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» Primerochaco
Fecha: 10/11/2025 11:14
Trabajadoras municipales aseguran haber sido hostigadas y despedidas tras respaldar la candidatura de Claudia Panzardi y el frente Vamos Chaco. Apuntan contra el intendente Guillermo Areco por abuso de poder y piden respeto por la democracia y los derechos laborales. La tranquilidad habitual de Capitán Solari, una pequeña localidad del interior chaqueño, se vio alterada en los últimos días por un fuerte reclamo que comenzó a tomar estado público. Un grupo de trabajadoras municipales denunció haber sido víctima de persecución política por parte del intendente Guillermo Areco, luego de haber decidido acompañar la línea del frente Vamos Chaco, liderado por Claudia Panzardi, en las recientes elecciones legislativas. La voz más visible de este reclamo es María Morel, una trabajadora municipal con 19 años de servicio, reconocida por su compromiso social y su trayectoria política dentro del peronismo local. En diálogo con este medio, Morel narró con detalle los hechos que la llevaron a exponer públicamente lo que considera “una injusticia y un atropello a la libertad de expresión”. “Fuimos un grupo de mujeres que decidimos acompañar a Claudia Panzardi, y tuvimos las consecuencias. Nos trataron de traidoras, nos insultaron. Pero lo hicimos convencidas de que en democracia uno puede elegir a quién acompañar”, relató. Morel, quien además tiene a su cargo a su nieto de siete años con una grave discapacidad, explicó que tras conocerse su postura política comenzó a recibir notificaciones laborales intimidatorias. “Me mandaron notas para que me presentara a trabajar en horarios imposibles, sabiendo que mi nieto tiene rehabilitación dos veces por semana. Cuando llevé los certificados médicos, la empleada de mesa de entrada me dijo que tenía orden del intendente de no recibirlos. Fui a la comisaría a dejar constancia, porque me sentí perseguida”, denunció. La mujer aseguró que su situación económica es difícil y que el sueldo que percibe, alrededor de 300 mil pesos, apenas alcanza para cubrir los gastos básicos. “De esos 300 mil, más de la mitad son por antigüedad y título. Si no fuera por eso, cobraría una miseria. Tengo que pagar medicamentos, tratamientos y transporte para llevar a mi nieto a Resistencia. No llego ni a la semana”, explicó. “Nos echan por pensar distinto” El caso de María no es el único. Andrea Frutos, otra trabajadora municipal, también se animó a contar su historia. Durante la pandemia comenzó a desempeñarse en el área de salud, y en 2023 fue trasladada al Centro de Desarrollo Infantil (CDI) de Capitán Solari. Allí trabajaba con niños de hasta cuatro años, tarea que dice haber realizado “con mucho amor y dedicación”. Sin embargo, tras declarar que no apoyaría al intendente en las últimas elecciones, recibió una carta de despido. “Me llamaron un día para hablar. Fui al municipio y el intendente me dijo que la decisión que iba a tomar era ‘por el bien del pueblo’. Yo le agradecí por lo que había hecho por mí, pero le dejé en claro que esta vez acompañaría a María y a Claudia Panzardi. A los pocos días me llegó la carta de despido”, contó con la voz entrecortada. Frutos asegura que no esperaba una reacción tan dura. “Me dolió por los niños. Yo trabajaba feliz con ellos, me necesitaban. No es justo que te echen por pensar distinto. Se supone que estamos en democracia”, expresó. Un municipio chico, con pocas oportunidades Capitán Solari es una localidad pequeña, donde la mayor parte de la población depende económicamente del municipio. No hay supermercados grandes ni empresas privadas que ofrezcan empleo, por lo que el trabajo estatal es, en muchos casos, la única fuente de ingreso. En ese contexto, Morel asegura que el poder político “juega con la necesidad de la gente”. “Acá el que no está con el intendente, corre riesgo de quedarse sin trabajo. Hay mucha gente con miedo, porque si te sacan el contrato o el plan, no tenés cómo mantener a tu familia. El municipio maneja todo, desde los contratos PAM hasta los pagos en negro. Hay personas que cobran 80 o 100 mil pesos sin aportes, sin seguro, sin antigüedad. Es una injusticia”, sostuvo. La trabajadora agregó que, pese a las dificultades, el grupo de mujeres que apoyó a Panzardi logró reunir más de 260 votos en las elecciones, un resultado que habría molestado al jefe comunal. “El intendente se enojó porque no sacó los votos que esperaba. Coqui Capitanich vino a hacer campaña y dijo que Solari tenía que aportar 1.500 votos. Pero nosotros, caminando sin plata ni amenazas, sacamos más de 250. Eso fue lo que más dolió”, expresó. “Esto no se termina acá” Las denuncias de Morel y Frutos no solo exponen un conflicto político, sino también una realidad estructural que se repite en varios municipios del interior chaqueño: el condicionamiento laboral y social en función de la pertenencia política. “Esto no es solo por nosotras. Es por toda la gente de Solari que vive amenazada. Nosotras ya perdimos el miedo. No puede ser que en pleno 2025 sigamos teniendo que agachar la cabeza para conservar el trabajo. Si estamos en democracia, tenemos derecho a pensar diferente”, afirmó Morel. Las mujeres aseguran que continuarán visibilizando la situación y evalúan realizar presentaciones ante organismos de derechos humanos y autoridades provinciales. “Vamos a seguir. No queremos que ninguna otra compañera pase por lo mismo. No se trata de política, se trata de respeto y dignidad”, concluyó.
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