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Concordia » Hora Digital
Fecha: 07/11/2025 04:51
Desde el 1 de octubre, el gobierno federal está paralizado, afectando a 1,4 millones de empleados y dejando sin servicios esenciales a millones de ciudadanos, mientras persisten las disputas entre dem En la madrugada del miércoles, el cierre del gobierno de Estados Unidos alcanzó su día 36, superando así el récord anterior de paralización más largo en la historia del país. Este cierre afecta a gran parte de la administración federal, dejando a 1.400.000 trabajadores sin recibir sus salarios y privando a millones de estadounidenses de servicios esenciales. Aunque los empleados que realizan tareas consideradas “esenciales” continúan trabajando, lo hacen sin cobrar. El récord previo de cierre gubernamental se registró durante el primer mandato de Donald Trump, comenzando el 22 de diciembre de 2018 y extendiéndose por 35 días debido a una disputa sobre la financiación del muro fronterizo con México. El cierre actual, iniciado el 1 de octubre, se debe a la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos en el Senado para aprobar la legislación que financie los servicios estatales, pese a que la Cámara de Representantes ya dio media sanción a la propuesta. Los senadores han votado más de una docena de veces el mismo proyecto de ley de financiación a corto plazo para reabrir el gobierno, sin éxito, incluyendo un nuevo intento el martes. La principal diferencia radica en que los demócratas buscan incluir una extensión de créditos fiscales que expiraron el 1 de octubre y que reducen el costo del seguro médico para millones de estadounidenses. Además, pretenden revertir los recortes a Medicaid implementados durante la administración Trump, programa que beneficia a personas mayores, discapacitadas y de bajos ingresos. El Partido Republicano, que tiene mayoría en ambas cámaras, no logra reunir los 60 votos necesarios en el Senado para aprobar la ley, lo que otorga a la oposición un poder decisivo en las negociaciones. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, afirmó: “Mientras Donald Trump presume de la remodelación de los baños de la Casa Blanca, los estadounidenses están preocupados por cómo podrán costear la atención médica el año que viene”. Por su parte, John Thune, líder de la mayoría republicana en el Senado, mostró optimismo y dijo que “podría haber un avance en el horizonte” y que “estamos cerca de una salida”. Sin embargo, advirtió que cualquier acuerdo deberá ser aprobado nuevamente por ambas cámaras, ya que el proyecto inicial solo financia al gobierno hasta el 21 de noviembre, fecha que ya no resulta práctica. Thune agregó que “si no empezamos a ver algún progreso o evidencia de ello al menos a mediados de esta semana, será difícil lograr algo para el final”, y señaló que el objetivo es conseguir una propuesta que permita reabrir el gobierno. Según informó la BBC, demócratas y republicanos moderados buscan un acuerdo antes del Día de Acción de Gracias, que se celebra el 27 de noviembre, pero hasta ahora se han registrado pocos avances. La Cámara de Representantes no sesiona desde el 19 de septiembre y el expresidente Trump ha abandonado Washington en varias ocasiones. El prolongado cierre tiene impactos crecientes en la vida cotidiana de los estadounidenses. Miles de empleados federales continúan sin cobrar sus salarios y hay preocupación por la seguridad en el transporte aéreo, ya que controladores y personal aeroportuario trabajan sin remuneración. El martes, el Secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió en Fox News que algunas áreas del espacio aéreo podrían cerrarse si la situación persiste. Cerca de 13.000 controladores aéreos, empleados del gobierno, siguen trabajando sin sueldo. Duffy indicó que “si esto continúa una semana más, los demócratas verán un caos masivo. Habrá retrasos y cancelaciones de vuelos, y es posible que debamos cerrar partes del espacio aéreo porque simplemente no podemos gestionarlo sin controladores aéreos”. Además, el cierre afecta a los estadounidenses de bajos ingresos que dependen de servicios gubernamentales. Una de cada ocho personas en Estados Unidos recibe asistencia alimentaria del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), pero solo una parte de esa ayuda se está pagando este mes debido a la falta de fondos.
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