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  • Cotapa: cómo los trabajadores salvaron la histórica láctea de Paraná y hoy, proyectan exportar

    Parana » El Once Digital

    Fecha: 31/10/2025 02:30

    La planta “quedó sin luz de un día para el otro” y hubo que custodiarla para evitar el desguace. Los empleados se organizaron como cooperativa en 2023, recuperaron la confianza de proveedores, reabrieron locales y buscan comprar la fábrica, mudarse al parque industrial y abrir mercados. Cotapa, la láctea señera de Paraná, la que forma parte de la memoria afectiva de generaciones que crecieron con su dulce de leche y sus yogures, estuvo a nada de desaparecer. No fue una crisis lenta: fue un frenazo brusco. “Cotapa de un día para el otro quedó sin energía eléctrica. Los empleados sin saber qué hacer”, recordó sin vueltas Carlos Strada, hoy presidente de la Cooperativa de Trabajo Cotapa.   Ese apagón no fue solo el corte de la luz: fue el símbolo de una etapa que se cerraba y de otra que los propios trabajadores se vieron obligados a inventar. “Nos decidimos a cuidar en primera instancia las instalaciones porque nos habían llevado comentario de que querían entrar a desguazar”, contó al programa “Moviendo el Avispero” de Elonce Radio & Stream FM 98.7. La escena era más cercana a la de una fábrica tomada para defender el patrimonio que a la de una industria en marcha: portón cerrado, cubiertas quemadas, turnos para vigilar, vecinos molestos pero solidarios.   “Fue algo imprevisto”, enfatizó Strada. Y en esa incertidumbre apareció una llamada clave: la de José Abelí, un trabajador del cooperativismo y de las empresas recuperadas. “Nos llamó y nos dio una idea de lo que podíamos hacer en estos momentos”, rememoró. Esa orientación fue el primer ladrillo del nuevo modelo: quedarse, custodiar, negociar y, mientras tanto, producir lo que se pudiera.   El día que el juez declaró la quiebra   Mientras vigilaban que nadie se llevara nada, los trabajadores empezaron a sentarse a la mesa con todos: “empezar a negociar con el empresario, con parte del gobierno también de ese momento, sindicatos…”, enumeró Strada. Ese trabajo de hormiga permitió una primera conquista vital: que el Gobierno gestionara la reconexión de la energía. “Ese fue nuestro punto inicial”, dijo.   Pero el punto de inflexión legal llegó el 31 de octubre de 2022, cuando el juez decretó la quiebra de Cotapa S.A. Lejos de resignarse, los trabajadores decidieron ir por el camino más complejo: formalizar una cooperativa y pedir autorización judicial para seguir explotando la planta. “Tuvimos que presentar planes de negocios hacia el síndico, hacia el juez. Fue todo un gran trámite, bastante arduo. Nos aprobaron el plan de negocio y nos dieron un permiso por dos años para trabajar como cooperativa”, explicó Strada. Así, el 1º de enero de 2023 empezó la nueva vida de Cotapa: la histórica firma, fundada hace más de 60 años, pasó a ser conducida por quienes siempre la hicieron funcionar, los trabajadores. Al cumplirse los dos años, la Justicia les otorgó una extensión de un año y seis meses, que vence en junio del año que viene, lapso en el que están abocados a un objetivo central: comprar la fábrica. “Hicimos una propuesta de compra, propusimos lo que podemos hacer sin desfinanciarnos, sin que nos provoque problemas financieros”, aclaró Strada.   De 50 empleados a 40 asociados… y más trabajo generado   En el momento del apagón eran “más de 50” los trabajadores que quedaban dentro del universo de Cotapa. Pero no todos eligieron el camino cooperativo. “La cooperativa la formamos 45 personas… Hoy somos trabajando activamente en la empresa 40 asociados”, precisó el presidente. A ese plantel lo reforzaron con un acuerdo con otra cooperativa, Potencia, que permitió sumar mano de obra. “Hoy debe haber 18 personas más o menos… y tenemos como ocho en los locales de venta… más o menos 12 en la fábrica”, detalló. A eso se suma personal tercerizado y profesionales que ya no estaban: contadores, abogados, bioquímicos. “Todos los profesionales se fueron, quedamos únicamente los trabajadores”, graficó Russian. Y ese dato no es menor: la estructura siguió, pero sin las “cabezas” de la antigua sociedad anónima.   “Tuvimos que aprender a hacer de todo”   Ahí aparece la otra parte de la historia: la humana, la de los oficios que se mezclan, la del obrero que pasa a gestor, la del jefe de sección que termina sentado frente a un juez o ante una distribuidora. Fabián Russian, jefe de producción, lo contó casi como una anécdota de vida: “Yo soy de la construcción, soy maestro mayor de obra. Entré en Cotapa a los 22 años, trabajé en relación de dependencia hasta la sociedad anónima: 46 años. Ahora, llevo tres como monotributista y esto de tomar parte como jefe de producción, fue lo que más me costó”, dijo al programa “Moviendo el Avispero” de Elonce Radio & Stream FM 98.7.   Es decir, Russian lleva casi medio siglo en la misma planta. La cooperativa lo obligó a correrse de su zona conocida: “Antes era más del trabajo y hoy por hoy, tenemos que ir a gestionar a Enersa, ir a hablar, venir acá, hacer el recorrido, hacer de guía y después meternos en la justicia. Hemos aprendido un montón de cosas, donde nosotros antes estábamos encasillados simplemente en ser un empleado. Hoy, somos dueños y tenemos que salir a batallar”, dijo.   Esa frase condensa el espíritu de la nueva etapa: pasar de la dependencia al protagonismo. Y lo hicieron sin desarmar lo que funcionaba. “Básicamente cada uno siguió en su función… el que hacía el yogur siguió, los calderistas siguieron, la parte administrativa siguió… Lo que no quedaron fueron las cabezas”, explicó Russian.   Maquinaria rota, pintura vieja y cero crédito   La cooperativa nació, además, en condiciones materiales muy adversas. “El primer año no fue fácil porque todas las máquinas estaban prácticamente rotas… y nosotros priorizamos eso ante nuestros ingresos”, contó Strada. Había que volver a poner en marcha la caldera, recuperar el frío, hacer funcionar la línea. Había que invertir cuando todavía no existía certeza sobre el futuro judicial.   Russian lo completó: “Esta sociedad anónima no hizo los mantenimientos correspondientes. Estructuralmente la empresa, una empresa vieja, se había venido abajo en el tema pintura, edilicio, todo… y en lo que va de estos tres años le hemos cambiado la cara, puesto cartelería, le hemos dado una imagen”.   Pero quizá el tramo más delicado fue el financiero. La vieja Cotapa había dejado deudas con proveedores, tamberos y hasta con el personal. Eso cerró muchas puertas. “Al principio no fue fácil golpear las puertas y que nos vendan. Así que lo que generábamos, pagábamos. No teníamos básicamente crédito”, reconoció Strada. La estrategia fue austeridad más conducta: pagar al contado, no endeudarse, mostrar los balances al síndico y sostener la actividad.   Ese comportamiento fue revirtiendo la percepción del mercado. Russian recordó un episodio muy gráfico a Elonce: “Cuando arrancamos necesitábamos combustible. El proveedor quería venir y sacarlo de la cisterna porque la anterior gestión no había pagado. Y hoy llegamos al punto de que nos dice: ‘no tengo lugar, les llevo el combustible y después me lo pagan’. Eso en menos de tres años”, explicó sobre la confianza de sus proveedores.   Volver a las góndolas y conquistar a los más chicos   La marca ayudó. Cotapa no era una etiqueta desconocida que había que instalar: era una marca querida que debía volver a ganarse la confianza. “El cliente conocía los productos, eso fue positivo para nosotros”, dijo Strada. Pero había que completar la línea: primero leche en polvo, después incorporar frío, luego armar góndola, para recién ahí animarse a abrir un local. El camino fue paso a paso: -Primer local tercerizado con productos propios. -Un local facilitado por la Municipalidad, que les dio vidriera. -Otro en calle Salta. -Y finalmente el de Almafuerte, que hoy funciona a pleno.   “No nos va mal, teniendo en cuenta el contexto, porque hoy no hay mucho consumo, pero los locales van”, dijo Russian a Elonce. Y agregó algo que es también marketing social: recuperar la visita de las escuelas. “Yo fui cuando era chico a Cotapa y hoy me acuerdo. Entonces fue una decisión de volver a eso, tratar de que los chicos vayan, que se lleven algún producto”. La apuesta es clara: la gente grande ya conoce Cotapa, ahora hay que conquistar a los chicos.   