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  • La universidad del futuro: cómo el Tec imagina la educación para millones de personas

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/11/2025 15:50

    Víctor Gutiérrez Aladro, vicepresidente de Aprendizaje para el Futuro del Grupo Educativo Tecnológico de Monterrey Cada sala del edificio Rectoría del Tec de Monterrey tiene un nombre que marca el norte en su visión y valores. Esta se llama “Innovar” y el que habla es Víctor Gutiérrez Aladro, vicepresidente de Aprendizaje para el Futuro. Con más de tres décadas en la institución, pasando por casi todos los roles posibles —desde profesor hasta rector de operaciones—, lidera ahora uno de los desafíos más ambiciosos del Tec: crear un modelo educativo que acompañe a las personas no solo durante cuatro o cinco años universitarios, sino a lo largo de toda su vida. “Hace un año y medio, cuando se consolidaron las instituciones del Tec —el Tec de Monterrey, el TecMilenio y el TecSalud—, también vimos la necesidad de aceptar que la educación había cambiado y que en el futuro seguramente iba a ser distinta", dice en diálogo con Ticmas. La pregunta que lo desvela no es nueva, pero su urgencia sí: ¿seguirán siendo relevantes las universidades? El fin de la educación lineal Hay varios factores que están transformando el panorama educativo. El primero es demográfico: la población joven está en descenso en gran parte de América Latina. “Estuve en un congreso en Bogotá hace quince días, el RECLA, que reúne a universidades de América Latina que hacemos educación continua y la población está envejeciendo, con una necesidad de reinventarse, de reinventar lo que saben hacer, sus habilidades, sus conocimientos". Otro factor: el cultural. El modelo tradicional —primaria, secundaria, preparatoria, carrera universitaria, quizás un posgrado, y punto final— está colapsando. “Esos elementos que estamos viendo como institución nos llevaron a decir: nosotros ya hacíamos educación continua a lo largo de la vida por muchos años, pero lo que se hizo hace un año fue crear esta nueva área de Vicepresidencia de Aprendizaje para el Futuro". Un factor más, y tal vez el más provocador: un altísimo porcentaje de las personas no trabajan de lo que estudiaron. Ante esta realidad, ¿cómo se encara hoy una carrera universitaria de cinco años, sabiendo que no será para toda la vida? “Mi opinión es la siguiente”, dice Gutiérrez Aladro, “tú vives esa etapa que va de los 18 a los 22 años, que es tu carrera profesional. Es cierto que el conocimiento es importante, pero no es lo más relevante. Yo creo que hay una serie de competencias y habilidades que tienes que desarrollar a esa edad”. El homenaje del Tec a sus profesores Competencias y conocimientos —Pero entonces, ¿necesitamos especialistas o generalistas? —Antes, tener una carrera o hacer una maestría te aseguraba un futuro. Entrabas a una empresa y podías vivir treinta años y te iba a ir bien. Hoy eso no es necesariamente así. Hoy se requiere especialización, pero también habilidades y competencias como el análisis crítico, el pensamiento crítico, la capacidad de adaptación. Yo creo que la universidad da ese proceso de formación. Con el énfasis puesto en las habilidades, Gutiérrez Aladro propone una transformación universitaria: lo disciplinar puede aprenderse tanto en la carrera como en los años subsiguientes, pero la formación en competencias se vuelve relevante para tener “una base a la que le puedan poner arriba los elementos técnicos”. La universidad se enfrenta, además, a otro desafío como es el de la transición entre la cultura letrada y las nuevas formas de consumir información. Y, más allá de la necesidad de sostener un contenido preciso y curado, hoy se pueden entregar “píldoras de video” de tres minutos como nuevos accesos al contenido educativo. —¿Por qué píldoras? —Porque a lo mejor hoy no tienes tiempo de sentarte dos horas a escuchar a una persona, pero si te mandan veinte videos de tres minutos cada uno, los puedes ir escuchando en el momento en que quieras. Por otra parte, el modelo educativo del futuro que imagina tiene dos características centrales: personalización y acompañamiento continuo. Los estudiantes, entonces, no necesitan cursar 80 horas de contenido si solo les interesan 20 y pueden disponer de un tutor o un coach que los asista en la cursada. Pero lo más ambicioso de este modelo descansa en el concepto de agentes de inteligencia artificial personalizados: --Si hoy fuéramos