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  • La gran embajadora del vino de Montilla

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/11/2025 11:32

    Montilla recordó ayer la figura de Sabina de Alvear y Ward, coincidiendo con el 210.º aniversario de su nacimiento en Londres. Y es que, pese a haber transcurrido más de dos siglos, su nombre sigue resonando en la historia del vino de Montilla-Moriles. Escritora, empresaria y pionera, Sabina de Alvear fue una figura adelantada a su tiempo, capaz de abrir el vino a los mercados internacionales, cuando la voz de las mujeres apenas encontraba espacio en los negocios. Ayer, en el aniversario de su nacimiento, la Fundación Alvear recordó su figura como un ejemplo de talento, cultura y determinación. Sabina fue la quinta hija del brigadier Diego de Alvear y de su esposa Luisa Rebecca Ward, con quienes pasó sus primeros años entre Madrid y Londres. Educada en los mejores colegios, dominaba el inglés —lengua materna de su madre—, el francés y, por supuesto, el español. Aquella formación cosmopolita marcó el rumbo de su vida, abriéndole puertas en los círculos intelectuales y diplomáticos. Tras la muerte de su padre en 1830, su madre se instaló con los hijos pequeños en Montilla, donde asumió la administración de la hacienda familiar y de Bodegas Alvear, que Diego de Alvear —uno de los más ilustres militares, exploradores y hombres de negocios de los siglos XVIII y XIX— había renovado. De este modo, Sabina creció en ese ambiente de constancia, trabajo y visión comercial que caracterizó desde siempre a esta saga familiar. Pero también vivió en un entorno donde las mujeres eran alentadas a formarse y a participar, aunque con discreción, en los asuntos económicos. Sabina de Alvear y Ward. / CÓRDOBA «Sabina fue, realmente, una mujer adelantada a su tiempo», comenta Carmen Giménez Alvear, presidenta de la Fundación Alvear. Con una gran formación humanística y financiera, era políglota, tal y como se aprecia en sus cartas y cuadernos de cuentas que conserva la familia Alvear, redactados en español, inglés y francés. Documentos que recogen tanto sus gastos domésticos como sus inversiones financieras o la evolución de los negocios familiares. Proyección internacional A lo largo del siglo XIX, Sabina desempeñó un papel clave en la proyección internacional de los vinos de Montilla. Junto a su hermana Candelaria, se encargó personalmente de la promoción y exportación de los vinos del marco vitivinícola cordobés, aprovechando los contactos que mantenía con influyentes familias europeas. «Tras fallecer Luisa en 1859, continúan los viajes familiares por Europa, en los que compaginan relaciones sociales con relaciones empresariales, contribuyendo así al reconocimiento del vino de Montilla en el mundo, especialmente en Inglaterra», explica Carmen Giménez Alvear. En 1860 viajó con sus hermanos Tomás, Enrique y Candelaria por Francia y Suiza, visitando ciudades como París, Marsella, Berna y Lucerna. Años después, en 1867, repitieron aventura para asistir a la Exposición Universal de París. Pero el viaje que mejor resume su espíritu emprendedor fue el que emprendió con 64 años, junto a su hermana Candelaria, con destino a Inglaterra y Francia. El propósito era claro: vender vino. Sin embargo, aprovecharon para visitar a Eugenia de Montijo, a petición de su madre, la condesa de Montijo, para consolar a la emperatriz por el fallecimiento de su hijo. Hasta el final de sus días, Sabina de Alvear continuó viajando y acompañando a sus sobrinos en las gestiones familiares. Falleció en Sevilla el 10 de noviembre de 1906, a los 91 años. No tuvo descendencia directa, pero su vida y su ejemplo siguieron alimentando el patrimonio material y moral de la familia Alvear. Hoy, su figura simboliza el coraje silencioso de las mujeres que abrieron caminos en tiempos adversos. Y desde su Montilla, ciudad de adopción, sigue siendo una inspiración.

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