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  • Por qué el corte de cabello refleja emociones de las personas y transforma el cuidado capilar

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 03/11/2025 04:55

    Leonardo Rocco señala que la industria capilar se orienta hacia la sostenibilidad y la regeneración (Imagen Ilustrativa Infobae) Cada cabello que llega a mi piso al final de la jornada me cuenta una historia. Algunas hablan de cambios, otras de cansancio, muchas de renovación. Llevo más de 20 años peinando, cortando, tiñendo y reparando cabellos, y puedo decir que pocas cosas reflejan tanto la identidad y la salud de una persona como su melena. El cabello es más que una fibra: es una extensión viva de lo que somos. Como estilista, he visto pasar modas, químicos, colores imposibles y promesas milagrosas. Sin embargo, nunca antes había presenciado un cambio tan profundo en la manera de entender el pelo: no solo desde la estética, sino también desde la conciencia personal. El valor emocional y cultural del cabello Más allá de la química o la sostenibilidad, el cabello sigue siendo una forma de comunicación silenciosa. A lo largo de la historia, ha representado poder, espiritualidad, rebeldía y pertenencia. Desde las pelucas egipcias hasta los cabellos afro naturales que hoy se reivindican como emblema de identidad, cada estilo es un manifiesto. Las fórmulas cosméticas avanzan hacia el uso de ingredientes ecológicos y biodegradables (Freepik) En mi experiencia, el momento en que alguien se corta el pelo suele coincidir con una etapa vital. Una separación, un cambio de trabajo, una nueva versión de sí mismo. Por eso, el futuro del cabello no puede ser solo tecnológico: también debe ser emocionalmente consciente. Las redes sociales multiplican estas expresiones. TikTok e Instagram están llenos de tutoriales sobre cabello natural, canas orgullosas o transiciones hacia texturas sin químicos. Cada vez más personas entienden que la belleza auténtica no está en ocultar, sino en cuidar. El cabello como reflejo de una nueva conciencia En los últimos años, mis clientas —y también muchos clientes— llegan al salón con una pregunta que antes casi no existía: “¿Este producto daña el ambiente?” o “¿de dónde vienen los ingredientes?”. El cabello actúa como biomarcador y refleja la salud general del cuerpo (Imagen Ilustrativa Infobae) Hace una década, la prioridad era el resultado inmediato: brillo, suavidad, alisado perfecto. Hoy, la prioridad es otra: cómo cuidar el cabello sin dañar el planeta ni a nosotros mismos. Este cambio no es casual. La industria de la belleza está valorada en más de USD 90.000 millones anuales solo en el sector capilar, y las nuevas generaciones la están empujando hacia la sustentabilidad. Según un informe de Nielsen, el 73% de los consumidores globales prefieren marcas comprometidas con el medio ambiente. En mi salón, eso se traduce en una demanda creciente por productos veganos, cruelty free y con envases reciclables. Lo que antes era una tendencia, hoy es una necesidad ética y estética. Para entender hacia dónde va el futuro del cabello, primero hay que conocer su presente. Cada hebra está compuesta principalmente por queratina, una proteína que también forma uñas y piel. En su interior, una estructura helicoidal le da fuerza y elasticidad; en la superficie, las cutículas funcionan como escamas protectoras. Pero lo más fascinante es que el cabello tiene memoria biológica: guarda rastros de lo que comemos, del estrés, de los medicamentos y hasta del aire que respiramos. La biotecnología permite investigaciones sobre cultivo de folículos pilosos y restauración capilar (Imagen Ilustrativa Infobae) Los dermatólogos y tricólogos coinciden en que el cabello es una ventana a la salud. Deficiencias nutricionales, desequilibrios hormonales o estrés crónico se manifiestan en la pérdida de brillo, caída o debilitamiento. En los últimos años, los estudios capilares avanzaron tanto que hoy se investiga su uso como biomarcador: se pueden analizar toxinas o metales pesados presentes en el cuerpo simplemente con un mechón. Esta relación entre salud y cabello está marcando una nueva era en los tratamientos. Ya no se trata de “maquillar” el daño, sino de entenderlo y regenerarlo desde su raíz. Del producto químico al ingrediente consciente Durante mucho tiempo, la industria cosmética capilar se basó en fórmulas agresivas: siliconas que sellaban pero no nutrían, sulfatos que limpiaban pero arrasaban con la microbiota del cuero cabelludo, y tinturas que alteraban la fibra hasta quebrarla. Las tendencias actuales privilegian la transparencia y la salud capilar por encima de la perfección estética (Imagen Ilustrativa Infobae) Hoy, los laboratorios están dando un giro radical. Los productos que más crecen son los que apuestan a tecnologías verdes: champús sólidos que eliminan el plástico, fórmulas con tensioactivos biodegradables, aceites vegetales prensados en frío y proteínas de origen vegetal que reemplazan los derivados animales. Uno de los avances más interesantes que probé recientemente son los tratamientos basados en péptidos biomiméticos: moléculas que imitan la estructura de la queratina humana y se integran