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  • Petro, China y una jugada que pone en riesgo el futuro de Colombia

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 09/11/2025 08:33

    El jefe del régimen chino, Xi Jinping, saluda a Gustavo Petro, presidente de Colombia durante un encuentro en la cumbre China-CELAC en mayo pasado (Presidencia Colombia) Con el resto de menos de un año por delante como presidente de Colombia, Gustavo Petro pretende ejecutar una de las mayores hipotecas que podría sufrir el país en los años -¿décadas?- por venir. Embriagado en ideología, el jefe de Estado busca llevar al límite su vínculo histórico con Estados Unidos. Para ello cierra acuerdos y defiende su lazo carnal con el régimen de Xi Jinping. Es -además de una torpeza de dimensiones amazónicas- una lastimadura que tardará mucho tiempo en sanar, ya cuando Petro y su “legado” hayan desaparecido por completo. China, que pretende pisar cada vez más fuerte en América Latina con promesas de obras e inversiones faraónicas, siquiera representa para Colombia un socio natural y la estrechez del vínculo podría definir no sólo la relación con Washington, sino también con otros países que ven diariamente cómo Beijing pretende socavarlos: Japón, Corea del Sur, Vietnam, Taiwán, Filipinas. Al haber firmado alegremente su adhesión a la Nueva Ruta de la Seda Petro también podría poner en riesgo el comercio con esos países y con las naciones que se sienten amenazadas por el régimen comunista. Entre otras obras monumentales, el presidente colombiano le ofreció al autócrata Xi Jinping crear una red ferroviaria bioceánica para competir con el Canal de Panamá, creyéndolo una afrenta directa hacia los Estados Unidos. Esta “visión” geopolítica de Petro -defensor o negacionista del Cartel de los Soles y sancionado por Estados Unidos por sus presuntos vínculos con el narcotráfico- carece de simpatía entre los colombianos, pero sobre todo entre altos funcionarios que, en diálogo discreto con Infobae, cuentan sus dolores de cabeza por estos caprichos globales de su jefe. “Preferimos una relación balanceada con Estados Unidos y con China, con ambos. No es: uno u otro”, dicen dos jerarcas tanto de la cancillería como de su círculo cercano. “Esto nos sale muy caro, muy caro”, se quejan. Al formalizar acuerdos que vinculan de forma tan directa su futuro financiero con el régimen, los colombianos podrían perder el respaldo de otras fuentes financieras y ver bloqueado el acceso a nuevas oportunidades económicas. China no representa ni política ni económicamente el socio preferido en la región, lo que refuerza la necesidad de cautela en la toma de decisiones estratégicas. ¿Podría alguien decir que Petro es una persona cautelosa? Por ejemplo, la posibilidad de ampliar sus socios comerciales hacia Europa le brinda a Colombia una vía para diversificar su economía, un factor especialmente relevante dado el contexto actual en el que conviene reforzar sus alianzas en lugar de restringirlas. De nuevo, ¿es Petro cauteloso? Pero hay más: Europa no solo mantiene afinidad con Colombia en materia de derechos humanos, sino que además demuestra un compromiso altísimo con la protección y la regulación ambiental, un tema muy sensible a las autoridades europeas en su conjunto, salvo contadas excepciones. A diferencia de esto, China figura entre los mayores contaminadores del planeta y ha infringido regulaciones medioambientales tanto en América Latina como a escala global, evidenciando una actitud distante frente a estas preocupaciones. ¿Cómo tomaría la Unión Europea un entorno donde permiten que empresas paraestatales chinas infrinjan normas claras sobre medio ambiente? ¡Petro, el cauteloso! Las prácticas empresariales del régimen conducido por Xi Jinpinig fuera de sus fronteras están marcadas por la reincidencia en el incumplimiento de normativas financieras y ambientales de los países anfitriones. En proyectos gestionados por compañías chinas en el exterior, la corrupción y el soborno resultan frecuentes, ya que la prioridad suele ser la obtención del mayor beneficio posible, incluso a costa de vulnerar las leyes locales. Ejemplo de ello son los repetidos episodios de minería perjudicial liderados por empresas chinas, tanto en Colombia como en el resto de América Latina. El surgimiento de este tipo de actividades ilícitas por parte de actores chinos evoca en los colombianos el recuerdo del pasado dominado por los carteles. Petro podría consagrarse así como el primer presidente que permitió la irrupción de carteles chinos dedicados a socavar el suelo colombiano. Es encomiable cómo el presidente colombiano persigue desesperadamente tener también, como Nicolás Maduro, su cartel de “WANTED” con una cifra millonaria en dólares sobre su foto como recompensa. La creciente impopularidad de Petro lo conduce a sobreactuar su presunta dimensión ideológica. Esa ideología de extrema izquierda que alguna vez lo llevó a portar armas, después arrepentirse, luego a justificar que otros lo hicieran, sin arrepentirse, a chocar con “el imperio”, para someterse a otro imperio. A las contradicciones de Petro le quedan un año. Muchísimo tiempo en el que los colombianos deberán dejar en claro que no quieren sometimientos externos de ningún tipo, pero sobre todo ninguno que venga por impericia manifiesta del jefe de Estado. Por más que ese hombre quiera colgarse sobre el cuello un cartel que diga “Buscado”. X: @TotiPI Correo: laureano@infobae.com

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