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Diamante » Neonetmusic
Fecha: 08/11/2025 01:48
A 23 años del secuestro que marcó un antes y un después en la lucha contra la trata en Argentina, Susana Trimarco volvió a estremecerse con una imagen enviada desde Asunción que podría ser de su hija Marita Verón. La joven tucumana desapareció el 3 de abril de 2002 cuando tenía 23 años y se dirigía a una consulta médica, dejando atrás a una pequeña hija y un vacío que su madre llenó con una cruzada incansable. La fotografía, que Trimarco describió como “un puñal en el pecho”, muestra a una mujer en condiciones extremas de desnutrición y abandono, reavivando una búsqueda que nunca se apagó. “Anda comiendo de los basureros, supuestamente es mi hija”, relató Susana con la voz quebrada, explicando por qué decidió no hacer pública la imagen: “Está en una situación horrorosa, es cuero y hueso, desfigurada”. El dato llegó desde Paraguay, donde redes de trata han operado históricamente, y aunque no hay confirmación oficial, la madre de Marita activó inmediatamente contactos para verificar la identidad. Este nuevo indicio se suma a decenas de pistas falsas que han alimentado tanto la esperanza como el sufrimiento durante más de dos décadas. El caso Verón no solo expuso la connivencia de policías, jueces y proxenetas, sino que impulsó cambios estructurales en el país. En 2014, tras un juicio maratónico, diez imputados recibieron condenas de hasta 22 años por retención y ocultamiento agravado para prostitución, entre ellos los hermanos Gómez, la ex policía Daniela Milhein y el oficial Domingo Andrada. Las sentencias se hicieron firmes en 2017, pero la libertad de Marita sigue siendo la gran deuda de la Justicia. De la mano de Susana nació la Fundación María de los Ángeles, que ha rescatado a más de cien víctimas de trata, y se sancionaron las leyes 26.364 y 26.842, pioneras en prevención y asistencia. Cada pista, como esta foto desde Paraguay, reactiva el operativo de búsqueda internacional que Trimarco sostiene con recursos propios y la colaboración de organismos extranjeros. “Mientras haya una posibilidad, no voy a parar”, afirmó la mujer que convirtió su dolor en bandera. Este capítulo reabre heridas en Tucumán y en todo el país, recordando que miles de mujeres siguen desaparecidas en redes de explotación. La imagen, aunque devastadora, podría ser el hilo que conduzca al fin de una odisea que movilizó a la sociedad y transformó la legislación argentina. Por ahora, Susana guarda la foto como un secreto doloroso, pero también como una chispa de posibilidad en medio de la oscuridad. Noticia vista: 257
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