de forma más natural en el cabello. A diferencia de las siliconas, no crean una ilusión de suavidad, sino una reparación real y progresiva. También están los productos con microalgas regenerativas, que además de nutrir el cabello, se producen con un impacto ambiental casi nulo. Este tipo de innovación demuestra que la belleza puede ser sostenible sin perder eficacia. Sostenibilidad en el salón: pequeños gestos, gran impacto Cuando decidí transformar mi propio salón en un espacio sustentable, descubrí que el cambio no solo venía de los productos. También de los hábitos. Los clientes priorizan productos veganos, cruelty free y con envases reciclables (Imagen ilustrativa Infobae) Comencé reciclando los envases, eliminando aerosoles con gases dañinos y reemplazando las toallas desechables por textiles de bambú reutilizables. Luego llegó la iluminación LED, los sistemas de agua filtrada y los secadores de bajo consumo energético. Y ahora daremos otro paso que estoy seguro que sorprenderá a mis clientes: recolectar el cabello cortado para reciclarlo. En países como Francia, Australia y Argentina, existen programas que reutilizan el cabello para fabricar filtros que absorben hidrocarburos en derrames de petróleo o para crear compost natural. Cada kilo de cabello puede limpiar hasta ocho litros de aceite del agua. Convertir un residuo en una herramienta ecológica me recordó que, en el fondo, todo puede transformarse. Regenerar: la ciencia detrás del nuevo crecimiento La palabra regeneración ya no pertenece solo al ámbito médico. En los laboratorios capilares se habla de bioingeniería del folículo: científicos que logran cultivar folículos pilosos en laboratorio a partir de células madre. En Japón y Corea del Sur ya se están realizando pruebas clínicas de trasplantes con folículos clonados, una alternativa que promete tratar la alopecia sin necesidad de injertos tradicionales. Además, se investiga el uso de factores de crecimiento derivados del plasma (PRP capilar), que estimulan el bulbo piloso para generar cabellos más fuertes y gruesos. He visto resultados sorprendentes en pacientes que creían haber perdido toda esperanza. Innovaciones como péptidos biomiméticos y microalgas promueven una reparación real del cabello (Imagen Ilustrativa Infobae) Sin embargo, lo más inspirador no es la tecnología en sí, sino el cambio de paradigma: ya no se trata de reemplazar lo perdido, sino de recrear lo natural. Ese es el verdadero futuro del cabello regenerado: no más artificio, sino restauración. De la moda a la ciencia: hacia un nuevo lenguaje capilar Durante décadas, el cabello fue un campo de batalla entre lo natural y lo artificial. Hoy, ambos mundos parecen reconciliarse. Las grandes marcas ya invierten millones en investigación de cosmética biotecnológica, donde los ingredientes se obtienen mediante fermentación microbiana o cultivo celular, reduciendo el impacto ambiental. Por ejemplo, la queratina vegetal, obtenida de la soya y el trigo, ofrece una alternativa eficaz a la animal. Las coloraciones a base de enzimas reemplazan los amoníacos, y los champús en polvo o barra eliminan el plástico y el agua embotellada. En mi salón, el cambio más evidente fue el de mentalidad. Ya no prometemos “cabello perfecto”, sino cabello saludable y sostenible. Los clientes valoran más la transparencia que la perfección. Y eso, para un estilista, es una revolución. Salones y estilistas asumen un rol activo en educar sobre consumo responsable y cuidado ecológico del cabello (Imagen Ilustrativa Infobae) El futuro ya está creciendo Imaginemos un futuro cercano —quizás no tan lejano— en el que podamos regenerar el cabello dañado con biotecnología, teñirlo con pigmentos naturales cultivados en laboratorio y lavar nuestra melena con champús que nutren tanto como los bosques de donde provienen sus ingredientes. Un futuro donde los salones no solo embellecen, sino también educan, reciclan y regeneran. Como estilista, sueño con ese día. Pero también sé que el cambio empieza aquí, con cada decisión cotidiana: elegir un producto responsable, respetar el cuero cabelludo, dejar que el cabello respire, aceptar su textura natural. Porque cuidar el cabello es, en el fondo, cuidar la vida. Cuando miro una cabellera sana, brillante y fuerte, no veo solo belleza. Veo equilibrio. Entre ciencia y naturaleza, entre estética y ética, entre lo que elegimos para nosotros y lo que dejamos al planeta. El futuro del cabello —regenerado y sostenible— no será una moda pasajera, sino una nueva forma de entendernos. Y quizá, algún día, al barrer el piso del salón, no vea residuos, sino raíces de un futuro mejor. *Leonardo Rocco es un reconocido artista del cabello de las celebridades, vocero, artista de plataforma, educador, personalidad de televisión, propietario de salones de belleza y creador de una línea de productos para el cuidado del cabello. Nacido en Argentina, con raíces italianas, ha vivido en Miami durante los últimos 21 años donde desarrolló su carrera profesional internacional. Es dueño de Rocco Donna Hair and Beauty Art, dos súper exclusivos salones de belleza y creador de productos de belleza Rocco Donna Professional.

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