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» El Ciudadano
Fecha: 07/11/2025 09:45
Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano Con una extensa difusión en toda América latina, en España y en Miami, y con títulos traducidos al italiano, Viviana Rivero vuelve con una nueva novela que combina romance, historia, intrigas y búsquedas personales, con escenarios de nuestra tierra e internacionales. Se trata de Secretos de sangre, su libro número quince y secuela de su texto pionero Secreto bien guardado que fue adaptado a una serie de Netflix. “Esos son mis únicos dos libros que realmente son de amor y comparten el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial. En el primer libro, la historia llega hasta 1943 y una vez leyendo e investigando un poco, encontré que era muy interesante lo que pasaba después. Qué sucedió con todos estos alemanes que pudieron salir del hundimiento del Admiral Graf Spee. Qué pasó con ellos en Alemania sería la primera parte y qué sucedió en estos últimos tiempos, sería la historia del nieto de uno de ellos en el presente”, adelantó la autora. En el marco del lanzamiento de su nuevo romance histórico que retoma la historia de los marinos alemanes del Admiral Graf Spee que se quedaron en nuestro país tras el hundimiento de la nave en la Segunda Guerra Mundial y de lo que sucedió con sus descendientes, Viviana Rivero se entrevistó con El Ciudadano para brindar semblantes de esta nueva entrega editorial. —¿El libro está basado en una historia verídica? Es verídico el contexto histórico. Se trata de estos mil marinos alemanes que, por la presión del gobierno argentino, también por la injerencia del gobierno inglés, no pueden volver a la Segunda Guerra Mundial. Cuando se hunde el barco se quedan a vivir en la Argentina. Se casan, tienen hijos. Pensemos que son chicos entre 20 y 25 años. Tenían una edad en la que la gente de esa época se casaba. Cuando Argentina le declara la guerra a Alemania, por presión internacional, esos chicos pasan, esos mil marinos pasan a ser prisioneros de guerra. Muchos que tienen trabajo, esposa, hijos, son enviados a Alemania. Algunos iban a ser enjuiciados. En el libro voy contando todo esto. Debieron afrontar un cuestionario que si respondías mal incluso podías ir a la horca, en ese tiempo de final de la Segunda Guerra Mundial. Esos hombres quedan en Alemania y las esposas argentinas empiezan a juntar el dinero porque los alemanes estaban en la extrema pobreza después de la guerra. Las mujeres de acá les mandan los pasajes y los que tenían las autorizaciones podían volver a nuestro país. Me pareció muy interesante esa parte de la historia y la usé como contexto de estas novelas. A muchos detalles los saqué a partir de la investigación que realicé de los verdaderos marinos. Actualmente ya fallecieron todos, los últimos llegaron a los 90 años. Yo estuve con los hijos de ellos que me contaron sus experiencias. —¿Dónde vivieron? Fueron mil hombres y a unos cien o doscientos el gobierno argentino de entonces, los dejó escapar. Los otros se desparramaron por el país. En el libro yo cuento cuando les dicen que tienen que volver a Alemania, los que vivían en Mendoza se escapan para las montañas, al igual que los que estaban en Córdoba. Los de Buenos Aires se van a Tigre. Los que estaban en San Juan también huyen. Todos estaban desparramados por todo el país, por miedo de ellos mismos a que les hicieran algo o por temor a lo que podrían hacer todos juntos. El gobierno argentino los dispersa, pero ellos se buscan la vida, se terminan casando con argentinas. —¿Por qué la relación entre una judía y un nazi? En mi primer libro, el protagonista va buscando repatriar a los marinos del Graf Spee desde el hotel Edén de La Falda. Ella es hija de uno de los empresarios que están reunidos en ese hotel y buscando cómo exportar en tiempos de guerra. Pensemos que la gente, en esos tiempos tomaba vacaciones de dos meses. Ese hotel era de la aristocracia argentina. Iban y se quedaban dos meses todos los empresarios. Iban con sus esposas e hijas. Este hombre que es de origen judío pero que no crio a sus hijas en la