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  • IA en el trabajo: brecha entre empresas y trabajadores en 2025

    Concordia » Libre Entre Rios

    Fecha: 07/11/2025 01:02

    Compartilo con Mientras el 55% de los trabajadores argentinos ya incorporó inteligencia artificial en sus tareas diarias, solo el 17% de las empresas de la Región Centro la implementó formalmente, según revelan estudios recientes. Esta brecha expone una paradoja: los empleados adoptan la tecnología por cuenta propia, muchas veces sin autorización ni capacitación institucional, mientras las organizaciones advierten que necesitan formar al 50% de su personal para enfrentar la transformación digital. Entre la resistencia cultural, las limitaciones económicas y el temor al desempleo tecnológico, la Argentina transita una adopción desigual de la IA que desafía tanto al sector productivo como a los trabajadores. El diagnóstico regional: 17% de las empresas ya usa IA Este miércoles, la Mesa Permanente del Trabajo, el Empleo y la Seguridad Social de la Región Centro presentó los primeros resultados del Observatorio sobre el Impacto de la Inteligencia Artificial y las Nuevas Tecnologías en el Mundo del Trabajo. Este organismo, creado en julio de 2025 por las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, constituye la primera iniciativa interprovincial de América Latina enfocada en monitorear sistemáticamente cómo la IA transforma el mercado laboral y la producción. El relevamiento, que recopiló más de 2.500 respuestas de productores, empresarios y comercios de las tres provincias, arrojó datos contundentes: solo el 17% del sector productivo implementa inteligencia artificial en su actividad cotidiana. Sin embargo, un número significativo de empresas manifestó estar evaluando su incorporación en el corto y mediano plazo, lo que proyecta un escenario de aceleración tecnológica para los próximos años. “Abordamos con datos concretos cómo está impactando la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías en la productividad, en el mundo del trabajo, del empleo y la seguridad social en toda la región”, señaló Manuel Troncoso, ministro de Gobierno y Trabajo de Entre Ríos, durante la presentación del informe. El funcionario subrayó que “el desafío pasa por construir mecanismos integrales y pisos mínimos de protección social que garanticen una transición justa frente a la incorporación de estas nuevas tecnologías”. El ministro de Desarrollo Económico entrerriano, Guillermo Bernaudo, agregó que “la Región Centro es un ejemplo de cooperación interprovincial para pensar políticas de trabajo y desarrollo en clave de futuro. Este relevamiento nos permite tomar decisiones basadas en evidencia y acompañar a las y los trabajadores en los procesos de transformación tecnológica”. La brecha formativa: 50% de las empresas necesita capacitar Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio regional es la brecha formativa. El 50% de las empresas encuestadas señaló la necesidad de capacitar a su personal para enfrentar los cambios que la automatización y la IA están generando en el mundo del trabajo. Entre los principales desafíos mencionados se destacan la formación específica, el acceso al financiamiento y la actualización continua del capital humano. Esta falta de preparación institucional contrasta dramáticamente con el comportamiento individual de los trabajadores. Mientras las empresas admiten no tener programas de capacitación masivos, los empleados están tomando la iniciativa por su cuenta, muchas veces sin respaldo organizacional. El Observatorio de la Región Centro, como herramienta de diagnóstico permanente, permite monitorear estos desfasajes y proyectar políticas públicas coordinadas. Troncoso destacó que “este observatorio es una herramienta vanguardista a nivel de toda Latinoamérica y marca un precedente muy importante. Hay una decisión política clara de los tres gobernadores de sostener y potenciar este trabajo conjunto. Es el primer diagnóstico que se realiza con un volumen de respuestas tan amplio, lo que nos permite tener una mirada precisa sobre la realidad y planificar con mayor efectividad”. El encuentro contó con la participación de autoridades universitarias (UADER, UNER, UTN), los polos tecnológicos de Paraná y Santa Fe, la UIER, la Cámara de la Industria del Software, el Consejo Empresario de Entre Ríos, Fedeco, la Bolsa de Cereales, la Bolsa de Comercio y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, entre otras instituciones educativas, sociales y empresariales. La paradoja argentina: trabajadores más rápidos que empresas Los datos del estudio regional contrastan fuertemente con el informe “IA en el trabajo 2025” de Bumeran, que relevó 4.033 casos entre trabajadores