    Fecha: 11/11/2025 08:39

    Pablo Schoenfisch (23) es sospechoso del matricidio perpetrado el 20 de mayo de 2020 en Santiago Liniers por el ataque hacia Faustina Antúnez (56) -quien murió en el acto- y el intento de homicidio hacia su padre Arnoldo Schoenfisch, quien sufrió una ceguera irreversible. En el primer día debate, este lunes, reconstruyó lo que hizo ese día y apuntó a su padre como autor del crimen. lunes 10 de noviembre de 2025 | 10:27hs. Cinco años después de perpetrarse el presunto matricidio que sacudió a la localidad de Santiago de Liniers, en la mañana de este lunes en el Tribunal Penal Uno de Eldorado comenzó el juicio que busca esclarecer el crimen de Faustina Antúnez (56) y el intento de homicidio al ex intendente Arnoldo Schoenfisch, pareja que fue atacada a balazos en su habitación mientras dormían el 20 de mayo de 2020. En el banquillo de acusados permanecerá Pablo Schoenfisch (23), hijo del matrimonio y quien podría recibir una pena de prisión perpetua en caso de ser hallado culpable en instancia de debate, por los cargos de homicidio calificado por el vínculo y alevosía por usar un arma de fuego y tentativa de homicidio agravado por el vínculo. El Tribunal a cargo está conformado por los jueces Adriana Andino -presidente- y Atilio de León. La parte acusatoria está a cargo del fiscal Federico Rodríguez, mientras que la defensa está representada por los abogados Fabián de Sa y Maria Laura Alvarenga. Minutos después de las 9:10, se dio inicio al juicio con las lecturas del requerimiento y la elevación a juicio. El expediente investiga que los hechos tuvieron lugar entre las 3:30 y las 4:30 de la madrugada de ese 20 de mayo de 2020. Según la instrucción, el imputado se dirigió desde la casa de su abuela -a la que cuidaba esa noche- hasta la de sus padres, donde también vivía, en la intersección de la ruta provincial 226 y la calle Belgrano. Una vez adentro, armado con un revólver calibre 38 -cargado de 6 cartuchos- y con guantes negros y detalles de cuerina, se dirigió a la habitación de la pareja. Allí, a muy corta distancia de las víctimas, efectuó disparos en la sien a cada uno de ellos. Su madre sufrió una herida contusa en la zona parietal izquierda, provocando un traumatismo de cráneo, lo que derivó en una agonía brevísima con posterior paro cardiorrespiratorio. Mientras que su padre sufrió una fractura de macizo facial y ceguera bilateral irreversible. Luego del ataque, el presunto asesino se habría ido nuevamente a su casa, donde se acostó con la ropa que llevaba puesta y guardó los guantes en una gaveta de la habitación. Mientras que el arma quedó tirada en la escena del crimen. Mientras el acusado volvía a dormir, el exintendente llamó a los gritos a su hermano -quien vive a pocos metros- solicitando ayuda y que por ello llegaron varias personas a asistirlo. Instancia en donde varios de los presentes escucharon las palabras “Pablito hizo cagada”, refiriéndose al imputado. Además, en el expediente quedó marcada una muy mala relación entre Pablo con sus padres, ya que todos los testigos coincidieron que había una relación insoportable, mala, que había mucha bronca del joven hacia sus progenitores, y que algunos incluso escucharon que quería matar a su madre. A esto se le suma que Lucas -un medio hermano del sospechoso- denunció ante la comisaría local que Pablo le confesó de manera lacónica que había atacado a sus padres. Asimismo, por medio de distintos testimonios, se pudo saber que Pablo tenía conocimiento del manejo de armas y que usaba un revólver calibre 38 siempre que iba al campo. Arma que decía pertenecía a su abuela, a su padre o a un tio. Además, se advirtió que el hecho era algo que aparentemente estaba planeando días previos, ya que a uno de sus amigos le había preguntado cómo se hacía para que no dé positivo una prueba de pólvora en la mano, luego de que se dispare con un arma de fuego. Lo que lo llevó a utilizar guantes. Posteriormente a la lectura de la elevación a juicio, el imputado decidió declarar ante el tribunal sin responder preguntas. “El 20 de mayo por la tardecita fui a la casa de mi abuela porque tenía que cuidarla a ella y a mi tía que tiene discapacidad”, comenzó su relato. “A las 21 le acosté a mi tía y al rato me llamó a mi abuela para que la lleve al baño. A las 22 ya nos fuimos a dormir”, continuó, agregando que “a las 4 mi tía me llamó porque quería hacer sus necesidades en la chata. A las 7 de la mañana me despertó mi primo y vi que había muchos policías. No entendí lo que pasaba”. En esa línea, mencionó que “vi a mis padres, conversé con un amigo que estaba ahí y le até a mi perro que estaba molestando. Después volví a lo de mi abuela y me dijo un policía que con mis dos hermanos teníamos que ir a declarar”. Además, indicó que desde que llegó a la comisaría fue víctima de malos tratos policiales. “Cuando fuimos, me hicieron entrar a una piecita y me empezaron a torturar, a pegar patadas. Al rato me sacaron la ropa y me hicieron el peritaje completo. En horas de la tardecita, me sacaron en una combi y me hicieron arrastrarme desde un espacio, pegándome hasta la Comisaría Tercera”. Pero lo destacado de la declaración del imputado, además de reconstruir su versión de lo sucedido, fue la última frase dicha, en la que apuntó directamente hacia su padre por haber cometido un delito. “Pasó un largo tiempo y me enteré por parte de mi padre que él había cometido un delito y yo solamente no lo quería decir por miedo”, concluyó el joven de 23 años. Luego de su breve declaración, siguió con atención el debate oral que continuó con las declaraciones de los primeros dos testigos: Arnoldo Schoenfisch -padre del acusado y presunta víctima-, y Alberto Schoenfisch -quien fue el primero en llegar a la escena del crimen-.

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