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» Misionesparatodos
Fecha: 08/11/2025 10:57
El Presidente aseguró que "el Uno" le adelantó que ganaría los comicios. La afirmación se suma a una creciente mística en torno a su figura y a sus vínculos con líderes evangelistas. Javier Milei volvió a tensar la frontera entre fe y poder político. Aunque sus recientes declaraciones en Estados Unidos generaron repercusión global, la idea de que Dios le anticipó su triunfo electoral no nació en esa gira: el Presidente ya lo había revelado en la Casa Rosada, frente a Diego Santilli y a un grupo de pastores evangélicos. Allí, según reveló La Nación, aseguró que había recibido un preaviso del “Uno” —así llama a Dios— de que iba a ganar las elecciones. Y que su victoria debía leerse como prueba de una “intervención divina” y una “sorpresa sobrenatural”. Ese fue, para Milei, el momento decisivo: contó que antes de los comicios había compartido un encuentro espiritual con un pastor y Santilli. “El religioso nos bendijo, oró y se fue”, relató el mandatario. Al escucharlo, Santilli —históricamente creyente y acostumbrado a hablar del triunfo como una “decisión del de arriba”— quedó formalmente iniciado en la dimensión mística del mileísmo. El ex vicejefe porteño entraba así a una dinámica de poder donde la fe no es un adorno simbólico, sino parte de la arquitectura del liderazgo presidencial. La espiritualidad dejó de ser un condimento retórico para transformarse en un rasgo central del proyecto. Desde la campaña, Milei sostiene que encabeza una “batalla del bien contra el mal” y que su misión tiene respaldo divino. Esa narrativa también incluye a Karina Milei, “El Jefe”, a quien el Presidente presenta como parte de esa conducción providencial. Los gestos institucionales acompañan la palabra. Hace pocos días, Milei y Karina recibieron en Casa Rosada al evangelista Franklin Graham y a referentes de ACIERA, que realizaron una oración oficial por el Gobierno, la economía, la justicia, la educación, las fuerzas de seguridad y “la defensa de la vida y la libertad”. La escena, infrecuente para un gobierno nacional, consolidó la sintonía con sectores evangélicos que crecen en influencia en la región y convergen con la batalla cultural oficialista. En el plano político local, la idea de un presidente que interpreta su victoria como mandato divino profundiza la grieta interpretativa. Para sus seguidores, refuerza la imagen de un líder llamado a transformar la Argentina desde una misión trascendente. Para sus críticos, abre alarmas sobre la mezcla entre fe personal, función institucional y destino colectivo. En una Argentina habituada a liderazgos carismáticos, Milei suma un componente más: la espiritualidad como eje político. El desafío para la Casa Rosada será gestionar ese equilibrio en medio de una crisis que exige respuestas terrenales, mientras el Presidente asegura leer señales del cielo. Milie como Moisés, y el tarot del emperador | Foto:CEDOC - Revista Noticias Fuente: Revista Noticias
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