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  • Cobertura aviar: un escudo clave ante los nuevos riesgos del sector

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 09/11/2025 17:12

    La producción avícola enfrenta desafíos crecientes por fenómenos climáticos, enfermedades y fallas técnicas. Contar con un seguro adecuado puede ser la diferencia entre sostener la actividad o enfrentar pérdidas irreparables. Domingo, 9 de Noviembre de 2025, 16:01 Redacción EL ARGENTINO La avicultura argentina atraviesa un momento de gran complejidad. La combinación de factores climáticos imprevisibles, brotes sanitarios y fallas en la infraestructura productiva está poniendo a prueba la resiliencia de un sector que, pese a su dinamismo, se encuentra altamente expuesto a riesgos externos. En los últimos años, el país registró eventos climáticos de gran magnitud que ocasionaron la muerte de cientos de miles de aves y pérdidas económicas de miles de millones de pesos, afectando tanto a pequeños como a grandes establecimientos. A esos episodios se suman los brotes de influenza aviar altamente patógena (H5), que en distintas etapas del año obligaron a suspender exportaciones y al sacrificio masivo de aves para evitar la propagación del virus. Estas crisis no solo generan un impacto directo sobre los productores, sino también sobre la cadena de valor, desde los proveedores de alimentos balanceados y logística hasta las plantas procesadoras y frigoríficos. Frente a esta realidad, los seguros agropecuarios específicos para la avicultura aparecen como una herramienta imprescindible. Su función no se limita a indemnizar pérdidas, sino que también aportan previsibilidad, promueven la continuidad laboral y ayudan a sostener la reputación sanitaria de la producción nacional, un valor clave para la apertura y mantenimiento de mercados internacionales. Las pólizas más completas contemplan un abanico de coberturas que incluyen la muerte o estado agónico de las aves por enfermedades infecciosas —como viruela aviar, coccidiosis, tifosis-pollorosis, microplasmosis, influenza aviar o enfermedad de Newcastle—, así como daños provocados por incendios, rayos, inundaciones, granizo, vientos intensos y tornados. También protegen ante fallas técnicas, como desperfectos eléctricos o mecánicos que afecten los sistemas de ventilación, calefacción o alimentación, fundamentales para el bienestar animal. Otro aspecto a tener en cuenta es que las aseguradoras exigen que los establecimientos estén debidamente registrados ante el SENASA y que cumplan con los protocolos de bioseguridad exigidos por la normativa vigente. Este requisito, lejos de ser un obstáculo, contribuye a elevar los estándares de manejo y control sanitario, fortaleciendo la competitividad del sector. El negocio aviar argentino muestra una notable capacidad de recuperación: la producción de carne y huevos mantiene niveles elevados y las exportaciones continúan diversificándose hacia mercados de Asia y Medio Oriente. Sin embargo, la alta concentración de granjas en determinadas provincias y la creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos demandan una gestión del riesgo más profesionalizada. En tiempos donde la previsibilidad es un bien escaso, contar con un respaldo sólido puede ser decisivo. Los seguros agropecuarios no solo protegen el capital invertido, sino que también ofrecen una red de contención que garantiza la continuidad operativa, la estabilidad del empleo y la sostenibilidad de una actividad esencial para la seguridad alimentaria del país. La experiencia reciente dejó una enseñanza que el sector no puede ignorar: la prevención, la planificación y la protección son hoy las únicas garantías de futuro para una avicultura que sigue siendo orgullo y motor productivo de la Argentina.

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