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  • La interna entre los Kirchner y Kicillof vuelve a sacudir al peronismo y complica la convivencia bonaerense

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 08/11/2025 05:23

    Axel Kicillof enfrenta el desafío de consolidar su liderazgo nacional en el medio del resurgimiento de la interna peronista (REUTERS/Francisco Loureiro) Axel Kicillof está parado en el centro de la escena política de la provincia de Buenos Aires y, lentamente, pasará a ocupar un lugar en el escenario nacional. Es parte de un camino que está dispuesto a recorrer para construir un liderazgo que trascienda la provincia, impulsar una discusión del peronismo en el interior y darle solidez a un proyecto político que tiene, como objetivo final, ser candidato a presidente de la Nación en el 2027. Ese lugar que ocupa está rodeado de presiones que llegan desde La Cámpora, que lo confronta, desde San José 1111, donde Cristina Kirchner hace sentir la cuota de poder que conserva, pero también desde adentro de Movimiento Derecho al Futuro (MDF), donde se concentran los intendentes que le responden. En este último caso hay miradas disímiles sobre el camino que debe seguir el Gobernador. El estilo deliberativo de Kicillof, que le da lugar a los jefes comunales para que discutan posiciones en largas reuniones, ha cambiado la dinámica en la toma de decisiones. Si bien el Gobernador, como es lógico, tiene la última palabra, la postura de los intendentes tiene un peso propio que no tuvo en el anterior mandato del economista. Kicillof lleva adelante una estrategia de diferenciación de CFK y una construcción de su liderazgo que, en muchos casos, le hace morder la lengua a los más duros del esquema político que lidera. A los que quieren más velocidad y más contundencia en sus decisiones. Y a los que quieren, sobre todas las cosas, que dé señales contundentes de un quiebre con los Kirchner y La Cámpora. Esa postura interna expone dos realidades. La primera es que la mayor parte de los intendentes de la provincia de Buenos Aires ven en el Gobernador a un líder en crecimiento, que necesitan consolidar para, en el menor tiempo posible, limitar la influencia de la ex presidenta dentro del esquema político y en las decisiones electorales. Porque, como confesó un experimentado dirigente del conurbano, “a los intendentes peronistas les gustan que los ordenen y los conduzcan”. Quieren convertir a Kicillof en jefe, pero se enfrentan a un dirigente que tiene un estilo de jefatura diferente a la que conocen. El desafío es por dos. El Gobernador tiene que mantener el equilibrio en una estructura que le está sirviendo de base para discutir poder dentro del peronismo y los intendentes deben adaptarse a un liderazgo que se está reconfigurando como consecuencia de los resultados electorales, las disputas internas y las ambiciones del futuro. La relación entre el Gobernador y Máximo Kirchner está rota (AG La Plata) La segunda realidad es que Kicillof avanza a paso firme, pero con tiempos y formas que son distintas a las que muchos jefes comunales quisieran. Algunos ya se hubiesen distanciado del cristinismo, otros hubiesen salido a pedir en público la conducción del PJ y otros ya hubiesen empezado a viajar a las provincias para edificar un liderazgo por fuera de los límites bonaerenses. Cada cual tiene su libro, sus intenciones y sus necesidades. Pero el Gobernador juega a su ritmo y eso es también una forma de liderar. Distinta a las de muchos caudillos del conurbano, pero que, hasta aquí, le ha servido para conseguir un lugar en la mesa de negociación de la cúpula peronista, para tener mayor influencia en el armado de listas, para formar una agrupación desde cero y para sostener una decisión trascendente como el desdoblamiento electoral. Y, especialmente, para independizarse del madrinazgo político de la ex jefa de Estado. Las distintas miradas en el MDF pueden divisarse alrededor de uno de los nuevos ejes de conflicto que tiene el peronismo de la provincia de Buenos Aires: la presidencia del PJ Bonaerense. Máximo Kirchner tiene mandato vigente hasta el 18 de diciembre de este año y entre los principales dirigentes del partido está estipulado realizar una reunión del consejo para votar una prórroga de su mandato y convocar a elecciones para marzo del año que viene. Kirchner tiene intenciones de seguir. Quiere cuatro años más al frente del partido. Pero aún debe buscar consenso interno para poder consolidarse como la principal opción. En el MDF hay distintas miradas respecto al futuro de ese sillón, pero hay una en la que coinciden todos: no quieren que el líder de La Cámpora continúe al mando del partido. En el cristinismo aseguran que Kicillof le planteó a la ex presidenta que lo mejor era que Máximo Kirchner siguiera al frente del PJ Bonaerense En el esquema político de Kicillof, que contiene a más de cuarenta intendentes y a líderes sociales y sindicales, hay un sector que empuja la idea de que sea el propio gobernador el que tome la posta de Kirchner y se haga cargo del PJ Bonaerense. “Axel tiene que aceptar ser el presidente del partido. La conducción política del PJ es importante. Tiene que salir al país diciendo que conduce el peronismo bonaerense y el partido”, analizó un histórico intendente bonaerense que es parte del kicillofismo. Otro