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  • Un documental con Rita Rutkowski

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/11/2025 12:23

    Tiene 93 años y unas ganas infinitas de estar en el mundo. La prueba es que sigue analizando sus desmanes con toda lucidez desde la ética social que ha marcado su existencia y su obra, esas semiabstracciones en las que concepto y belleza armonizan en un universo propio bañado en poesía. Pero la pasión por la vida de Rita Rutkowski, la pintora que hace más de seis décadas renunció por amor a sus primeros éxitos artísticos en Nueva York para empezar de nuevo en una Córdoba provinciana, se ve ahora aplastada por las miserias de la edad; arrastra achaques que la desaniman a enfrentarse al lienzo, su disciplina y placer diarios hasta no hace mucho, y le impiden salir de casa si no es para ir de médicos o, siempre coqueta en su estilo poco convencional, a la peluquería. Por eso se la ve tan feliz cuando circunstancias especiales la liberan de su reclusión forzosa y vuelve a respirar ese aire cultural que la fascina y la rejuvenece. Ocurrió por ejemplo hace justo dos años, cuando armada con su andador y una sonrisa sabia, Rita asistió a la inauguración de la exposición, la última hasta ahora, que le dedicó la Sala Mateo Inurria. Eran pequeños poemas plásticos -como antes lo habían sido los Haikus para Hisae en Espacio Plástico- tan hermosos como cargados de tensión intelectual en los que exploraba los ciclos vitales, preámbulo de la gran muestra antológica que le preparan en Vimcorsa para 2026. Y también se la vio radiante el otro día en la Filmoteca, quizá el lugar preferido de esta cinéfila que disecciona cada película con el interés de un entomólogo. En la Filmoteca, llena a rebosar aquella tarde de amigos de la artista –hasta Anna Freixas se desplazó para acompañarla desde Barcelona, adonde se ha mudado en busca de sus raíces-, se proyectó un documental dedicado a Rita Rutkowski que ya había sido estrenado en el Festival de Málaga, aunque sin la presencia de su protagonista. Por suerte esta vez sí pudo conocer el fruto de largos años de rodaje de su director –que ha corrido también con el guion, la fotografía y la producción-, el ceutí Isidro Sánchez, quien hubo de interrumpir reiteradamente la realización del filme por muy diversas causas, entre ellas el parón de la pandemia y reajustes económicos. Por fin pudo sacarlo adelante y lo tituló Looking at the moment (Mirando el instante), tal vez porque, como él mismo explicó en la presentación, no se trata de un documental al uso, de los que trazan la biografía del personaje a través de testimonios e imágenes que los sustentan, sino de la captura de momentos del día a día de la pintora. «No es una película sobre ti –le aclaró ante el público- sino contigo». Y ese «contigo» se traduce en una sucesión un tanto deshilvanada de secuencias –conducidas por la voz en off de Rutkowski recitando en inglés a T.S. Eliot- en las que aparecen Nueva York, solo al principio, y Córdoba alternando con otras de Rita moviéndose por su estudio –poco, porque es minúsculo y caótico aunque con espacio propio para cada cosa-, el salón o la cocina, bien sola o conversando casi sin palabras con tres o cuatro personas cercanas. A mí el documental me decepcionó. Sin entrar en tecnicismos, no acabo de entender que se recree en preciosas imágenes de la ciudad –esta Córdoba de los amores y los disgustos de Rita- y ella, siempre impecable, quede para la posteridad intencionadamente fea, vestida de andar por casa, despeinada y con cara como de recién levantada. A la artista, siempre positiva, sí le gustó. Y aunque reconoció que «no me veo glamurosa», se quedó con «la verdad y la poesía» que transmite el proceso de creación. «Lo he pasado bien», confesó al final satisfecha. Y eso, a fin de cuentas, es lo único importante. *Periodista

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