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» Diario Cordoba
Fecha: 07/11/2025 12:32
A Santi Pozuelo, la Marcha Verde, de la que este jueves se cumplen 50 años, le pilló en El Aaiún. En el año 1975 estaba allí haciendo la mili en el cuartel de Artillería que mandaba el coronel González de Suso, asesinado años después por ETA. Este cordobés ya jubilado recuerda El Aaiún como una ciudad pequeña "pero que tenía de todo, incluso restaurantes" y donde la convivencia entre españoles y saharauis era armoniosa: "Lo único que ellos reclamaron siempre fue su autodeterminación, pero tenían DNI español y sus coches matrículas con la SH, como la provincia 53 que eran, ahora parece que se nos olvida", puntualiza. Santi llegó a la que fue capital del antiguo Sáhara Español con 21 años y en pleno verano. "En el sorteo del servicio militar obligatorio vi con sorpresa que me había tocado un BIR no un CIR, pregunté y me dijeron: te ha tocado el Sahara, yo no sabía ni donde estaba... Entonces tuve que personarme en la Zona, de donde querían que partiéramos hacia sin ni siquiera despedirnos de nuestras familias", recuerda. Por las protestas de algunos de los soldados, solo los dejaron volver a sus casas para decir adiós y aquella misma tarde cogieron un tren rumbo a Sevilla. De allí viajaron a África en un avión, el primero que cogía en su vida, dejando atrás su trabajo en una tienda de repuestos de la capital cordobesa y a su novia. "Estuve 13 meses y 4 días", relata como si en vez de a la mili hubiera ido a cumplir condena. "Aquello era muy triste; había mucha soledad, aunque también es verdad que hicimos muchos amigos". Santi, que nunca tuvo vocación militar y tenía muy claras sus ideas políticas, trató de mitigar aquel tiempo "perdido" con las cartas de ida y vuelta que enviaba a su entonces novia y hoy mujer, Rafi Lambert. "Mis hijos descubrieron hace poco esas cartas, porque las teníamos escondidas", confiesa. Santiago Pozuelo, durante su mili en el cuartel de artillería del Aaiún. / CÓRDOBA Estallido de la Marcha Verde El estallido de la Marcha Verde, tras la invasión marroquí del territorio, organizada por el rey Hasan II, lo vivió "con incertidumbre" porque no tenían apenas información y además "porque nos metían el miedo en el cuerpo". A los soldados les dieron un machete para protegerse, pero este cordobés dice que nunca sintió que estuviera en peligro. "Lo único era que no sabíamos qué estaba pasando, había mucha confusión", reconoce. Su trabajo aquellos días fue conducir el camión que llevaba comida a los soldados que estaban repartidos por las trincheras localizadas en el desierto, donde no había apenas carreteras. Santiago Pozuelo, en El Aaiún. / CÓRDOBA "Ahora parece que nos quieren confundir, pero hay que recordar que entonces los saharauis eran españoles y luchaban con las tropas españolas", explica para añadir que en su cuartel muchos soldados estaban dispuestos a apoyar al Frente Polisario porque estaban en contra de las cesiones que España hizo a Marruecos. En ese sentido, entiende que los españoles traicionaron a quienes también lo eran, y que a la vuelta de los años, con los acuerdos de España y Marruecos, los volvimos a traicionar, por eso admira a muchos amigos activistas de la causa saharaui como Antonio Palma y Mariani Grande. "Ahora muchos parecen querer reescribir la historia", concluye diciendo Santi que, a pesar de todo, sigue recordando con nostalgia y un sentimiento de fraternidad las arenas de aquel Sáhara que un día fue español.
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