capaces de entender quién es el estudiante a través de su huella digital —desde lo que publica en LinkedIn, en Instagram, en Facebook—, podríamos tener un agente que lo acompañe y le proponga un programa o una actividad que le sirva para lo que quiere hacer. El edificio Rectoría del Tec de Monterrey La validación universitaria En este nuevo ecosistema educativo, surge la pregunta sobre la autoridad en sentido amplio; esto es: no solo quién valida los conocimientos sino quién valida que el estudiante pueda demostrar el haberlos adquirido. La universidad se convierte así en un “contralor”, un validador de conocimientos en un mundo donde el autoaprendizaje es cada vez más común. —En México debe haber unas veinte mil escuelas e institutos que dan capacitación —dice Gutiérrez Aladro— y, si hoy puedes obtener la micro credencial de alguna competencia en cualquier lugar, el rol de las universidades se sostiene en su prestigio, su solidez. Si certifico una competencia es porque evalué que la tienes. Muchas empresas entienden la diferencia: tienen una garantía. —Hay un concepto que el Tec ha desarrollado, que es el de la universidad de 60 años. ¿Cómo es el plan para llevarlo a cabo? —Es lo que estamos creando en esta área. El año pasado tuvimos 135.000 aprendedores. Les llamamos aprendedores en lugar de estudiantes para diferenciarlos. Hoy estamos muy enfocados en lo profesionalizante y nuestra meta es crear un ecosistema donde los exatecs (exalumnos) puedan ser parte. Si cuando te gradúas tienes claro que no has terminado de estudiar porque vas seguir capacitándote, preparándote, aprendiendo nuevos conocimientos, cambiando tu enfoque, todo eso es un acompañamiento. El año pasado tuvimos 135.000 y esperamos llegar al 2.030, con 400.000. —2030 es en poco más de cuatro años. —En cuatro años queremos multiplicar por tres, sí. Pero hoy está el boom. Todas las universidades del mundo están hablando de eso. Es la gran oportunidad. —Si el porcentaje de estudiantes universitarios en Latinoamérica es siempre bajo respecto de otras regiones. ¿Qué hacen para tentar en estos programas de formación a quienes terminaron la prepa, pero no siguieron estudiando? —Como parte de educación continua están Tec, TecMilenio y Tec Salud. Entonces, si el modelo del Tec es difícil de escalar, TecMilenio tiene el propósito de mayor volumen. La apuesta es a crecer con una educación de buena calidad. Yo creo que en América Latina necesitamos más técnicos: carreras cortas de dos años. Pero nuestra cultura no da para eso; los jóvenes quieren terminar una carrera, aunque sea Administración o Derecho. ¿Pero no hace falta manufactura automotriz? Nosotros trabajamos nuestro modelo de formación con componentes B2C y B2B. Abres un programa y promueves que la gente se inscriba y se inscribe, pero también vas a una empresa y le dices ¿Qué necesidades tienes? y le haces un programa a la medida. El impacto social Antes que el modelo comercial, el Tec mantiene un fuerte compromiso social: “Si bien tenemos un programa donde 135.000 personas pagan por un programa, hay otra iniciativa de desarrollo social, donde impactamos a 350.000 personas de bajos recursos con centros virtuales de aprendizaje en colaboración con, por ejemplo, BBVA”. —¿Cómo llegan a ellos? —BBVA tiene la plataforma Supérate, y ahí hay muchos programas de educación virtuales donde ofreces desde cómo criar a los hijos o cómo entender a un adolescente hasta cómo tener unas finanzas sanas y usar mejor los recursos. Son programas gratuitos. —Volviendo al modelo pago, ¿qué volumen de facturación tienen al año? —El área facturó 1.400 millones de pesos al año; aproximadamente 70 millones de dólares. La meta para 2030 es multiplicar esa cifra por tres. Obviamente esta unidad necesita ser rentable. No podemos tomar dinero de las colegiaturas para mantenerla. Nuestro compromiso es contigo: si estás tomando programas de desarrollo es para que te vaya mejor en la vida, que tengas mejores ingresos, que tengas más posibilidades, que encuentres otro empleo. En última instancia, la apuesta del Tec de Monterrey es pedagógica. Es una apuesta por reimaginar el papel de las instituciones educativas en un mundo donde el aprendizaje no tiene punto final. Dice Gutiérrez Aladro: “Nuestra misión es cómo reimaginamos la educación para impactar a millones de personas en los próximos años". Ante los continuos cambios que propone la tecnología, esa reinvención no es opcional: es urgente.

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