14 provincias y una línea que cambió el mapa   Aun en condiciones restrictivas, la cooperativa logró algo que muchas pymes lácteas sueñan y no consiguen: vender fuera de la provincia. “Hoy estamos atendiendo como 14 provincias con lo que es la línea de larga vida”, aseguró Strada a Elonce. Ese salto fue posible porque en 2023 incorporaron una línea de Tetra Pak y lograron pagarla. “Gracias a eso podemos llegar a muchas provincias. No fue fácil, pero la logramos”, valoró.   La lectura es clara: si una planta recuperada, con máquinas viejas y sin crédito, pudo en menos de tres años volver a producir, recuperar proveedores y abastecer 14 provincias, la potencialidad de Cotapa una vez saneada y con nueva sede es enorme. Carlos Strada, Presidente de Cotapa y Fabián Russian, jefe de producción. Comprar la planta y mudarse al parque industrial   Hoy la prioridad está escrita con tinta gruesa: que la Justicia acepte la propuesta de compra. “Nuestro objetivo a corto plazo es lograr la compra de la quiebra, quedarnos con la fábrica, quedarnos tranquilos con eso”, afirmó Strada. La oferta que presentaron es a ocho años, “lo que pensamos que podemos lograrlo”, dijo al programa “Moviendo el Avispero” de Elonce Radio & Stream FM 98.7.   A partir de allí viene la segunda etapa: mudar la planta al parque industrial de Paraná. “Quedamos muy metidos en la ciudad, nuestro deseo es poder migrar”, explicó. No es un capricho: la ubicación actual limita el crecimiento, dificulta la logística y condiciona cualquier ampliación de capacidad.   El proyecto, que ya había esbozado la vieja Cotapa S.A., contempla una planta más moderna, con gas para secado y más espacio para sumar máquinas. “Tenemos bastante objetivos abiertos, pero el primero para lograr los otros es que la Justicia acepte nuestra propuesta”, insistió Strada. Una vez consolidada la propiedad, el horizonte se amplía: nuevos productos, mayor volumen, y salto a la exportación.   Cuando cierra una fábrica no queda solo la gente en la calle   Quizá la parte más contundente del testimonio de Strada sea la que habla de lo que significa que una fábrica cierre en una ciudad como Paraná: “Es triste cuando una empresa cierra sus puertas porque no es únicamente la gente que queda en la calle que trabaja en esa empresa, sino todo el ecosistema que vive de una fábrica: proveedores, clientes, un montón de gente vive de una fábrica”.   Esa frase explica por qué los trabajadores no se fueron a su casa cuando cortaron la luz. Explica por qué “molestaron” a los vecinos quemando cubiertas, por qué se quedaron a dormir para que no entraran a desguazar y por qué hoy, tres años después, siguen priorizando inversión sobre ingresos. La cooperativa no es solo una forma jurídica: es una decisión de sostener un entramado productivo.   Orgullo, camiseta y reconocimiento   Russian lo dijo con una sinceridad que pocas veces se vuelca en las actas: “Uno siente orgullo… uno pelea por la camiseta porque yo la llevo puesta hace años”. Y agregó algo más profundo: “Ha costado mucho que la gente tome conciencia de que hoy por hoy somos dueños de una empresa y todavía no han caído en que ya no son más empleados”.   Esa transición cultural —de empleado a asociado, de tarea rutinaria a tarea múltiple, de esperar órdenes a ir a la Justicia— es también parte de la recuperación. Y el reconocimiento externo, como el que expresaron en el programa “Moviendo el Avispero” de Elonce Radio & Stream FM 98.7, ayuda a reafirmarla.   Un presente promisorio   Cotapa está hoy muy lejos de aquella jornada sin luz. Tiene tres locales de venta al público y proyecta abrir otro en San Agustín en diciembre. Recuperó proveedores que antes no le querían vender. Le pagan después de entregar. Vuelve a estar en góndolas. Recibe escuelas. Vende en 14 provincias. Y, sobre todo, mantiene las fuentes de trabajo que estuvieron al borde del abismo. El camino que se trazaron es claro:   -Comprar la planta. -Consolidar la marca. -Migrar al parque industrial. -Ampliar capacidad y productos. -Salir a exportar.   Todo eso, con una premisa que Strada repitió: “Que Cotapa no desaparezca.” Esa es la frase clave, la que explica el pasado de lucha, el presente de crecimiento y el futuro que imaginan. MOVIENDO EL AVISPERO - ELONCE Radio & Stream FM 98.7 - 30/10/2025

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