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  • El rol del estrógeno en la salud femenina: por qué esta hormona es clave para el bienestar a cualquier edad

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/11/2025 12:57

    Steven Bartlett reúne a Mary Claire Haver, Vonda Wright, Natalie Crawford y Stacy Sims en una conversación única para abordar el impacto del estrógeno y el metabolismo en la salud y longevidad de las mujeres (Captura de pantalla/The Diary Of A CEO) El estrógeno, una hormona habitualmente asociada con la fertilidad, desempeña un papel esencial y mucho más amplio en la salud femenina de lo que tradicionalmente se pensaba. Así lo subrayan cuatro referentes internacionales en salud de la mujer: la especialista en menopausia Mary Claire Haver, la cirujana ortopédica experta en longevidad Vonda Wright, la médica especialista en fertilidad Natalie Crawford y la investigadora en fisiología femenina Stacy Sims, quienes explicaron en The Diary Of A CEO que la presencia o ausencia de estrógeno repercute en aspectos como la masa muscular, la salud ósea, la regulación de la glucosa, la inflamación y la función cerebral. Su mensaje es claro: comprender y atender el metabolismo femenino mediante el estrógeno resulta crucial para prevenir enfermedades como la osteoporosis, la demencia y la resistencia a la insulina. El estrógeno en el metabolismo femenino Durante años, la mayor parte de las recomendaciones sobre ejercicio y nutrición se basaron en estudios realizados en hombres. Esto condujo a prácticas poco adaptadas a las mujeres. El control hormonal va más allá de la reproducción: el estrógeno interviene en rutas metabólicas fundamentales para la energía y el funcionamiento global del organismo femenino (Freepik) Esto condujo a prácticas poco adaptadas a las mujeres. Las expertas consultadas insisten en que el estrógeno no solo es una hormona reproductiva; regula procesos metabólicos esenciales, influye en la síntesis de proteínas musculares y actúa como un potente antiinflamatorio. “El estrógeno tiene un efecto profundo sobre la síntesis de proteínas musculares. Es un antiinflamatorio significativo”, explicó la Dra. Vonda Wright. Además, aseguró que existe una relación bidireccional entre el estrógeno y sistemas como el digestivo, el hepático y el inmunológico: el estado hormonal y el de estos órganos se interrelacionan de manera constante. Impacto del estrógeno en masa muscular y salud ósea La masa muscular es un órgano metabólico clave. Según las especialistas, el músculo combate la resistencia a la insulina y favorece la neurogénesis cerebral. El estrógeno impulsa la síntesis de proteínas musculares y ofrece protección frente a la inflamación crónica, que dificulta la formación tanto de músculo como de hueso. Desde la nutrición hasta el descanso, las recomendaciones expertas se centran en adaptar hábitos según edad, ciclo y antecedentes, promoviendo una prevención activa y consciente. (Imagen Ilustrativa Infobae) “El estrógeno también afecta directamente el equilibrio entre las dos células principales que extraen minerales del hueso, el osteoclasto, y la célula que forma hueso, el osteoblasto”, indicó Wright. Esto cobra especial importancia en la llamada “década dorada” (de los 35 a los 45 años), periodo en el que el cuerpo femenino mantiene niveles óptimos de estrógeno. Respecto a la salud ósea, el estrógeno regula el equilibrio entre osteoclastos (células que degradan el hueso) y osteoblastos (células que lo forman). La caída en los niveles de esta hormona, sobre todo en la perimenopausia, acelera la reducción de densidad ósea: “La pérdida de estrógeno durante la perimenopausia puede llevar a una disminución del 15% al 20% de la densidad ósea”, advirtió Dra Vonda Wright en The Diary Of A CEO. Esta situación eleva el riesgo de osteoporosis y fracturas, con un impacto considerable en la calidad de vida en la vejez: “El 70% de las fracturas de cadera ocurren en mujeres y un 30% de quienes las sufren fallecen en el año posterior”. Asimismo, Wright agregó: “Más del 50% de las mujeres tendrán baja densidad ósea en algún momento de su vida”. Efectos metabólicos: glucosa, insulina e inflamación Los niveles adecuados de estrógeno favorecen la preservación de músculo y hueso, dos factores esenciales para la autonomía física y la prevención de lesiones a largo plazo (Freepik) El estrógeno desempeña una función central en la regulación de la glucosa y la sensibilidad a la