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Usuhahia » Diario Prensa
Fecha: 31/10/2025 12:16
A 42 años de la vuelta a la democracia en nuestro bendito país, se amontonan múltiples sensaciones. Parimos esta etapa con mucho esfuerzo, llegamos desde el horror y el espanto, desde la tortura, el desprecio a la vida y la muerte. Obviamente, fue como un amanecer de sol luego de una larga noche tormentosa. En aquel 1983 fuimos jóvenes entusiastas participando y votando con alegría e ilusión por un mañana mejor para nosotros y nuestros hijos. Militamos la democracia porque vivimos y conocimos en carne propia el horror de la dictadura asesina que llevó a nuestra generación al peor de los agujeros que podríamos haber imaginado. Pasó el tiempo y pudimos ver que este sistema no solo no era perfecto, sino que tenía falencias y trampas que ni siquiera nos imaginábamos. Muchos nos quejamos, cambiamos nuestro voto, militamos nuestras ideas, nos comprometimos políticamente pensando en aportar para hacer bien las cosas. Acertamos y nos equivocamos muchas veces, pero siempre defendimos y defendemos la democracia. Seguramente porque no olvidamos desde dónde partimos. Las nuevas generaciones, esas que no pasaron por el infierno anterior, parecen no estar entendiendo la importancia de la libertad del sistema, y no están tan firmes en la defensa de lo que tanto costó conseguir. Ellos a veces adhieren a opciones que claramente no son democráticas, o directamente ningunean al sistema no participando e inclusive no yendo a votar. Admitiendo que esto no quiere decir que todo esté bien y que no haya necesidad de cambios, quiero expresar que es imprescindible defender el sistema democrático, en donde todos tengamos la libertad de expresarnos, participar si así lo queremos, votar para elegir nuestros representantes, y si no cumplen, votar para cambiarlos. Hay que alertar a los más jóvenes para que entiendan el riesgo que implican las opciones autoritarias que proponen ir contra las instituciones y contra los derechos adquiridos. Son claramente cantos de sirena que proponen que mágicamente se van a terminar nuestros problemas mediante medidas que ya fueron experimentadas en los peores momentos que vivió nuestra patria. Los cambios llevan tiempo, trabajo, compromiso, perseverancia y mucho esfuerzo. Nada se hace mediante la pasividad de un pueblo que, luego de votar, se desentiende y deja hacer a los gobernantes sin control. Tratemos nuevamente de rescatar la democracia, exijamos a nuestros representantes que cumplan sus obligaciones y sus promesas. A la hora de votar, hagámoslo, jóvenes y viejos, para que nuestros representantes sientan la presión y entiendan que el país es de todos y que todos merecemos vivir mejor. Y si no cumplen, usemos también el voto para sacarlos y vayamos por una opción superadora. No corramos el riesgo de volver al agujero del cual salimos hace 42 años.
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