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Parana » Informe Digital
Fecha: 08/11/2025 05:14
“Mi tarea es arreglar este quilombo”. Con esta tarjeta de presentación Diego Santilli debutó en sus nuevas funciones de interventor del Poder Ejecutivo ante la política por sobre cualquier otro mediador entre el gobierno y el Congreso, los gobernadores, jefes de bloque, punteros con autoridad, influencers y formadores de opinión. Entra en la nueva legislatura con plenos poderes de Milei para diseñar la estrategia sin intermisiones ni cortocircuitos como ocurrió en la era Francos. Esta función por ahora oficiosa —hasta que se renueve la legislatura el 10 de diciembre— lo convierte en el verdadero jefe de gabinete en el mismo formato que tuvo el Ministerio del Interior cuando lo ejerció Rogelio Frigerio durante el gobierno de Juntos por el Cambio. Dedicó todas las oportunidades de reunión que tuvo durante la semana para explicar que Olivos busca unificar la personería del oficialismo ante la política, planeta del cual Milei se dice desinteresado. Aprendió dos lecciones en el primer tramo de su gestión: 1) que sin política no hay gestión posible; 2) que no hay caudillo que arrastre a ningún electorado de donde ya está. El resultado del 26 de octubre confirmó que el 40% de los votos del oficialismo son los mismos de Cambiemos desde 2015 y que hay que acercase a él en forma y fondo. Lo que festeja en realidad es no haber perdido. Lo mismo demostró el porcentaje que obtuvo, perdiendo, el peronismo. Las dos fuerzas hicieron bien su trabajo, retuvieron el voto propio y cancelaron sus diferencias internas para lograrlo. Para el segundo tramo se acabaron los telefonazos de los Francos y los Caputos.Milei eligió ir hacia la política porque la política no se movió hacia él. Santilli, especie extraña El gobierno ha hecho saber que Santilli se incorpora a una mesa política que completan, ya como cuarteto, Patricia Bullrich, Martín Menem y Karina Milei. Equivale a decir que la dirigencia del PRO ha tomado más riendas en el oficialismo y ha pasado a ser responsable de la agenda política. Es un camino de ida en esta nueva etapa. Santilli es el primer dirigente con peso político y experiencia que alcanza un alto cargo en el gabinete. Es por eso una especie extraña para un gobierno que no ha dejado crecer a ningún dirigente político con la autonomía que ahora le cede a Santilli. Milei alardea de la genialidad de sus colosos, pero son todos funcionarios, traídos en su mayoría del espectro de Cambiemos, que no tienen un solo voto y cuya autoridad les viene por efecto transitivo de arriba hacia abajo. Santilli, en cambio, precede a la existencia de Milei en este negocio y seguramente lo sobrevivirá cuando seamos grandes. Tiene votos y ha ganado dos elecciones legislativas en Buenos Aires, al hilo. Camina un proyecto de candidato a gobernador en 2027. No le debe nada a Milei. Milei le debe a él. Con su incorporación el gobierno asume otra etapa de su aprendizaje, que es convivir con un peso pesado en la primera línea. No saben en la que se han metido. Intentan monetizar el consenso La exaltación de Santilli busca aprovechar en beneficio del oficialismo ese capital ocioso que es el consenso tácito de todas las fuerzas que disputaron la primera vuelta electoral, con la sola excepción de Myriam Bregman, en torno a la misma agenda que sostiene el gobierno. El primer Milei ignoró el consenso que le hubiera permitido sacar más leyes y hacer más reformas con el solo propósito de acumular una fuerza que no tuvo en las urnas. Para monetizar ese consenso busca ahora construir poder, algo que solo se logra repartiendo poder. Si tenes poco poder las cosas se complican, pero sin más poder no hay proyecto de reelección. Esa es la función que tiene Santilli en el nuevo esquema. El cambio forzará a Olivos a grandes esfuerzos de adaptación al personaje. Es un funcionario con experiencia en la rama ejecutiva, cogobernó la Ciudad de Buenos Aires con el mejor Macri, pertenece a una franja generacional que maduró junta y que sumó en momentos bajo el mismo techo a Cristian Ritondo, Sergio Massa, Emilio Monzó y, entre otros, Horacio Rodríguez Larreta. Una generación dorada que compartió vida pública y privada. Hoy no suenan todos con la misma música, pero le aseguran a Santilli terminales en todos esos espacios y lo respetan. No le cabe ser controlado por los tuiteros del mileísmo alcahuete que cancelan a funcionarios desde las redes. Está blindado para pequeñeces, y mezcla el ingenio volátil sin límites – pero con precio (político) para acordar – de un Sergio Massa, con la experiencia de Estado que puede tener otro generacional del paraoficialismo como Rogelio Frigerio. De arrancada Cristian Ritondo ve postergado otra vez su turno para la candidatura a gobernador, hasta el control del espacio que ha nacido entre el PRO y La Libertad Avanza. Un semillero de conflictos La presencia de Santilli en la vertical del gobierno obtura cualquier otro proyecto político que no sea una candidatura de Milei a la reelección y la de Santilli a la gobernación. Ese sendero será un semillero de conflictos con el funcionariado mileísta, gente de menor cuantía en lo político. En ese entorno Santilli se ha salteado varias casillas. La primera prueba será la relación de este “Sr. Sí”, con el “Sr. No” que es Caputo (Toto). Es imaginativo y pertenece a los funcionarios que saben de dónde, cómo y cuándo sacar recursos para cerrar acuerdos. “- Dame un puente”, le pedirán. “- Acá está el