insulina. Permite que las células aprovechen la glucosa de forma eficiente, lo que ayuda a prevenir la resistencia a la insulina, un factor de riesgo clave en la diabetes tipo 2. Además, modula la respuesta inflamatoria, reduce la producción de citoquinas proinflamatorias como la IL-6 y el factor de necrosis tumoral. “Necesitamos tanta masa muscular como sea posible para luchar contra la resistencia a la insulina que aparece cuando el estrógeno se va”, aseguró Stacy Sims. Esta capacidad antiinflamatoria es especialmente relevante en mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP) o endometriosis, donde la inflamación crónica agrava los síntomas y dificulta el manejo metabólico. Consecuencias de la caída de estrógeno en perimenopausia y menopausia La transición hacia la perimenopausia y la menopausia constituye un punto de inflexión en la salud de la mujer. La disminución de estrógeno acelera la pérdida de masa ósea y muscular, además de afectar la función cerebral y la composición corporal. La disminución de estrógeno en la perimenopausia y menopausia incrementa significativamente el riesgo de fracturas de cadera, afectando la movilidad y la calidad de vida de las mujeres en la adultez (Freepik) “En la perimenopausia, no contamos con el beneficio del estrógeno apoyando las respuestas antiinflamatorias. Por lo tanto, debemos ser muy conscientes de que necesitamos más recuperación”, advirtió Natalie Crawford en The Diary Of A CEO. Las expertas subrayan que, tras la menopausia, el riesgo de fracturas de cadera crece de manera significativa. Además, la caída del estrógeno se asocia con mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia, producto de cambios en el metabolismo cerebral y una menor neuroplasticidad. Estrategias prácticas: ejercicio, nutrición y hábitos Para contrarrestar los efectos adversos de la disminución de estrógeno, las especialistas recomiendan una estrategia integral, centrada en el entrenamiento de fuerza, un consumo adecuado de proteínas, mejora en la calidad del sueño y adecuada gestión del estrés. El entrenamiento de fuerza, dos a cuatro veces por semana, debe incorporar ejercicios compuestos y cargas progresivas para estimular músculo y hueso. El trabajo de impacto, como saltos o ejercicios pliométricos, resulta clave para preservar la densidad ósea. El ejercicio con cargas se consolida como herramienta central para contrarrestar los efectos adversos de la deficiencia estrogénica y potenciar las reservas funcionales del cuerpo femenino (Imagen Ilustrativa Infobae) En cuanto a la alimentación, aconsejaron una dieta rica en proteínas (al menos 1,6 gramos por kilo de peso corporal), fibra, grasas saludables y gran diversidad de vegetales para favorecer la microbiota intestinal. Se destaca el aporte de vitamina D, magnesio y omega-3, e incluso la suplementación con creatina, útil para la función muscular y cognitiva. Desaconsejan los ayunos prolongados y las dietas muy restrictivas, ya que favorecen el estrés metabólico y propician la pérdida de masa muscular. El sueño constituye la base de la salud metabólica y hormonal. Dormir entre siete y nueve horas de calidad cada noche resulta esencial para la recuperación, la regulación del apetito y la función inmune. Además, recomiendan evitar la exposición a toxinas ambientales —como plásticos y sustancias químicas que alteran el sistema endocrino—, junto con priorizar el autocuidado y la interacción social como parte preventiva fundamental. Prevención y empoderamiento Las expertas hacen hincapié en la educación y el autocuidado desde etapas tempranas. “Es el resultado de factores sociales y culturales que se han alineado para crear esta situación. Ahora existen herramientas para salir de ese círculo”, señaló Mary Claire Haver. “Ahora contamos con herramientas para mejorar la salud y dar pasos concretos para salir de esa situación”, subrayó también la especialista. Y concluyó: “La prevención es siempre mejor que la cura; empezar antes es clave para la salud a largo plazo”. Es por eso que recomiendan a las mujeres adoptar una actitud activa frente a su salud, consultar a profesionales especializados y buscar segundas opiniones si consideran que sus necesidades no se atienden en forma adecuada. La individualización de las pautas, en especial en ejercicio y nutrición según las fases del ciclo menstrual y condiciones particulares, resulta determinante para resultados eficaces.

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