y especialistas en Recursos Humanos de Argentina, Chile, Ecuador, Panamá y Perú. Según esta investigación, el 55% de los trabajadores argentinos ya utiliza inteligencia artificial en sus tareas diarias, lo que representa un crecimiento explosivo de 24 puntos porcentuales respecto a 2024, cuando solo el 31% afirmaba usarla. Esta aceleración posiciona a Argentina en el segundo lugar regional, empatada con Chile. Perú lidera con 57%, mientras que Panamá (40%) y Ecuador (39%) muestran una menor integración de la tecnología. El dato más significativo es que el 98% de quienes usan IA la considera “útil” o “muy útil”, y la mayoría la emplea casi todos los días o diariamente. IA en el trabajo: brecha entre empresas y trabajadores. La paradoja es evidente: los trabajadores adoptan IA masivamente mientras las empresas permanecen rezagadas. Esto genera una situación paradójica donde los empleados innovan por su cuenta, muchas veces sin autorización institucional ni marcos de uso establecidos. ¿Quiénes usan IA y para qué? El perfil del usuario argentino de IA es sorprendente. Contrario a lo que podría esperarse, no son los más jóvenes quienes lideran la adopción: el 60% de los usuarios tiene entre 31 y 50 años, el 27% supera los 51 años, y solo el 13% se encuentra en el rango de 18 a 30 años. Esta distribución etaria desmiente el prejuicio de que la tecnología es terreno exclusivo de las generaciones digitales nativas. En cuanto al género, el 55% de quienes utilizan IA se identifican como varones, el 39% como mujeres y el 6% con otro género, lo que revela una brecha de adopción que replica desigualdades estructurales del mercado laboral argentino. Por sectores, el área de Tecnología y Sistemas concentra el 18% de los usuarios, seguida por Marketing y Comunicación (14%) y Administración y Finanzas (14%). Esta distribución muestra que la IA trascendió el ámbito tecnológico para instalarse en áreas tradicionalmente menos digitalizadas. Los usos concretos revelan aplicaciones pragmáticas: el 47% de los trabajadores utilizó IA para realizar tareas administrativas más rápido; el 45% buscó oportunidades de aprendizaje por fuera de su lugar de trabajo; el 43% la empleó para tareas administrativas específicas como tomar notas, completar planillas, programar reuniones o analizar datos; otro 43% la usó para resolver problemas en el trabajo; y el 33% la aplicó para redactar solicitudes de empleo, incluyendo CV y cartas de presentación. Percepciones: entre el entusiasmo y el temor El estudio “Escasez de Talento, IA y Equidad” de Randstad, realizado en 15 mercados incluido Argentina entre agosto de 2024, ofrece una perspectiva complementaria sobre las percepciones de los trabajadores respecto a la IA. Los resultados muestran una actitud mayoritariamente positiva pero atravesada por incertidumbres. El 51% de los trabajadores argentinos cree que la IA hará más fácil su trabajo, mientras que el 24% no lo considera así y el 25% mantiene una posición neutral. Por su parte, el 48% considera que la IA hará su trabajo más interesante, frente a un 26% que no lo cree y un 27% que se mantiene neutral. Un dato particularmente relevante: el 41% de los trabajadores argentinos coincide en que le resultó más fácil aprender a utilizar IA generativa como ChatGPT, Jasper Chat, DALL-E o Google Gemini que otras tecnologías como MS Office, Adobe Suite o herramientas de análisis de datos. Solo el 25% discrepa con esta afirmación y un 12% mantiene una postura neutral, lo que sugiere que la curva de aprendizaje de la IA generativa es más accesible de lo que muchos suponen. Sin embargo, persisten preocupaciones significativas. El 41% de los trabajadores considera que su empleador está retrasado en la adopción de IA, y el 47% cree que su empleador podría obtener más beneficios con un mayor uso de la tecnología en el lugar de trabajo. Esta percepción de rezago empresarial alimenta la adopción individual: los trabajadores sienten que deben tomar la iniciativa ante la lentitud institucional. Las barreras: entre la prohibición y el desconocimiento Pese al crecimiento exponencial, el informe de Bumeran detecta barreras institucionales significativas. Entre quienes no incorporaron IA en el trabajo, el 47% expresó que desconoce cómo usarla, el 37% señaló que en sus organizaciones no se lo permiten, el 23% manifestó que prefiere hacer sus trabajos sin IA, el 18% no considera que sea necesario, el 16% no logra acostumbrarse y el 12% no se lleva bien con la tecnología. Las barreras a la incorporación de la IA en el trabajo crean una brecha entre empresas y trabajadores. La prohibición organizacional es particularmente preocupante: más de un tercio de los trabajadores que no usan IA están impedidos por políticas empresariales