puente”. “– Pero no tengo el río”. “- Está bien, llévate también el río”. En la primera semana avanzó en un cambio por lo menos estético: fue él quien llamó a legisladores y gobernadores, les dijo que los va a amar y pide que le den una oportunidad. No soy Francos, manda a decir sobre el anterior jefe de gabinete que según Milei no supo cumplir con la tarea encomendada. Santilli se integra al equipo con autoridad propia, pese a que la narrativa oficial insiste en la leyenda de que hay dos alas del gobierno, la de Karina, (en realidad vocera de Lule Menem) y la de Santiago Caputo. Lo único que se conoce de esa diarquía es funcionan como un doble canal de recolección en ventanillas que se complementan. El silencio del oficialismo por fuera de las filtraciones a la prensa amiga alimenta todas las especulaciones sobre las peleas entre Karina y Caputo, que se montan sobre ese nuevo método de interpretación política que es juzgar conductas mirando fotos y videos mudos y especulando sobre la calidez o la frialdad cuando se saludan. Tambalea el PRO La exaltación de Santilli conmueve la estantería del PRO. La libertad de vientres que valida Mauricio Macri precipita bajas en el bloque que conduce Ritondo. Le cabe a Mauricio la advertencia de Teresa de Ávila sobre las plegarias atendidas. “Se derraman más lágrimas por plegarias atendidas que por las no atendidas”, dijo la Santa, que es doctora de la Iglesia y no por el Eseade. Macri le pidió en público y en privado a Milei que los llamaran al gobierno. Los llamaron a todos, menos a Mauricio, víctima de una plegaria atendida. El ánimo, compartido esta semana con otros veteranos como José María Aznar, Eduardo Frei y Felipe Calderón en el coloquio empresario de Dante Sica, es la antesala de movimientos de la silla suprema del PRO. Mauricio, a quien sus allegados describen con un grado de enojo notable por los desaires de Milei, puede llegar a dejar la presidencia del PRO. ¿Hereder@? Muchos miran a María Eugenia Vidal, que preside hoy la Fundación Pensar y que ha hecho pública su búsqueda de empleo cuando deje la banca. Los une una fidelidad a prueba de balas, aunque disientan sobre la alianza con Milei. Hay que ponerle un ojo a la reunión de la Comisión Federal del partido este miércoles. Se tratará una nueva intervención del PRO de Córdoba, hoy presidido por el disidente Oscar Agost Carreño, secretario del bloque de Pichetto y que desde el 10 de diciembre retomará una banca de diputado provincial. Agost ya presentó un tercer recurso ante el juzgado de María Servini, después que la justicia convalidó su cargo en el PRO. Presupuesto: una mano al gobierno Sin ser aún ministro, Santilli ya activó la botonera para entenderse con todos. Actuó en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de manera que el gobierno tuviera un dictamen de mayoría para el Presupuesto 2026. Fracasó en la primera batalla que era dejar la comisión sin quórum ni dictamen. Logró – gracias al consenso que hasta ahora desaprovechó su gobierno – que el peronismo presentase un proyecto alternativo que bloqueó posiciones y permitió que el presidente de la comisión desempatase. Si la oposición hubiera querido hacerle daño al gobierno, Unión por la Patria hubiera apoyado otro proyecto de minoría presentado por Encuentro Federal y hubieran sacado al oficialismo el juego. No pasó porque el peronismo privilegio la estrategia de polarización frontal con LLA que quedó clara en los resultados electorales de la provincia de Buenos Aires —apenas una décima de diferencia— a quedar atado al bloque Pichetto.Tampoco a Encuentro le pareció atinado pegarse al peronismo que festeja que ganó en Buenos Aires la legislativa, empató la nacional cuando desde 2005 venían perdiendo las elecciones de medio término y mantienen 99 diputados y 8 senadores, con lo cual siguen siendo primera minoría en las dos cámaras. Ya hay semáforo El jueves se reunieron Martín Menem y Miguel Pichetto, quien tomó conocimiento de que el Presupuesto 2026 será tratado en Diputados en la tercera semana de diciembre, con la nueva integración de la Cámara. Con la actual y con la que viene el oficialismo va a necesitar de acuerdos. La actual integración les deja a los que vienen un detallado semáforo sobre los artículos en los que aceptarán la propuesta del gobierno, los que están observados para discutir y, en rojo, los que la oposición rechaza sin discusión. Ese semáforo es la hoja de ruta que han elaborado los expertos de las dos cámaras de los bloques amigables. Tienen también una copia UP y el gobierno. Entre el proyecto del bloque de Pichetto y las disidencias que presentaron los diputados del PRO y de la UCR, el gobierno ya está obligado a negociar la letra final del Presupuesto. El jueves Santilli tomó contacto con el bloque de Pichetto y Nicolás Massot, responsable de los números del bloque de Encuentro, que había llegado del viaje a Armenia con varios legisladores. Ese mismo día Santilli captó la presencia en Capital del gobernador de Catamarca Raúl Jalil, uno de los cuatro peronistas que ganó en su provincia el 26 de octubre y que pertenece al peronismo negociador con Olivos. Jalil estaba en el cóctel de Clarín para la entrega del Premio de Novela, junto al senador Guillermo Andrada. Acompañaban a uno de los postulantes a ese premio, un economista y escritor nacido en Perú con quien Jalil trabó amistad cuando estudiaban.El viernes se reunieron Santilli y Jalil, a quien siguieron otros gobernadores.
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