tradición si no que, simplemente tiene sangre judía. Una de sus hijas comienza a hablar con un abogado, nazi que también está allí. A su vez, éstos están teniendo reuniones discretas en el hotel para tratar de repatriar a esos marinos. Ellos, la chica y el abogado salen a hacer caminatas y se conocen. Ella nunca le cuenta sobre su origen judío porque no lo cree necesario. Él tampoco da detalles íntimos. Entre ellos comienza una relación y cuando salen a la luz esas cuestiones, ya la chica está embarazada. Por eso, a ella la casan con otro hombre. Esa es la historia del primer libro. —¿Por qué elegiste como escenario a la laguna Mar Chiquita? En la laguna Mar Chiquita está el hotel Viena que era de alemanes. Parte de la historia antigua transcurre ahí y eso hace que el más joven, el nieto vaya a buscar sus orígenes en ese lugar. Su interrogante es por qué sus abuelos estuvieron acá. Por qué le pidió ayuda a la dueña del hotel que le permita estar allí durante el tiempo que sea necesario para no tener que volver a Alemania. Él se instala en el hotel Viena. Es muy discutido qué ideas tenían sus dueños. Yo tuve cuidado con referirme al tema porque actualmente están los nietos que niegan que sus abuelos hayan estado relacionados con el nazismo. El historiador Abel Basti afirma que ellos estaban en la lista negra de quienes ayudaron a los nazis. El hotel está expropiado por una ONG que busca renovarlo. Al mismo tiempo, los nietos quieren recuperarlo. Se hacen visitas guiadas continuamente. En esos paseos te cuentan que siempre era visitado por alemanes. —¿Estos marinos del Graf Spee no alimentan el mito de los nazis refugiados en Argentina? La Segunda Guerra Mundial recién empezaba y eran chicos entre 20 y 25 años. Ya en el primer libro hice contacto con la hija de uno de los marinos. Su padre vino cuando tenía 22 años, se quedó a vivir en Córdoba y se murió hace poquito. Él nunca tuvo teléfono fijo porque no quería exponer su apellido. Ella me decía que su papá era un argentino más pero siempre tuvo miedo a las represalias. Algunos tal vez si fueron nazis convencidos y, entre éstos, se escaparon de la Argentina. Sin embargo, muchos otros no. —¿Visitaste archivos para construir el relato? En mi primer libro se habían hecho públicas, recientemente, algunas escuchas del FBI, y tuve acceso a ese material. En esas fuentes se nombra todo el tiempo al hotel Edén, a doña Ida Bonfert, la dueña de ese lugar que había sido compañera del colegio de Adolf Hitler. Ella era amiga íntima y ella fue quien juntó el dinero entre empresarios locales, de América latina, para que Hitler compre un avión para hacer su campaña electoral que lo llevó al puesto político que ocupó. Había una relación estrecha entre Hitler y doña Ida. Ellos se visitaban. Es muy interesante esa parte de la historia. En el hotel Edén se llevaron adelante reuniones para ver qué se hacía con los marinos. Era un vox populi porque doña Ida tenía muchas fotos de ella tomando el té con Hitler. No así los Pahlke, los descendientes de los dueños del hotel Viena de la laguna Mar Chiquita que niegan su relación con los nazis y en ese caso, no hay fotos. —¿El libro está pensado para ser adaptado a una serie? Ojalá lo quieran transformar en serie. No es fácil. Al libro lo compraron los mexicanos, luego los españoles. Esa adquisición es por seis meses porque les resulta más económico y mientras van adaptando. El tema es cuando me muestran el guion o las pruebas, veo que les cambian muchas cosas. Ya me pasó con el primer libro con el que hicieron la serie. Los lectores se quejan y yo también. Hasta ahora estuve diciendo que no, pero llegará el momento en que voy a aceptar. Tengo un libro que se llama Zafiros en la piel que son cuentos, relatos, que lo compraron los mexicanos. Ellos unieron todos esos relatos en una historia que terminó siendo bastante parecido a la serie El baile de las libélulas. Yo pensé que no podía salir en una serie internacional y que iban a pensar que lo copié. Entonces, por eso no acepté y me perdí de que se haga la serie, tal vez, por ser demasiado idealista.
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