restrictivas. Esta actitud defensiva de las empresas genera un efecto paradójico: mientras prohíben el uso de IA, sus empleados la adoptan clandestinamente, sin marcos éticos, de seguridad o capacitación adecuados. Por otro lado, el estudio de Randstad revela que solo el 35% de los trabajadores argentinos considera que su empleador les ha ofrecido suficientes oportunidades de formación para mejorar sus habilidades en IA, y el 33% está preocupado por el impacto negativo que pueda tener la adopción de IA en su lugar de trabajo. Beneficios y desventajas: la doble cara de la automatización Los trabajadores argentinos identifican claramente los beneficios de la IA. Según Bumeran, el 60% destaca el ahorro de tiempo como principal ventaja, seguido por la agilización de tareas (56%) y el acceso rápido a información (49%). Otras ventajas mencionadas incluyen la automatización de tareas repetitivas (35%), la optimización de procesos (28%), mayor eficiencia (27%), reducción de errores humanos (23%), análisis de datos complejos (22%) y potenciación de la innovación (17%). Sin embargo, también reconocen desventajas significativas. La dependencia respecto a la IA fue identificada por el 48% como principal riesgo, seguida por errores derivados de falta de información (39%), falta de empatía e intuición humana (36%), despersonalización de la atención al cliente (20%), dificultad en la toma de decisiones éticas (19%) y sesgos algorítmicos que pueden llevar a decisiones discriminatorias (14%). El desafío más importante, según el 55% de los encuestados, es la necesidad de no depender completamente de la IA, mientras que el 40% subraya la importancia de mantener el criterio humano en las decisiones. ¿Destrucción o transformación del empleo? La pregunta que atraviesa todos los debates es si la IA destruirá empleos o simplemente los transformará. Los datos de Bumeran muestran una percepción ambivalente: el 36% de los trabajadores argentinos cree que la inteligencia artificial reemplazará el empleo humano, mientras que el 59% no lo considera así. Esta cifra representa una leve disminución respecto a 2024, cuando el 41% temía el reemplazo laboral. En perspectiva regional, la preocupación es más alta en otros países: Ecuador (51%), Panamá (49%), Perú (41%) y Chile (39%) muestran mayores niveles de ansiedad respecto al desplazamiento laboral por IA. Desde el lado empresarial, el panorama es diferente. El 69% de los especialistas en Recursos Humanos considera que ciertos perfiles serán reemplazados por inteligencia artificial, aunque actualmente solo el 13% de las empresas admite estar sustituyendo roles en sus organizaciones. Los perfiles en mayor riesgo, según los expertos, son los de atención al cliente y análisis de datos, con el 19% de menciones en cada caso. Federico Barni, CEO de Bumeran en Jobint, es categórico: “Lo que vino a reemplazar no fue necesariamente al humano, sino a tareas técnicas repetitivas. Áreas como programación o desarrollo ya no crecen al ritmo que lo hacían antes”. Barni observa que “con menos personas, muchas empresas logran hacer lo mismo o incluso más. Las mayores reducciones de plantilla se vieron en áreas de tecnología, relacionadas con la cantidad de soluciones de IA que optimizan procesos”. Entre Ríos: casos de adopción en el sector avícola La provincia de Entre Ríos, principal productora avícola del país, presenta casos concretos de incorporación de IA en el sector productivo. En la zona de Crespo y General Racedo, empresas avícolas implementaron sistemas robóticos que combinan algoritmos y modelos especialmente diseñados para operar con capacidades equivalentes a las humanas. Daniel Giosa, experto en Informática que disertó en el Tercer Encuentro Interuniversitario de Avicultura organizado por la UADER en Concepción del Uruguay, explicó cómo la tecnología está transformando el sector. “Hoy la inteligencia artificial lo primero que nos permite es hacer previsión y tomar decisiones anticipadas sobre temas vinculados a la salud animal. No es lo mismo que un ser humano vaya y vea que una gallina esté mal, que si lo hace una máquina súper tecnificada y precisa, como son los robots que caminan las granjas hoy”, señaló. Estos robots pueden tomar la temperatura de las aves, detectar síntomas de enfermedades como la influenza aviar de forma temprana, controlar niveles de humedad y temperatura en los galpones, y regular ventilación de forma autónoma. “La inteligencia artificial y la robótica trabajando en la agricultura es algo que hace muy eficiente la cadena productiva, mucho más de lo que ya era. Y se está aplicando en Crespo (Departamento Paraná) y en la zona. Quien ha hecho punta es el Grupo Motta con sus emprendimientos, que son plantas prácticamente robóticas, y que