mandatario, también con recorrido en el peronismo bonaerense, cree que hay que convocar a una “gran interna”, porque hace falta “mayor democracia en el partido” y que considera que entre los candidatos tiene que estar Kicillof. Entiende también que es una forma de revitalizar el partido y legitimar la conducción. “Los que crean el fantasma de que una interna es dañina para todos, son los que están enamorados de la lapicera”, advirtió. Hay jefes comunales que piensan todo lo contrario. Consideran que lo mejor es que el sillón de la presidencia esté ocupado por un delegado de Kicillof pero no por él mismo. “Axel tiene la proyección de ser candidato a presidente en el 2027. Hay que cuidarlo y hay que blindarlo. Que se haga cargo del PJ Bonaerense es exponerlo”, resumió un intendente del interior. “Es el momento de que Axel vaya por todo. Que rompa definitivamente con La Cámpora, que asuma la presidencia del PJ y que demuestre que la relación con CFK no va más”, precisó uno de los jefes comunales más duros del grupo que lidera el Gobernador. En la puja entre ambas posturas, desde el cristinismo pusieron bajo la luz lo que consideran que es una promesa incumplida de Kicillof. Según explicaron a Infobae, durante las negociaciones previas al armado de listas para las elecciones del 7 de septiembre, el Gobernador, durante una reunión en la que participaron Máximo Kirchner y Sergio Massa, le dijo al hijo de la ex presidenta que él debía continuar al frente del PJ Bonaerense. El Gobernador aún no se ha pronunciado sobre las elecciones en el PJ Bonaerense (REUTERS/Martin Cossarini/File Photo) “Fue un acuerdo tácito. Un toma y daca en un momento donde se negociaban las candidaturas en la primera y la tercera sección electoral”, explicaron a este medio desde el cristinismo. Además, aseguran que el sábado que se cerraron las listas seccionales en la provincia, Kicillof le planteó exactamente lo mismo a Cristina Kirchner en una llamada telefónica. En definitiva, creen que el gobernador bonaerense selló un acuerdo de palabra en ese momento y que ahora está dejando correr distintas versiones de su tropa política sin hacerse cargo de lo pactado. En La Plata fueron contundentes respecto a esa versión. Niegan el acuerdo y les parece extraño que, tres meses después de esas conflictivas reuniones, aparezca una versión de los hechos desconocida hasta el momento. “Ni en septiembre ni en octubre se discutió sobre el PJ Bonaerense. No hay nada más para pelear. Estamos afuera de la interna”, sentenciaron en la mesa chica del Gobernador. El choque de versiones genera un pantano de acusaciones cruzadas que revitalizan la interna del peronismo bonaerense. En el kicillofismo advierten que hay una búsqueda de conflictividad permanente de parte del sector de los Kirchner, mientras que en mundo de CFK le apuntan a Kicillof por incumplir acuerdos políticos. Acusaciones cruzadas. Más allá de las versiones, las diferencias existen y se van a profundizar a medida que pase el tiempo. Ya no hay más tregua y tampoco parece haber un futuro de unidad verdadera. En la última semana hubo expresiones de dos intendentes que llamaron la atención dentro del peronismo de la provincia. La primera tuvo como protagonista a Ariel Sujarchuk. El intendente de Escobar posteo en sus redes sociales el comunicado que publicaron los jefes comunales del MDF, en el que defendieron el desdoblamiento, pidieron no repartir culpas y marcaron a Kicillof como el principal protagonista de la reestructuración del peronismo. Kicillof junto a Andrés "Cuervo" Larroque y Mariano Cascallares, dos dirigentes del MDF muy cercanos Sujarchuk no es parte del MDF, pero el guiño público lo acerca, inevitablemente, al esquema de Kicillof. Unos días antes, también en sus redes sociales, había publicado un comunicado del PJ de Escobar, que él preside, en el que cuestionó el armado de la lista para la elección del 26 de octubre, la falta de debate y la ausencia de una convocatoria para trabajar en la campaña. Fue un mensaje directo al corazón del kirchnerismo. Pero más extraño aún fueron las declaraciones que hizo la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, al streaming Uno Tres Cinco, en las que aseguró que “faltó una lista que expresara territorialidad y entusiasme militarla” y reconoció: “Acompañamos, hicimos campaña y costó. Por los resultados, se ve que la lista no entusiasmó”. La línea del mensaje es la misma que han utilizado en el kicillofismo desde que se concretó el armado de la nómica hasta aquí. Un diseño que le adjudican, en su totalidad, a la ex presidenta. Fernández es una intendenta muy cercana a los Kirchner. Una evidencia de esa relación es el lugar que ocupa en el PJ Nacional. Fue convocada por CFK para ser una de las vicepresidentas del partido. Por eso sus definiciones tomaron otra relevancia y dan cuenta de que, lentamente, el peronismo bonaerense empieza a discutir el futuro del espacio y el lugar donde estará concentrado el poder. En esa película de discusiones cruzadas que transmiten cada día en el agitado mundo del peronismo bonaerense, Kicillof trata de hacer pie y edificar una propuesta política que sostenga sus pretensiones a futuro. Y, al mismo tiempo, apuesta a solidificar su autonomía de Cristina Kirchner. Con sus tiempos, sus formas y sus maneras.

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