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» El Ciudadano
Fecha: 09/11/2025 12:12
Tommi Taneli Nakari, conocido como «el femicida de Mikkeli» fue un asesino serial de Finlandia que mató a dos de sus parejas y a su madre entre 1992 y 2008, pero que dijo no recordar haber cometido esos homicidios. Nacido en 1967, Nakari comenzó con su ola de crímenes a partir del 17 de agosto de 1992 cuando junto a su esposa viajaron a Helsinki con el dinero que habían cobrado del subsidio de desempleo. Sin embargo, en lugar de llegar a la capital finlandesa terminaron en Pieksämäki, donde pasaron la noche tomando alcohol con conocidos en varios bares. Al cerrar el lugar, se volvieron a su casa en Mikkeli, ya que emprendió el viaje de regreso a su casa en Mikkeli, ya que ninguno de sus amigos estaba allí. En la estación de tren, se encontraron con un ex convicto que también se dirigía hacia el mismo lugar a Mikkeli. Nakari y su esposa empezaron a discutir por motivos que se desconocen y él se fue sin ella para irse a un bar cercano y seguir bebiendo alcohol. Al otro día, el sujeto empezó a beber grandes cantidades de cerveza, que combinó con un pastillas de Lorazepam, por lo que volvió a su vivienda en muy mal estado, pero preocupado por su esposa. Al llegar a su casa la encontró allí y ella le contó que estuvo presa y la habían liberado la noche anterior, pero Nakari no creyó su explicación y comenzó a masticar varias pastillas que tenía en casa. La pareja empezó a retarlo por esa actitud y en un arrebato de ira, el criminal tomó un cuchillo de hoja larga y apuñaló a su esposa diez veces, de tal manera que el cuchillo la atravesó de lado a lado. Luego, le cortó la garganta, cubrió el cuerpo con telas y toallas y se quedó dormido. Tras unos días, Nakari se recuperó y al despertar no ocurría lo que había pasado. Al entrar a la habitación vio las paredes salpicadas de sangre y el cuerpo de su esposa en el suelo. En ese momento se dio cuenta que la había matado e intentó suicidarse cortándose las venas, pero la hemorragia cesó, por lo que se lavó en la bañera. Después trató de ahorcarse en el armario, pero volvió a fracasar. Nakari abandonó la ciudad y pasó el resto de la semana consumiendo alcohol y drogas en distintos lugares mientras el homicidio se mantenía en secreto. La Policía lo detuvo al verlo en pésimas condiciones y lo llevó hasta su casa, donde los uniformados encontraron el cuerpo en descomposición de su esposa. Nakari fue trasladado al Centro de Seguridad Legal de Atención Médica, donde se le diagnosticó un trastorno de la personalidad y eso le permitió achicar su condena de 12,4 años a 8. Durante septiembre de 1998 -salió antes-, el asesino recuperó su libertad y regresó a la casa de su mamá, donde vivió por varios meses. Un día discutieron por la limpieza y, en otro ataque de ira provocado por la borrachera que tenía, Nakari comenzó a golpear a su madre hasta tirarla al suelo. Luego, tomó un cuchillo de cocina y unas tijeras, con las que la apuñaló 19 veces en el cuello y la cara a la mujer, después arrastró el cuerpo al baño, donde lo cubrió con trapos y toallas, como había hecho con su esposa. Al ser detenido, el criminal volvió a afirmar que no recordaba nada, pero el Tribunal del Distrito de Mikkeli lo condenó a 10,8 años de prisión. Nakari fue liberado en junio de 2006 y volvió a Mikkeli, donde conoció a Anna-Emilia Simniceanu, de 26 años y originaria de Jyväskylä. La familia y los amigos de la joven le advirtieron de la peligrosidad de su nuevo novio y de las condenas que arrastraba, pero ella no hizo caso y siguió saliendo con él, e incluso planearon un viaje de vacaciones a la India en el invierno de 2008. El 10 de enero de 2008, la pareja alquiló una casa de verano en Mikkeli, donde planeaban visitar a los familiares de Nakari, pero durante el trayecto, discutieron y, mientras conducían, Nakari sacó un cuchillo e hirió levemente a Simniceanu en el brazo. Al llegar a la casa, reanudó el ataque, logrando incapacitarla, ya que ella cayó al suelo y allí él la estranguló y dejó el cuerpo tendido en el patio. Simniceanu tenía que volver a la casa de sus padres y estos al no regresar y sabiendo del pasado de su pareja alertaron a la Policía de Jyväskylä, que a su vez solicitó la ayuda de la fuerza de Mikkeli. El 15 de enero, el cuerpo de la joven fue hallado en el patio de la vivienda, pero no había rastro de Nakari, por lo que se emitió una orden de arresto contra él. El asesino permaneció prófugo hasta marzo, cuando fue detenido por la Policía de Kuopio sin ofrecer resistencia. Nakari fue llevado a juicio y en 2009 lo condenaron a 14,5 años de prisión, además de pagar 16.000 euros en concepto de indemnización a la familia. La sentencia fue apelada de manera automática, pero posteriormente fue confirmada por el Tribunal de Finlandia Oriental.
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