desde hace muchos años viene incursionando en la innovación tecnológica”, destacó Giosa. Un caso emblemático es “Avisense”, un robot autómata diseñado y fabricado en Córdoba, considerado el mejor del mundo para el sector avícola, que recorre corrales mejorando el bienestar de las aves y recabando información en tiempo real. Este desarrollo argentino se exporta a las granjas más importantes del mundo y promete revolucionar la industria. Giosa también mencionó aplicaciones en ganadería: “En el INTA de Corrientes tienen drones que cuentan las vacas y les calculan el peso, los kilogramos que van aumentando. Este sistema se exporta a Australia para contar ovejas. Tiene controladores para que los animales tengan buena calidad en los alimentos que consumen, y determina la cantidad exacta que debe ingerir cada animalito”. Uno de los sectores productivos entrerrianos que ha incoporado la IA a su actividad diaria es la aviculturar. Barreras culturales y económicas Más allá de las capacidades técnicas, Giosa identificó dos barreras principales para la adopción de IA en el sector productivo entrerriano: el costo económico y el cambio cultural. “Es complicado este tema por el hecho de que la franja etaria que tiene la decisión de compra está integrada habitualmente por personas mayores, que dicen ‘si siempre se hizo así, que se siga haciendo así’. Este es uno de los grandes desafíos para la implementación de la IA, más allá del costo, porque el costo se recupera muy rápido”, subrayó. Esta resistencia generacional replica en el ámbito empresarial lo que los estudios detectan en el individual: son los trabajadores de mediana edad (31-50 años), no los más jóvenes ni los mayores, quienes lideran la adopción de IA, sugiriendo que la combinación de experiencia laboral y apertura tecnológica es el factor determinante. La visión del futuro: entre el optimismo y la cautela El 92% de los trabajadores argentinos encuestados por Bumeran afirma que en un futuro la inteligencia artificial será más común en el trabajo, cifra similar al resto de los países de la región. Los profesionales de Recursos Humanos coinciden: el 93% en Argentina considera que el uso de IA será más común en algunos años, porcentaje que asciende al 95% en Perú y Chile, 94% en Ecuador y 92% en Panamá. Sin embargo, esta certeza sobre la expansión de la IA no elimina las incertidumbres sobre sus consecuencias. El 91% de los trabajadores argentinos afirmó que quiere adquirir nuevas habilidades para adaptarse a los cambios del mercado, lo que evidencia una conciencia generalizada sobre la necesidad de formación continua. Giosa, el experto en informática, ofreció una perspectiva optimista basada en datos internacionales: “Alemania es el tercer país del mundo con robots en sus empresas y tiene 2% de desempleo. Implementan un sistema de educación dual, en la cual los chicos desde la secundaria van tres días a trabajar y dos días a estudiar. Cuando salen de la escuela no solamente lo hacen sabiendo contenidos, sino que tienen una experiencia. Esto genera que prácticamente no tengan desempleo”. “Creo que no es la IA la que deja sin trabajo a alguien, sino su falta de preparación y formación. En esto la educación es clave”, concluyó Giosa, sintetizando el desafío central que enfrenta Argentina: garantizar que la transformación tecnológica no profundice desigualdades sino que genere oportunidades para todos. El desfasaje entre discurso y realidad La brecha entre el 17% de empresas que implementan IA formalmente en la Región Centro y el 55% de trabajadores que la usan individualmente revela un desfasaje estructural. Las empresas van más lento que sus empleados, lo que genera adopciones clandestinas, falta de marcos de uso ético y seguro, y ausencia de capacitación institucional. Este desacople tiene consecuencias concretas. Mientras el 47% de los trabajadores considera que su empleador podría obtener más beneficios con mayor uso de IA, el 41% percibe que la empresa está retrasada en su adopción. La frustración resultante impulsa la autogestión tecnológica: los empleados aprenden por su cuenta (45% buscó oportunidades de aprendizaje fuera del trabajo), experimentan con herramientas sin supervisión, y generan prácticas que las organizaciones luego deben regularizar retroactivamente. El Observatorio de la Región Centro surge precisamente para anticipar estos fenómenos y construir políticas públicas que acompañen la transición. La articulación interprovincial entre Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos constituye un modelo inédito en América Latina para abordar la transformación digital del trabajo con enfoque en la justicia social y la protección de derechos laborales.

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